Siento cómo las gotas de agua caen por mi rostro a medida que abro los ojos y veo mi reflejo en el espejo. Tomo la toalla que tengo a un lado y hundo la cara en ella secandola. Después, giro la perilla de la puerta y salgo del baño.
Se preguntarán qué ha pasado en estos últimos días después del inolvidable suceso que protagonicé en la fiesta del sábado. Pues bien, les contaré, todo ha seguido su curso habitual, aunque me siento un poco incómoda cada vez que me encuentro con Magnus. Siempre trato de evitarlo y él hace lo mismo. Sin embargo, no pierde la oportunidad de humillarme cuando se le presenta. Afortunadamente, solo conviví con él durante tres días después de ese suceso, ya que tuvo que viajar a Italia por asuntos de la empresa.
Sinceramente, le agradezco a Dios por eso, en esta última semana he recuperando toda la paz que tenía antes de que él volviera aparecer, antes de que sus ojos grises se posaran en mí, antes de que regresara.
A pesar de que ha pasado un tiempo, sigo reflexionando sobre lo que sucedió esa noche. El recuerdo del sabor de sus labios y la forma en que me tomaba. Quién hubiera pensado que aquel chico de cabello oscuro y ojos felinos, que en mi infancia no sabía si amar u odiar, años más tarde estaría drenando mis labios con su sabor. Cada vez que pienso en él, mi corazón se acelera, mi mente se llena de dudas y emociones encontradas. Pero, a pesar de todo, trato de mantener la calma y olvidar todo lo sucedido.
Magnus es un idiota que solo piensa en si mismo y no merece que gaste un minuto de mi tiempo teniéndolo en mis pensamientos. Después de todo, ese beso quedó ahí, solamente en aquellas paredes.
Una vez que llego al cuarto de servicio dejo el delantal en uno de los percheros que están colgados de la pared y tomo mi bolsa. Cierro los ojos soltado un suspiro para desvíar mis pensamientos en otra dirección a medida que me adentro en la cocina.
-¿Ya terminaste tú turno?-Carly se dirige hacia mí.
-Sí. Gracias a Dios.-afirmo.
-Que suertuda eres, yo tengo que hacer horas extras.
-¿Porqué?.
Ella encoje los hombros.
-El alquiler de la casa no se va a pagar solo. Además, necesito comprarle más medicamentos a mi padre, a empeorando.
Un atisbo de preocupación se aloja en mi pecho al escucharla.
-¿Alfonso, está bien?-pregunto por su padre y una lijera expresión de tristeza se asoma en su rostro.
-La quimioterapia lo tiene demasiado débil.-menciona.
-Sabes que puedes contar conmigo siempre que lo necesites.- le froto uno de sus brazos alentándola.
-Claro- me dedico a una sonrisa triste.
Carly es una chica realmente extraordinaria, su personalidad divertida, graciosa y a veces un tanto loca no pasa desapercibida. Su melena corta y castaña resalta su belleza, al igual que sus ojos marrones que destacan sus rasgos faciales perfectamente. Con labios gruesos, nariz fina y pestañas largas, complementa su cuerpo bien proporcionado y unas curvas envidiables a pesar de su estatura un poco menor a la mía.
Lamento mucho lo que está atravesando en estos momentos, la noticia del cáncer de pulmón de su padre hace dos años ha sido un duro golpe para ella. Afortunadamente, cuenta con el apoyo incondicional de su hermana Alva y su sobrino Alan, quienes la acompañan y ayudan en todo momento a pesar de que no viven en la misma casa siempre están al pendiente del señor Alfonso.
-¡Oye, Carly! ¿Qué haces ahí parada? La orden no se va a servir sola-expresa Ryan desde el otro extremo de la cocina.
-Cómo usted diga, señor. -menciona Carly para molestarlo y acto seguido me susurra "Luego nos vemos" antes de irse.
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Insomnio: El deseo de tenerte.
RomanceÉl: Magnus Rabell. La persona más egoísta, egocéntrica y estúpida que he conocido en mi vida. El mismo chico que me atormentaba cuando era pequeña y ahora ha vuelto. Ha vuelto para destruirme y hacer que mi cuerpo se rompa en mil fragmentos debido a...