Capítulo 10

165 37 8
                                    

-Según recuerdo, no tienes ningún asunto pendiente en la empresa -lo cuestiona Ierek sin apartar la mirada de él.

Una sonrisa descarada se dibuja en el rostro de Magnus antes de responder...

-No son asuntos de la empresa, hermanito -explica-. Pero a pesar de haber estado fuera, parece que no te alegra que volviera.

-Sí, claro -expresa Ierek en tono sarcástico y completamente serio-. Estoy tan feliz que la alegría no me cabe en el cuerpo, ¿no se nota?.

No pude evitar soltar una risa ronca ante la actuación tan fingida de él. Mis labios se curvan en una sonrisa y llevo una mano a mi boca intentando contenerme, aunque es inútil porque ya había captado la atención de ambos.

-Por cierto, ¿qué estaban haciendo los dos? -justo cuando voy a explicar, Ierek toma la palabra.

-Traje a Hayla a casa -menciona con voz firme y rígida.

Las facciones de Magnus se tensan y la expresión divertida en su rostro desaparece, siendo reemplazada por su habitual expresión de enojo, cruzándose de brazos.

-No sabía que el jefe se dedica a llevar y traer a sus empleados como si fuera un chofer -y ahí está el Magnus de siempre, el que no puede pasar un minuto de su existencia sin lanzar veneno.

-No tengo por qué justificarte mis acciones, Magnus. Soy el mayor, ¿recuerdas? Si quiero actuar como un simple chófer, lo soy y punto. -dijo Ierek con firmeza, notando cómo su hermano se contraían mientras mantenía la compostura. -Además, solo estaba haciendo un favor a Hayla, es amiga de Ari, no lo olvides.

-Pará mí, simplemente es una empleada más.-no puedo evitar verlo con furia al escucharlo decir eso <pues, eso no lo pensaste cuando me besaste> ¡Cabrón!-Tenemos distintas maneras de pensar, hermano.-concluye.

-Eso tenlo por seguro-agregar Ierek.

Los ojos de Magnus vuelven a posarse en mi y le presta una mayor atención a lo que llevo puesto.

-Bonito traje-dice en un tono seco pero a la misma vez malicioso-Aún recuerdo el día que se lo regalé a Ierek, no me quedaba muy bien, así que se lo di a mi hermano.

Mis ojos se abren a modo de sorpresa  ante su comentario, llevar una prenda de Ierek que le regaló Magnus es algo que no me agrada.

-Creo que sería mejor que me retire-propongo ya que necesito salir de ésta situación.

-Pienso lo mismo-expresa Ierek sin darle tiempo a Magnus para decir algo-Puedes irte, Hayla.

Antes de que puedan decir algo, salgo corriendo de la sala como una flecha, procesando todo lo que ha ocurrido en los últimos minutos. ¡Dios mío! ¿Pero qué fue todo eso? Tan bien que había empezado mi día y lo terminé de la peor manera. Suelto el aire que tengo estancado en mis pulmones mientras asimilo el hecho de que Magnus ha vuelto y tendré que lidiar con él nuevamente.

Una vez en mi habitación, me despojo de la ropa húmeda y del único zapato que aún llevo puesto. Rápidamente, entro al baño y reparo mi imagen desnuda reflejada en el espejo; mi cabello aún está un poco mojado y desaliñado.

Me adentro en la ducha y abro el grifo, sintiendo cómo el agua caliente recorre todo mi cuerpo. Está a la temperatura perfecta, excelente para disfrutar de un baño exquisito. Paso el jabón por toda mi piel, dejando que el aroma a naranja se impregne en ella...

Después de bañarme, me pongo unos pantalones anchos de color mostaza y un top blanco, perfectos para dormir. Uso la secadora de cabello para que mi pelo esté lo menos húmedo posible. Me siento en la cama y trato de estudiar un poco sin salir de mi habitación <ya bastante he tenido por hoy>. Horas más tarde, la noche llega y el sueño me vence. Me acomodo en la cama, apago las luces y caigo rendida.

Insomnio: El deseo de tenerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora