Capítulo 12

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Después de hablar con Ari, nos dirigimos a la terraza, donde se encontraban Chloe, Elien y Maia. El lugar era enorme. Había una piscina, iluminada por luces rojas, verdes y azules en su interior que cambiaban constantemente. Sofás, mesas redondas y un área para bailar rodeaban ésta dando un ambiente más entretenido. La música retumbaba en las bocinas, mientras la gente se mezclaba, charlaba, bailaba y se bañaban en la alberca.

Varios nadaban, otros se besaban, y algunos se tiraban a la piscina haciendo salpicar el agua. En la pista de baile, la gente se movía al ritmo de la música, y habían dos mesas que se encontraban repletas de bebidas y comida cómo en el interior de la casa. Todos estaban inmersos en su propio mundo, sin prestar mucha atención a lo que sucedía a su alrededor.

-¡Una ronda de chupitos, chicas!- exclamó Maia, llegando a nuestra mesa con cinco vasos de cristal pequeños.

Tomé el mío, pero antes de beberlo...

Mis ojos se encontraron con algo que me dejó helada. Era Magnus Rabell, tan imponente como una roca pulida. Mis labios se secaron de repente. ¿Por qué rayos me lo encontraba en todos lados?

Está sentado en uno de los sofás junto a una chica cuya cara no puedo ver, ya que me daba la espalda. Paso mis ojos por todo su cuerpo, que hace sangrar mis ojos de lo sexy que se ve. La camiseta blanca que se ciñe a su cuerpo deja al descubierto sus bíceps jodidamente esculpidos. Lleva los tres primeros botones de la camiseta sin abrochar, volviéndolo más suculento, al dejar visibles su pecho. Sus ojos se desvían de la chica; dejo de respirar cuando el gris intenso de estos me carcome la piel. A pesar de que me ha pillado observándolo, no le aparto la mirada, sintiendo cómo mis pupilas arden. Una ligera sonrisa se dibuja en su rostro y luego levanta el vaso que tiene en la mano a modo de saludo. Yo le hago el mismo gesto; si cree que va a jugar conmigo sin que yo dé pelea, está muy equivocado. Lleva el recipiente a sus labios y toma un sorbo. Repito la acción de mi contrincante, ignorando el amargo de la bebida y sonriendo con satisfacción.

Su atención vuelve a la joven, diciéndole algo mientras ella asiente. Luego de eso, él se inclina hacia delante para decirle algo al oído y termina chupando el lóbulo de su oreja. Trago grueso al presenciar esa acción y cierro un poco las piernas al sentir un leve cosquilleo que recorre mi entrepierna. No aparta sus ojos de los míos; le da un leve estirón agarrándolo con sus dientes, empieza a bajar, besándola y mordisqueando su cuello. Me remuevo un poco incómoda en mi asiento, pero aun así no aparto la mirada; él tampoco lo hace. Empieza a tocarle los senos, con una mano se aferra a su nuca y estalla su boca contra la de ella. El calor de mis mejillas aumenta cuando, a pesar de todo, no aparta la vista de mí. La besa, la devora, se la come como un león hambriento, pero todo eso sin apartar sus ojos de los míos. ¡Madre mía, qué calor!

¡Deja de mirar! ¡Deja de mirar! ¡Deja de mirar!... repite mi conciencia una y otra vez, pero no puedo. Al fin se apartan, susurran algo entre ellos, se levantan del sofá y siguen un camino que los lleva hacia el interior de la casa. Seguramente van a terminar lo que han empezado.

***

Los minutos transcurrieron y me encuentraba en la mesa del buffet. <<Debo admitir que he ingerido más comida que alcohol>>. Chloe y Elian decidieron ir al baño, Ariana fue a buscar a Luciano y Maia estaba en la pista bailando con un joven. Así que opté por asaltar la mesa buffet. <<Siempre de tragona>>.

Tomé una de las fresas que reposaba sobre un recipiente en la mesa y me la llevé a la boca dándole un mordisco.

-Saben mejor con chocolate -murmuraron en mi oído, y rápidamente me aparté.

Magnus apareció en mi campo de visión, quedando frente a mí. No lo había visto más en toda la noche. Tomó una de las fresas del tazón y se la llevó a los labios, degustándola. Pasó la lengua por éstos y tuve que respirar hondo, ignorando las sensaciones que esa acción causaba en mí.

Insomnio: El deseo de tenerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora