Leah
—Vamos... —camino por la habitación con Matt en mis brazos. Moviéndolos suavemente para intentar que deje de llorar.
Por dios, ¿cómo puede ser tan difícil? Llevo ya veinte minutos dando vueltas por la casa.
De pronto la puerta de la habitación se abre lentamente y Kiara aparece delante mío, con una sonrisa de disculpas. Mientras comíamos se ha tenido que ir de golpe por una emergencia de trabajo y me ha dejado con Matt.
—¿Te lo está poniendo difícil? —pregunta en un susurro, procurando no alterarlo, aunque ya lo está.
—Demasiado... tener un bebé es agotador.
Ella ríe.
—Ya me encargo yo, no te preocupes —lo dejo con cuidado en sus brazos y de pronto deja de llorar. Esto tiene que ser una broma. Frunzo el ceño con indignación.
Kiara vuelve a reír.
—Solo tiene tres meses, cuando sea mayor te va a querer mucho —lo defiende.
—Me consuela saber que con Arthur también llora —me encojo de hombros, sonriendo.
Ella suelta una carcajada.
—¡Mami! —de repente, Aurora aparece corriendo en la habitación para abrazar la pierna de su madre.
—Hola, pequeña —Kiara acaricia su pelo cariñosamente.
—Tengo hambre...
—Cuando Matt esté dormido haré la comida.
—No te preocupes —hablo yo —, puedo encargarme de la comida.
—¡Sí! —Aurora da pequeños saltos mientras se separa de su madre para ahora abrazarme a mí.
—¿No vas a quemar nada...?
A estas alturas, Kiara y Arthur ya son conscientes del peligro que soy en la cocina.
—Vamos, Ki, solo son... ¿qué? ¿Unos macarrones? Es fácil —me encojo de hombros, esforzándome lo máximo para parecer completamente segura de mí misma.
La verdad es que incluso unos macarrones pueden salirme mal.
Durante unos segundos lo considera, hasta que finalmente suelta un suspiro, cediendo.
—Mientras no quemes nada...
—Nada de nada —niego con la cabeza.
—¡Bien! —Aurora aplaude. Y sin dejar que diga nada más, su pequeña mano agarra la mía y tira de mí para dirigirnos a la cocina.
Hace ya cinco meses que conocemos a la familia de Arthur, y son una familia encantadora. Kiara nos recibió con los brazos abiertos y sus hijas nos cogieron cariño en tan solo dos días. Desde entonces, no ha habido ni una semana en la que no nos hayamos visto. Siento... supongo que siento que ya formamos parte de la familia. Y estoy bastante segura de que Arthur, Kiara y sus hijas también lo sienten así.
Kiara y yo hemos congeniado realmente bien, tanto que incluso me invita a casa cuando Arthur o las niñas no están. Constantemente vamos al centro comercial, la acompaño a recoger a Aurora y Diana del colegio, quedamos para comer... Le he llegado a contar absolutamente todo sobre mi vida. De cierta forma, Kiara es... como una madre para mí.
—¿Qué vamos a comer? —pregunta Alex desde el sofá.
—Macarrones.
—Que rico —murmura, volviéndose a dar la vuelta para seguir mirando la televisión. Aurora suelta mi mano y corre hacia él para sentarse encima suyo.
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Entre nosotros dos | SEGUNDO LIBRO
Roman d'amourSEGUNDO LIBRO. Leah vuelve a Nueva York después de un año fuera de casa. Ha cambiado, todo ha cambiado. Ella ya no es la misma y sin duda, la gente que la rodea tampoco. Quiere rehacer su vida y empezar desde cero. Pero... ¿qué pasará cuando se re...