El Amuleto.

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Aquella noche Zoe junto a sus padres fueron a dejar a Mimi a su casa, una vez que ella entró, miró a sus padres y sólo sonrió.

- ¿Me podrían esperar un momento? Necesito hablar con Yamato-san.

- ¿Estás segura? Dijiste que terminaste con él. -Dijo el padre de Zoe.-

- Lo sé, pero le debo una.

Así la rubia se dirigió hasta la casa de Yamato, golpeando suavemente la puerta y para su suerte fue él mismo quién abrió, quedando impresionado.

- ¿Qué haces aquí?

- Vine a dejar a Mimi-san, estaba asustada porque una vidente le dijo que estaba por pasar algo horrible y no te niego que a mí también me dio miedo. -Confesó Zoe un tanto preocupada.-

- Te invitaría a pasar, pero no quiero que mis padres escuchen cosas sobre Mimi-san o me harán miles de preguntas. -Confesó Yamato quién salía de casa y cerraba la puerta.-

- Mis padres están en el auto esperándome, sólo venía a decirte que Mimi-san necesita apoyo, contención, piensan que todos la juzgan por lo que hizo, que sus propios amigos la miran raro y que no sabe con quién hablar. -Confesó Zoe quién comenzaba a quebrarse.- Ella me abrazó a mí y lloró conmigo, me dolió verla de esa forma...Que confiara en decirme todo a mí, siendo que fui la causante de todo.

- ¿Te abrazó? ¿Es enserio? -Cuestionó un impresionado Yamato, quién le dolía escuchar que la pelirosada estuviese mal y que pensara esas cosas.- He tratado de acercarme hablar con ella, pero con Koichi-san no se puede y Takeru me dijo que no sabe que palabras usar para apoyarla, yo creo que las chicas van por lo mismo.

- Sí, pero eso me hizo venir aquí. -Suspiró Zoe.- Necesitas hablar con ella, aprovecha que Koichi-san no estará en días, ella necesita contención y de sus cercanos. -Confesó Zoe.- La vidente dijo que tú tenías un amuleto, pero esa mujer la dejó muy asustada y creo que es la misma que habló contigo.

- Esa señora sabe algo y mañana intentaré hablar con ella, le pediré ayuda a mis padres. -Confesó Yamato preocupado.- Zoe, gracias por avisarme y por contenerla.

- Es lo único que puedo hacer por ella, ya debo irme o mis padres se van a enojar.

- Nos vemos, muchas gracias.

AL SIGUIENTE DÍA.

Mimi se sentía muy agotada, tanto que le costaba levantarse y cuando lo intentaba, volvía a dormir. Su agotamiento era tan grande, que ella no sentía fuerza para nada y aquello preocupaba a los padres de Mimi, porque pensaban que podría estar enfermando.

El timbre de la casa de los Tachikawa sonaba, eran Hikari y Sora quiénes iban en búsqueda de Mimi, pero al no notarla en la sala, les pareció muy raro.

- Chicas, mi hermana está entrando en depresión, les digo ahora que mis padres están lejos, pero ella necesita ayuda. -Confesó Mime.-

- ¿Y dónde está ella? Se suponía que iríamos de compras. -Mencionó Hikari.- La hemos notado diferente, no sé cómo hablar con ella.

- Tendremos que encontrar un momento de que ella hable, no le hace bien guardarse todo. -Confesó Sora.-

- ¡Chicaaas! ¿Cómo están? -Cuestionó una emocionada madre de Mimi.-

- Muy bien, veníamos por Mimi-san, iremos a comprar las cosas para mi pijamada por mi cumpleaños. -Dijo una sonriente Sora.-

- Mi hija sigue durmiendo, me extraña porque lleva durmiendo demasiado. -Confesó Satoe.-

- N-Nosotras las iremos a despertar. -Mencionó Hikari.-

Así Mime, Sora y Hikari se dirigieron hasta la habitación de Mimi, quién sólo dormía abrazada de un peluche. Sora se acomodó a un lado de su cama y acarició con suavidad a Mimi.

Sueño contigo. (MIMATO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora