Capitulo 8.5

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Fran, liberado finalmente de las cadenas físicas y simbólicas que lo ataban, se encontraba en una habitación de conserjería. Observó a su alrededor, sus sentidos alerta, y avistó una caja de herramientas. Con decisión, la abrió y seleccionó unas pinzas.

Fran: (murmurando) Hora de liberarme de esta maldición.

Con cuidado, Fran se acercó al collar que durante tanto tiempo había simbolizado su sumisión. La cerradura cedió ante la destreza de las pinzas, liberando a Fran de su yugo electrónico.

Fran: (frotándose el cuello) La libertad nunca había sabido tan bien.

Un suspiro de alivio escapó de sus labios mientras se frotaba el cuello, sintiendo cómo la magia fluía de nuevo a través de sus venas. La capacidad de utilizar su magia era un recordatorio tangible de que la jaula que lo había contenido se estaba desmoronando.

Fran: (sonriendo) Ahora sí, es hora de recuperar lo que me pertenece.

Empacó las herramientas de nuevo en la caja, agradecido por su improvisada liberación. La sala de experimentos, con sus susurros y dolorosos recuerdos, quedó atrás mientras Fran se embarcaba en la búsqueda de sus pertenencias.

El edificio resonaba con la confusión y el caos, y Fran aprovechó cada distracción para avanzar. Se deslizó por pasillos oscuros, esquivando sombras que podrían delatar su fuga. Cada paso era una afirmación de su determinación de salir de aquel infierno y hacer que aquellos que lo habían sometido pagaran caro.

Voz en su cabeza: (advirtiendo) Fran, tu resistencia solo empeorará tu destino.

Fran: (desafiante) Tu destino es irrelevante para mí.

Las voces en su cabeza, una sinfonía discordante, ahora eran compañeras de su venganza.

Fran, moviéndose con agilidad y astucia, se aproximó a un cuarto donde habían guardado sus pertenencias. Su antigua vida, aunque distante, estaba al alcance de sus huesudas manos.

Guardia: (gritando) ¡Intruso en el ala sur!

Fran, sin perder tiempo, cerro la puerta y la bloqueo, dejando que las voces en su cabeza lo guiaran en su búsqueda de libertad y venganza.

Fran, envuelto en un aura de locura, se internó en la sala donde sus pertenencias esperaban. A medida que se preparaba, los golpes en la puerta aumentaron en intensidad. Fran, sin demora, notó la oportunidad de mostrar el poder que había acumulado en su encierro.

Fran: (sonriendo con locura) Es hora de hacerlos pagar.

Un destello en sus cuencas vacías precedió a la aparición de un Gaster Blaster. La puerta, sometida al poder desgarrador de Fran, explotó en astillas, llevándose consigo a quienes intentaban penetrarla.

Guardia: (gritando) ¡¿Qué demonios está pasando?!

La risa maníaca de Fran llenó la habitación mientras huesos surgían de la nada, cada uno apuntando con precisión mortal. La sala se convirtió en el escenario de una masacre coreografiada por la demencia de Fran.

Fran: (entre risas) Bienvenidos a mi pequeño infierno personal.

Los guardias, atónitos ante la exhibición de magia y locura, intentaron resistir. Sin embargo, estaban indefensos ante la furia desatada de Fran. Huesos perforaron el aire, Gaster Blasters despedazaron a los guardias, y la sala se teñía de rojo.

Guardia: (temblando) ¡Espera!

Fran, imperturbable, continuó su macabra danza. La magia fluyó a través de él como un río oscuro y caótico. Su determinación de venganza se manifestó en cada ataque, cada risa que reverberaba en la sala.

Lovedtale: Dust Fran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora