Capitulo 8

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El despertar de Fran en aquel lugar desconocido fue un torbellino de dolor y confusión. Las cadenas apretaban sus muñecas, y un frío collar de metal le oprimía el cuello como una cruel bienvenida a su nueva realidad.

Fran: (murmurando) ¿Dónde estoy atrapado ahora?

La puerta se abrió con un sonido chirriante, dando paso a un hombre con bata de laboratorio y un cigarrillo en la boca. La mirada indiferente del desconocido no hizo más que aumentar la ansiedad de Fran, quien no pudo evitar preguntar quién era.

Hombre: (con frialdad) Mi nombre no es relevante. Tú solo necesitas saber que ahora eres de mi propiedad y me obedeceras.

La habitación, un paisaje sombrío de grises y penumbras, era testigo de la nueva pesadilla de Fran.

Fran: (desafiante) ¿Y qué pasa si me niego?

Hombre: (sonriendo) Oh, eso es fácil.

De su bolsillo, extrajo un control y sin titubear, presionó un botón. Una descarga eléctrica recorrió el cuerpo de Fran, quien gritó de dolor. El desconocido observó con indiferencia, como si estuviera presenciando una rutina.

Hombre: (con calma) Eso será lo que suceda cada vez que desobedezcas.

Se retiró, dejando a Fran en su agonía. La promesa de regresar en unas horas colgó en el aire, haciendo que el tiempo transcurriera con una lentitud desesperante.

Fran, entre jadeos y suspiros de dolor, empezó a reflexionar sobre cómo había llegado a esta situación. ¿Cómo había pasado de ser el hijo de Sans y Frisk a convertirse en un títere en manos de un oscuro comprador?...... O claro.. Fue el mismo.

El dolor físico palidecía ante la angustia emocional. Sus pensamientos se enredaban en una maraña de recuerdos, anhelos perdidos y preguntas sin respuestas.

Fran: (susurrando para sí mismo) ¿Qué hice para merecer esto?

El frío de la habitación se mezclaba con la desolación de sus pensamientos. Fran, atrapado en la jaula de su propia desesperación, se preguntaba si alguna vez podría liberarse de esta pesadilla sin fin.

La puerta cerró con un estruendo, sumiendo la habitación en la penumbra mientras Fran, aún atormentado por el dolor, esperaba el próximo acto en esta tragedia que se desarrollaba sin piedad.

El tiempo transcurría lentamente en la celda fría y desolada. Fran, con las cadenas aún apretadas en sus muñecas, había intentado desesperadamente invocar su magia de esqueleto, pero algo en aquel lugar misterioso se lo impedía. Cada intento se encontraba con una barrera invisible que reflejaba su impotencia.

Fran: (murmurando) ¿Qué demonios está pasando aquí?

Sus pensamientos se tornaron hacia Lucy, la que había sido su amiga, su única conexión con la humanidad en este torbellino de caos. La imagen de su rostro, ahora traicionero, se imprimió en su mente.

Fran: (entre dientes) Lucy... la pagarás por esto.

Las maldiciones salieron de sus labios mientras juraba venganza en la oscuridad de su celda. Cada palabra era un eco de su rabia, una promesa silenciosa de que no descansaría hasta que aquellos que lo habían traicionado pagaran por sus acciones.

Fran: (con furia) No me detendré. No importa qué trucos tengan, no me detendrán.

El eco de sus palabras resonó en las paredes frías de su prisión. La determinación en sus ojos ardía como una llama en la penumbra, alimentada por la ira y el deseo de justicia.

Entre juramentos y susurros de rabia, Fran se encontró sumido en un torbellino de emociones conflictivas. La traición de Lucy había desgarrado el último hilo de confianza que le quedaba, dejándolo con una sed de venganza que ardía más fuerte que cualquier dolor físico que pudiera infligirle su captor.

Lovedtale: Dust Fran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora