⚠️Violencia psicológica⚠️

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—¡Malditasea T.N! ¡Todo es tu maldita culpa! ¡Por andar de zorra!— gritó sin mirarme a los ojos.

¿Soy yo la culpable de todo? ¿Soy yo? Pequeñas gotas cayeron de mis ojos, me dolía tanto el corazón, se hacia trizas en un instante. "Mi culpa". "Mi culpa". "Mi culpa" me repetia una y otra vez.

No llores T.N, no llores porfavor. No lo hagas. Me decía una y otra vez mientras caminaba a su lado. Traté de tomar su mano, pero el la quito. Sin importarle mis sentimientos.

—No estoy de humor para tus ridiculeces T.N— hablo claro, sin mirarme.

—¿Ridiculeces?— bufé.

Soy yo la ridula ¿no es así? Lo soy por rogarle que me ame, que me presté atención. Todo es mi culpa. Miré abajo sin poder detener las lágrimas que caían de mis ojos. No pude soportar más este dolor. Soy yo la culpable ¿no es así? Soy una idiota.

Camino sin notar que ya no iba a su lado, creí que se regresaría por mí. Que le importaría pero no fue así. Se alejo tanto que era imposible verlo. Mis piernas fallaron, mi cuerpo cayó al suelo de rodillas. "Cálmate T.N". No es la primera vez que hace esto. Tienes que ser fuerte, tienes que hacerlo, deja de llorar de una maldita vez T.N, hazlo porfavor. Me decía entré lágrimas.

No se que hacer, en este momento solo puedo limpiar mis lágrimas que caen. No puedo parar el dolor que siento. Levante T.N, me gritaba pero no podía.

Lo amo tanto que cada palabra me destruye.

Tenía la esperanza que me estuviera esperando en el estacionamiento, hoy era un día importante, deseaba con todo mi ser verlo ahí, esperándome, pero cada ilusión se rompe con tanta facilidad.

Ya no estaba ni él ni el auto. Me abandono sin pensarlo. ¿Qué hice mal? ¿Qué hice mal? Pregunté mirando al cielo. ¡¿Por qué a mí?! ¡¿Por qué?!

—Contéstame— grite, esperando una respuesta. —¡Contéstame Dios si es que existes!— grite, mientras mis lágrimas fluían sin parar. Mi maquillaje se arruinó. Me veo fatal, me siento terriblemente mal. ¿Qué voy hacer ahora? Me preguntaba.

Caminé a la salida, tomaría un taxi, o lo primero que pasará, quería desaparecer, creer que esto nunca pasó, que solo era un sueño, no, una pesadilla, que nada era real, nada.

Suspiré fuerte y mire al cielo nuevamente, caminé hacia la enorme avenida sin pensarlo dos veces, solo quería dejar de sufrir.

—¡Detente T.N!— escuche un gritó mientras alguien sujetaba mi brazo, obligando a mi cuerpo a girar hacia él.

—¡¿Estás loca?!— gritó mientras me miraba.

Por favor que sea Min Yoongi, por favor Dios que sea él, que sea Min Yoongi el que me salvo por favor Dios. Supliqué.

Alcé la mirada viendo a la persona que me salvo de las garras de la muerte.

—Jungkook— lo miré mientras limpiaba mis lágrimas.

—¿Qué estabas a punto de hacer? ¿Estás loca? Esa no es la manera de solucionar las cosas T.N—

—Ya lo sé, pero ya no sabía que hacer— confesé.

—¿Qué te pasó? ¿Por qué estas así? ¿Y tú novio?—

Mi novio Mi novio, ¿donde está?

—¿Terminaron?— preguntó con cautela.

—No— suserre, mientras miraba su agarré.

—¿Entonces? ¿Qué pasó?—

—Es una larga historia que no quiero contar—.

—¿Te lastimo tanto para que no pares de llorar?— preguntó suavemente.

—¿Me lastimo? ¿Eso hizo?—

No es la primera vez que me trata así pero no seria la última.

—¿Qué tienes T.N?—preguntó.

No podía contestar, ni yo sabía lo que tenía, ¿Qué me sucede? Me pregunté.

—¿Te llevo a tu casa?— preguntó.

—¿Mi casa? ¿Mi casa?— No quiero verlo pero no tengo opción.

—Sí— suserre.

No sabía lo que hacía, ¿estoy haciendo lo correcto? No quiero volver pero es lo que estoy haciendo.

El camino a casa pareció tan corto, o era solo ¿que no quería llegar?

—Llegamos— me miró fijamente, esperaba mi respuesta, queria saber si estaba bien, si no estaba en problemas. Pero no podía decirle lo que sucedía en casa. La respuesta que esperaba nunca llegó.

—Gracias por traerme— me despedí.

Caminé al edificio, no quería llegar nunca al departamento, no quería verlo. No quiero escuchar sus excusas. Ya no quiero. Subí por las escaleras, quería tardarme el mayor tiempo que pudiera. No quiero llegar me repedia una y otra vez, subía cada piso con tanta lentitud y dolor. No quiero llegar, no quiero hacerlo. Mis manos me sudaban, mi vista era borrosa mientras más me acercaba al departamento.

Ya estoy aquí, pensé. Me detuve enfrente de la puerta. Ya estoy aquí, repetí nuevamente. Tenía miedo, tanto miedo. No quiero entrar. No quiero.

—Malditasea T.N ya entra. ¿Qué mierda haces ahí parada?— gritó desde adentro del departamento.

Mi corazón se detuvo un momento ante sus palabras. Suspiré y entré.

—¿Dónde mierda estabas?— preguntó con un tono de voz tan frío.

—¿Te importa?— pregunté. ¿Por qué me pregunta? Si él me abandono ahí, el sabe donde estuve.

—¿Tú que crees?— me miró fijamente.
¿Ahora si me mira?

—No quiero hablar contigo— Caminé a la recamara pero el me detuvo. —¿Qué mierda quieres Min Yoongi?—

—¿Min Yoongi?—

—Si, Min Yoongi—

—¡¿Donde estabas?!— preguntó nuevamente.

—Ya sabes—

—¿Donde estabas?— preguntó nuevamente.

—Ya sabes o ¿eres pendejo?— No no, ¿Qué dije?

—¿Cómo me llamaste?— sujeto con más fuerza mi brazo, el cual comenzó a doler.

—Me lastimas Min Yoongi—

—¿Dónde estabas?— apretó con más fuerza mi brazo. —¿Dónde?—

—En el centro comercial—

—En el centro comercial ¿te quedaste?—

—Sí— dije con dolor.

—Eres una maldita zorra ¿no es así? Te quedaste a coger con el mugroso empleo ¿no es así T.N?—

—Y si me lo cogi, ¿a ti qué?— pregunté llena de valor.

Solo pude sentír mi mejilla arder, mi nariz y labio sangrar.

—Me pegaste— reclamé con lagrimas en los ojos.

—Si ¿y qué?—

—¡Me pegaste Min Yoongi!—grite.

—¡Controla tu maldito tone de voz T.N!— gritó.

Un miedo intenso se adueñó de mi ser, mis lágrimas comenzaron a caer, mi cuerpo temblaba tante esta persona totalmente desconocida, ya no era Min Yoongi, el chico que conocía.

—Sueltame por favor— supliqué.
Pero no escucho mis palabras, beso mis labios con fuerza, mordiendo cada parte de ellos.

—Sueltame Min Yoongi por favor—
No quería besarlo, no quería tener sexo con él.

—Por favor Min Yoongi— supliqué pero se negaba a escuchar mis palabras, solo besaba y mordía mi cuello, traté de separarlo pero él me tomó con más fuerza, llevándome a la recamara.

Tomó mi cuerpo y lo aventó a la cama, subiendo su cuerpo al mío, sin dejar de besarme.

—Sueltame. No quiero hacerlo—




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