Vida por vida

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"Tengo que dejarla ir". "Tengo que hacerlo" ¿Por qué es tan difícil olvidar? ¿Por qué?

-Quiero hacerlo, quiero aferrarme a ti, Min Yoongi- recordaba aquellas palabras que no desaparecían de mí mente.

Aquellas palabras eran todo lo que quería escuchar, quería aferrarme a ella, con la misma desesperación que ella, incluso hasta más.

Quería regresar corriendo a sus brazos, pero seguiría siendo la misma porquería de persona que soy.

No soy capaz de vivir sin ella, ya lo he dicho un millón de veces. Pero la persona que soy ahora no es la persona que T.N merece. Quiero cambiar, convertirme en el hombre que ella merece y regresar por ella. Donde jamás la dejaría ir de nuevo. Necesito cambiar y dejar todo lo malo de mi vida.

-Min Yoongi, levante, ve a comer- dijo Tae-hyung. Uno de mis compañeros y amigos.

-Déjame Tae-hyung, no quiero nada, no quiero nada-, un nudo en mi garganta apareció. Quería cambiar, pero estar sin ella, derrumbó mi mundo.

Comer, dormir, y las actividades comunes, todo me recordaba a ella. Me había acostumbrado a estar a su lado incluso en los momentos más comunes e insignificantes del día.

-Tienes que seguir- dijo nuevamente Tae-hyung.

-No quiero, no quiero, yo solo la quiero a ella, no debí dejarla, es todo lo que tengo, es todo lo que tengo- admití con dolor en el corazón.

No debí dejarla, no debí hacerlo. ¿Por qué es tan difícil seguir sin ti? ¿Sentirás lo mismo que yo? ¿O ya me olvidaste? ¿Sigues sonriendo de la misma manera en la que lo hacías conmigo? ¿Ya no me amas?

-Hay un trabajo para Agust d- hablo Tae-hyung nuevamente, y lo miré fijó.

-No estoy de humor para trabajar-

-Despejará tu mente- me miró fijó y continuó. -Solo tú puedes cumplir con esto, eres el mejor de nosotros Min Yoongi-

¿El mejor de ustedes? ¿Pero a que costo?

-Ahh- suspiré. -Esta bien, dame el perfil del objetivo-.

-¿Qué ves?- le pregunte al reflejo del espejo.

Mi mirada era vacía, me sentía incompleto.

-Ahh- suspiré. -Es hora- acomode la camisa negra ajustada, miré mis pantalones ajustados del mismo color, acompañados de unos zapatos de vestir. Acomode mi cabello, lo peine hacia atrás. Tomé el maquillaje y comencé a crear la cicatriz de mi ojo derecho, la característica principal de Agust d. Hice mis ojos más rasgados y feroces.

Tomé a mi fiel compañera, completamente cargada y lista para trabajar.

-Es hora de trabajar- di media sonrisa algo psicópata.

Llege al recinto donde se encuentra la desgracia del país.

Soy un asesino a sueldo. Soy un asesino a sueldo. Me recordé nuevamente.

Quiero creer que al asesinar a las personas más desgraciadas del país, ayudo a limpiar el mundo para que mis seres queridos sean libres y vivan felices sin importar el costó. ¿Será qué me engaño a mi mismo?

-Hola- mostré una sonrisa que por tanto tiempo ensaye. Una sonrisa con un toque de psicópata.

-¿Quién eres?- preguntaron los que resguardaban a la puerta de entrada.

-¿Cuántos son de ustedes?- pregunté.

-¿Quién eres?- volvieron a preguntar con un tono más agresivo.

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