¿Calma antes de la tormenta?

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Hoy todo es diferente, su actitud cambió drasticamente para bien.

Lo miraba fijamente, me sentía completa, era hermoso. Miré fijamente su mano, la cuál sostenía una copa de vino. Me dedicó una pequeña sonrisa. Hoy todo se sentía tan diferente. Estaba muy feliz. Y una imensas ganas de molestarlo, aparecieron en mí.

Tomé una almohada de la cama, miré a mi objetivo y la lancé con fuerza, esta dio en el blanco.

-¿Qué haces?- preguntó con una sonrisa.

Sonreí y tomé otra almohada y la volví a lanzar, nuevamente dio en el blanco.

-Muy infantil tú juego-

Quería reír pero no lo hice, tomé otra almohada y la lancé pero esta fue detenida.

-No comiences una guerra que no podras ganar-, sonrió.

-Lo sé pero es divertido-.

Tomé otra almohada y la lancé con más fuerza, esta golpeó su brazo, dejando caer el vino sobre él.

-Perdón- suserre.

-¿Por qué?- hablo con calma. Me miró y me dedico una hermosa sonrisa. Desabrocho su camisa y la aparto de su cuerpo. Me encanta este chico, tengo que admitir.

-Oh- me miró. -Pervertida- tapó su cuerpo con la camisa.

-¿Pervertida?- lo miré nuevamente.

-Sí, pervertida, me estas comiendo con la mirada, solo quieres mi cuerpo-dijo indignado, cubriendo su cuerpo.

No te rías T.N. No te rías.

Alcé una ceja e hice pucheros.

-¿Yo una pervertida?-

-Si, tú-

Tomé otra almohada y la lancé nuevamente, esta golpeó su rostro. Me reí sin poder evitarlo.

-Muy gracioso ¿no T.N?-

-Lo es- admití.

Tomé la última almohada dispuesta a lanzarla pero mi cuerpo fue detenido. Tomó mi pie y comenzó a hacer cosquillas en las plantas de mis pies, mientras trataba de quitar de mis brazos la última almohada.

-Jajaja, esto no se vale- me retorcía de la risa. -Es trampa-

-Lo es-

Sus cosquillas alternavan mis costillas y las plantas de mis pies.

-Detente-, mi cuerpo explotaría de tantas cosquillas.

-Lo haré, hasta que sueltes la almohada-

-Jajaja, jamás-

-Esta bien- sonrió.

Sus cosquillas aumentaron, mis brazos comenzaron a fallar, ya no tenía fuerza, dejé de aferrarme a la almohada. Esta la aparto de mi cuerpo y la dejo junto a las demás.

-Eso no se vale- me quejé.

-Claro que sí- dijo con una sonrisa.

Mi pecho subía y bajaba tratando de a nivelar mi respiración.

-Juegas sucio- hice pucheros.

-Jajaja- lo miré. -Te dije que no ganarías-

-¿Por qué no ganaría?-

-Porqué no conoces la fuerza de tu oponente y de lo que sería capaz de hacer con tal de ganar-

-Tienes razón- me acerqué a él. -Pero yo también se jugar sucio- apreté su entrepierna, este dejo escapar un pequeño gruñido. Corrí lo más rápido que pude para llegar a las demás almohadas. Pero su brazo tomó mi cintura, impidiendome llegar.

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