•|Fallen Into A Trap|•

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— ¿Siquiera sabes a dónde vamos, Pyeon?

Ya habíamos avanzado regular, pero realmente andaba perdida.

La última despedida con Hyun-Soo había llenado toda mi cabeza y de verdad no había tenido nada más que eso en mi cerebro durante la última hora.

— Bueno, muchachos. Tengo una mala y una buena noticia.

— Decime la mala primero.

— Estamos perdidos— Mi tono inocente solo exasperó a los dos hombres que tenía en frente mío.

— ¡Pero por la concha de tu hermana, lo decís tan tranquila!

— Bueno, ya nos perdimos. ¿Qué puedo hacer? ¿Desperdernos?

— Si Young-Hoo no te cuelga, nomás es porque no puede, T/n, no porque no quiera.

— Cállate, Park. Estoy pensando.

— No es tan difícil, Pyeon. Solo ve a terreno alto.

— Ah, pues, que piola eh. La mejor ide-— Mi oración quedó en el aire en el momento en que escuchamos un crujido cerca de nosotros. Por un momento, el pensamiento de que quizás Hyun-Soo había decidido seguirnos y acompañarme, inundó mi mente. 

Eso hasta que escuchamos no solo un crujido, si no un montón de pasos.

— Mierda. Creo que nos encontraron. 

— Muévanse, idiotas.

Los tres, empezamos la huida. 

La distancia que mas o menos podía calcular que nos separaba de quienes asumíamos eran nuestros antiguos compañeros, era de 20 metros. O quizás 25 a lo mucho. Aunque no podíamos asegurar al cien por ciento que sean ellos, tampoco pensábamos quedarnos para corroborar eso. 

— Corre, Kim— A pesar de todo, Young-Hoo aún no estaba del todo recuperado luego de la travesía que se lanzó solo para avisarnos de lo que ocurría. Si nos quedábamos por él, todo estaría perdido.

— No va a resistir mucho, Pyeon— La agitada voz de Chan-Young me hizo darme cuenta de la gravedad del asunto. 

Ellos no eran como yo. No podía exigirles mucho cuando sus cuerpos no lo tolerarían. El que me siguieran el paso ya era un desafío para ellos, pero aún así lo habían conseguido. Y exactamente por eso mismo, gracias al agotamiento que eso había generado, ellos no aguantarían tanto tiempo en una carrera como esta, en las que nuestras vidas corrían peligro.

De Young-Hoo, por traición.

De Chan-Young, por siempre ayudarme.

De mi, por ser un monstruo, una abominación.

— Mierda— Sabía que sería un gran peso para mí, pero aún así me arriesgué. Dejé que mi otro yo tomara el control y pronto, los cuerpos de Park y Kim estaban envueltos en aquel manto que anteriormente ya había hecho su acto de presencia. Segura de que no podrían lastimarlos de esa manera, esperé pacientemente. 

Una vez que ambos cuerpos estuvieron completamente envueltos en mi misma, con esa especie de manto que los cubría por completo, empecé la huida. Mis pasos se volvieron un poco torpes al inicio, y el sonido de mis pisadas resonaba en el lugar, por lo que no pasó mucho para que la antes larga distancia que había entre ellos y yo, se acortara a gran velocidad. 

Casi cinco minutos después, mi cuerpo se acostumbró a aquel peso extra que tenía. La rapidez volvió a mis piernas y nuevamente ese distancia se alargó. 

— Carajo— Un gemido salió de mis labios en cuanto choqué contra el suelo. Mis piernas se habían enredado en lo que parecía ser una especie de cuerda. No cualquier cuerda, esta había sido colocada minuciosamente, esperando para atrapar al peligroso monstruo. 

Voces empezaron a escucharse cada vez más cerca y en mi desesperación, solo atiné a desgarrar aquella cuerda que se enredó con fuerza en mis piernas, arrancando un poco de mi piel en el proceso. Pero en ese momento, eso era lo último que me importaba.

— Caímos en una trampa...— Mis palabras no fueron dichas accidentalmente, puesto que antes de siquiera poder emprender nuevamente mi huida, ya había un grupo de soldados rodeándome. Con sus armas apuntando directamente hacia el capullo que tenía en su interior a mis amigos. 

Era como si tuviesen en sus manos las vidas de las personas que me importaban. Y de tan solo recordar lo que sucedió con Sang-Wook, mi juicio se nubló por completo. No estaba dispuesta a cometer los mismos errores del pasado. No dejaría que nadie más me arrebatase a las personas que yo amaba. 

Pero antes de siquiera intentar hacer algo, un pequeño grupo de 4 soldados, los cuales estaban plantados en frente mío, salieron volando por los aires al mismo tiempo que algo caía del cielo, causando el impacto necesario para que aquellos soldados diesen un paseo por los aires. 

Los otros soldados cambiaron de dirección el apunte de sus armas, buscando entre el polvo que aquella caída ocasionó, al responsable de la misma. Seguro para matarlo, como acostumbran a hacer con lo que no entienden o no pueden controlar. Y grande fue mi sorpresa cuando aquella figura se hizo presente entre toda esa polvareda. Completamente erguido y en una posición que demostraba todo su poder y omnipotencia, aquella figura había causado un terror indescriptible entre aquellos muchachos. 

Por otro lado, yo estaba más que aliviada de verlo. 

Hyun-Soo se quedó en la misma posición, esperando. Parecía como un león que observa a su presa, esperando a que salga corriendo para iniciar una persecución que daría como vencedor al león. 

— ¡Pyeon, si no nos sacas de esta cosa, lo que te va a matar no serán sus armas, si no la mía! 

— Nos está protegiendo, así que cerrá el orto. 

La pequeña pelea que estaban teniendo aquellos dos tarados me pareció divertida. Y al ver que la presencia de Hyun-Soo había intimidado demasiado a aquellos soldados, y pensando que quizás el peligro había pasado, lentamente empecé a abrir ese capullo que protegía a mis amigos.

Pero me confié tanto...

Que bajé la guardia. 

Y no me percaté si no hasta que fue demasiado tarde. 

Lo siguiente que escuché, fue el sonido de un disparo. Y cuando reaccioné, ya esa bala que había sido disparada, había atravesado el pecho de Chan-Young.  

La imagen fue algo que difícilmente podría quitar de mi memoria. Ver como su expresión divertida pasaba a una de terror, fue algo que me descolocó demasiado. El dolor inundó mi corazón y solo atiné a cubrir nuevamente a Young-Hoo, quien había soltado un grito ante lo ocurrido. En tanto, mi brazo se estiró lo suficiente para poder tomar el cuerpo de mi más íntimo amigo, que ahora caía velozmente por los aires.

Por suerte, logré alcanzarlo. 

Mas la herida ya estaba hecha. 

En tanto pude atraer a Chan-Young hacia mi, lo cobije contra mi pecho, mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas y caían en su cabello.

Sin darme cuenta, un capullo empezó a envolvernos a mi y a Chan-Young. En tanto, Hyun-Soo seguía peleando con los soldados. Aunque la ventaja era clara, pero aún así la pelea fue un poco larga.

Para cuándo Hyun-Soo termino su pelea, solo tenía frente a él un capullo. En tanto, el capullo que rodeaba a Young-Hoo había desaparecido, dejándolo en el suelo, mirando desorientado a su alrededor. 





























Hola...

Si me demore mucho, pero es que comenzaron mis clases y como ando mas perdida que cuy en tómbola, entonces no he tenido el tiempo necesario para actualizar.

Mañana actualizo dos veces, si se puede, tres.

Con eso y un capítulo más, se acabaría esta historia hasta la tercera temporada de la serie.

De nuevo lo siento.

Nos vemos.

J.

Sweet Home 2 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora