Contrato

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Pov Kara:

Esa maldita ojiverde había arruinado mí no tan maravillosa mañana. El día empezó bien, pero cuando Lucy despertó toda esa alegría se esfumó; aunque regresó cuando lleve a Yamal, mi pequeño, al instituto

Mi hijo siempre mejoraba mi humor, el mismo que llego a un nivel de irritación no conocido cuando esa cobarde pelinegra escapó. Odio profundamente a aquellas personas que rehúyen de la ley, sé que la encontrare y le hare pagar por su falta ante la justicia, pero lamentablemente no tenía tiempo para eso, debía llegar a la entrevista en Luthor-corp.

Ese apellido nunca traía consigo nada bueno, solo perdida, dolor y traición. Pero dadas mis condiciones era el único sitio al que podía aspirar, era la vida escupiéndome en el rostro ante tal ironía, solo rogaba a dios que en caso de conseguir el empleo, no tuviera que proteger ni cruzarme a nadie de esa maldita familia

En el piso 32 de esa imponente empresa me encontré con otros dos hombres, un calvo que a simple vista me pareció un imbécil, oyéndolo confirme que no solo era eso, sino también un engreído. El otro se veía un tanto temeroso, no es una característica ideal para este puesto, pero quizás eran los nervios propios de la ocasión

El primero en ingresar fue el calvo idiota, quien salió pocos minutos después con rostro molesto; a este le siguió Billy, el muchacho castaño de estatura baja, entro igual de temeroso que al principio, salió con una sonrisa un tanto extraña. Finalmente fue mi turno, camine a paso rápido a la puerta y al ingresar comprendí que definitivamente, ese trabajo no sería mío

-No puede ser – la oí, observándome detenidamente antes de levantarse bruscamente - ¡¿tú eres Kara Danvers?!

- ¡¿Tu eres quien necesita mis servicios?! – pregunte en el mismo tono

-Yo soy Samantha Arias, pero eso no le importa a nadie al parecer – rio una castaña ubicada a la derecha de la pelinegra - ¿explicaciones?

-¡¡ELLA ME CHOCO!! – dijimos al unísono, ganándonos las dos miradas

-Y tú que decías que esto sería aburrido – la castaña golpeo el hombro de una morocha que veía todo curiosa

-Cállate Samantha, tomémonos el asunto con seriedad – cruzo los brazos

-Solo lo dices porque es tu favorita – replicó

- ¿Tu favorita? – inquirió la pelinegra – Jess, me decepcionas – hablo sin quitar su vista de la mía – debe saber conducir para ser parte de mi equipo y evidentemente no sabe cómo hacerlo

-Pensé que la entrevistada era yo, no usted – replique con voz seca – aquí la consentida principiante, irresponsable, no soy yo

-Oh por dios – la castaña rompió el silencio - ¡esto será maravilloso!

-Fuera – dijo la pelinegra entre dientes, sin dejar de mirarme – solo estaremos la entrevistada y yo

-Pero... - hablaron al unísono, las observo elevando la ceja – estaremos en la puerta – nuevamente se sincronizaron, saliendo de mala gana

-Kara Danvers – alzo el portafolio, fingiendo leerlo - ¿sabe que este puesto no será suyo, cierto?

-No sabe cuánto me alegra saberlo – mentí, realmente necesitaba el empleo – no soy buena niñera

- ¿Niñera? – rio seca – usted tiene 31 años y yo 37 ¿sabe sumar, cierto? ¿o le resulta muy difícil?

-Es tan difícil para mí sumar, como para usted conducir – alce los hombros – una tarea titánica al parecer

ChoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora