Intriga

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Pov Lena:

Cuando desperté en la mañana estuve 3 horas debatiendo si era apropiado o no ir a casa de Kara. Quería comprobar su estado, había estado preocupada por ella aun recibiendo los informes de su hermana

Sam intentaba tranquilizarme, sin embargo nada lo conseguiría, solo comprobar con mis propios ojos que en efecto estuviera bien, soy científica, necesito ver para creer. Fue por ello que decidí ir, pese a que una parte bastante grande de mi cerebro me advertía que estaba invadiendo privacidad

Solo pasaría, confirmaría que estaba bien y me iría a la empresa, fácil, limpio, simple. Claro que no contaba con la aparición del pequeño presumido y su peculiar invitación; al principio lo rechace porque temía hacer el ridículo, vamos, ¿qué persona de 37 años nunca fue a un supermercado?

Sin embargo, cuando me miro con ojitos decepcionados no pude hacer más que aceptar y menos mal que lo hice, pasé el dia más simple, cotidiano y divertido de mi vida, aunque a la hora de pagar todo se tornó un poco raro

Capte al instante la incomodidad de Kara, pero era mi manera de agradecerle en silencio por haberme permitido compartir ese momento con ellos, había invadido su privacidad y entrometido en sus planes, era lo menos que podía hacer, pero todo lo bueno inevitablemente tiende a terminar

-Llegamos – avise intentando que no se filtre la decepción en mi voz, había pasado un dia espectacular, no quería que acabe aun – gracias por todo – sonreí observándolos por el espejo, Kara me miro unos segundos

- ¿Quieres entrar a tomar un café? – pregunto, alce las cejas – aunque si tienes cosas que hacer no te sientas presionada, solo decía, fue un dia largo y tal vez querías descansar un poco antes de conducir nuevamente, pero no te sientas obligada a aceptar si no quieres – hablo apresuradamente, reprimí la risa

-Me encantaría – asentí – pero no quiero incomodar, el pequeño esta dormido – lo observe, tenía la cabeza apoyada en las piernas de su madre, abrazándolas mientras roncaba suavemente

Son tan iguales que sorprende

-No incomodas, Yam siempre duerme siesta, además está cansado, corrió por todo el supermercado siguiéndote, no sé cómo es que tú no estás agotada – sentí mis mejillas arder, apartando la vista, oyéndola reír - ¿entonces?

-Un café suena bien, me ayudara a despertarme – accedí apagando el carro, bajando a paso rápido para abrirle la puerta trasera, descendió con el pequeño a upa, deteniéndose frente a mi - ¿qué? – fruncí las cejas

-Primero haces trabajo de cajera y ahora el mío ¿no te gusta ser CEO y estas buscando tu vocación? – rodee los ojos con una sonrisa

-Solo lo hice por él, para que no lo despiertes, que no se te haga costumbre – fingió poner rostro serio negando antes de empezar a reír, me uní siguiéndola a la casa - ¿quieres que abra?

-No te preocupes, estoy acostumbrada, siempre duerme cuando sale del instituto y debo cargarlo – informo sosteniéndolo con un brazo mientras ingresaba la mano libre al bolsillo, sacando la llave – pasa, toma asiento si quieres, lo acostare y regreso – asentí siguiéndola con la mirada hasta que desapareció por la escalera

Lena, no hurgues sus cosas, es de mala educación

Froté las manos incesantemente intentando distraerme en cualquier otra cosa para hacerle caso a mi conciencia y no actuar como una chismosa. Mis pensamientos se debatían entre la curiosidad natural y el respeto por los límites, por lo tanto decidí concentrarme en la decoración del living para evitar tentaciones.

La sala de estar era acogedora, iluminada naturalmente por la luz que se filtraba por el enorme ventanal que dejaba a la vista el jardín de entrada, tenía una pequeña biblioteca a la cual me acerque observando los títulos, era bastante variado: medicina, astronomía, física, matemáticas e incluso arte

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