Miami

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Pov Lena:

Un resplandor cegador ilumino la oscura habitación, pude notar los destellos blancos perforando mis parpados cerrados, a esta le siguió un explosión ensordecedora, podría tratarse simplemente del trueno y relámpago que siempre trabajan en conjunto, seria acorde con el clima que azotó el país este último tiempo, pero sabía que no era eso, el olor a pólvora que invadió mis fosas nasales me confirmo que se trataba de mi final

- ¡NO! – oí su grito desesperado y tembloroso, intente incorporarme, o aunque sea abrir los ojos para enterarme que sucedía pero era inútil, estaba demasiado débil por la pérdida de sangre, los golpes, los proyectiles que aún se encontraban en mi cuerpo, incluso respirar era una tortura

Tortura que pronto acabara, no me queda mucho

Un nuevo destello frio y ensordecedor resalto, mi cuerpo se estremeció al sentir el impacto directo a mi pecho, el dolor me arrebató el poco aire que conservaba, perdiendo por completo la batalla

Estaba dándome por vencida cuando una luz cálida invadió todo, seguida del ruido de las detonaciones, aunque esta vez, ninguna me impacto. Con la poca fuerza que conservaba levante los parpados, todo era borroso, sin embargo pude vislumbrar un cuerpo caer inerte; temblé, aunque no estaba segura si era a causa del terror o por mi vida escapándose

-Espero que hayas disfrutado tu libertad, porque no volverás a tenerla – oí a lo lejos una voz, acto seguido sentí como tomaban mi cuerpo, remplazando el hielo gélido del piso por una calidez extraña, nuevamente intente abrir los ojos, vislumbrar a quien me cargaba, pero era imposible

-No quiero morir – susurre como pude, sintiendo la sangre en mi boca, ahogándome con ella, provocando que mi cuerpo tiemble causando un dolor desgarrante, ya no podía seguir

-No, no, no, no puedes morir, ¡quédate conmigo! – a pesar de su pedido no pude hacerlo, dejé de oír, sentir, oler, perdí por completo la batalla, me rendí

No debería haber salido del hotel ese día

48 horas antes:

Una semana en Miami, 5 abrumadores e interminables días cargados de trabajo, vine buscando un poco de tranquilidad, obteniendo en cambio niveles de estrés incalculables, aunque sin duda me había distraído considerablemente, el hecho de no tener tiempo ni para pensar era un gran factor a tener en cuenta

Gracias a dios el sábado había llegado, el merecido descanso estaba tocando a mi puerta, aunque no era lo único, dos golpeteos secos me indicaron que mi tranquilidad estaba próxima a acabarse y cuando el colchón se hundió a mi lado lo termine de confirmar

Paz, solo quiero unos momentos de paz ¿tan difícil es?

-Leni – movió mi hombro, me queje audiblemente dándome la vuelta, aunque no funciono como esperaba, ya que me abrazo por la espalda colocando su pierna sobre las mías – despierta, vamos, es nuestro día para distraernos, salir, festejar el éxito de las reuniones y los tratos que conseguimos para la empresa

-Sam, si valoras tu vida, vete y déjame dormir, estoy agotada – me removí intentando quitarla, siendo consciente que sería inútil

-Oh vamos, no seas amargada, ya descansaras cuando estés muerta – movió mi hombro con más fuerza, haciéndome bufar irritada

- ¿De dónde diablos sale tu energía, Samantha Arias? – me queje dándome la vuelta, dejando la espalda apoyada contra el colchón, aun negándome a abrir los ojos – tu semana fue tan caótica como la mía ¿por qué mejor no te acuestas, me abrazas y dormirnos lo que nos queda de estadía?

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