La excepción

207 20 12
                                    

Pov Samantha:

¿Qué tan difícil es comprender el "no"?

Esa pregunta rondaba en mi mente hace más de media hora, el tiempo que llevaba hablando por teléfono con el estúpido que parecía no querer comprender que me importaba muy poco quien sea, no iba a representarlo, mucho menos defender su caso

Sin embargo, al ser una figura política importante debía fingir que le tenía respeto y estaba dispuesta a escucharlo, aunque claro, nada de lo que diga me hará cambiar de opinión. Solo defiendo causas justas, por eso no quiero ser reconocida, ni fácilmente contactable para cualquier imbécil

Bueno, por eso y por ellos...

<<-Si acepta representar al senador, cobrara una suma millonaria de dólares solo por este caso, señorita Arias, además de reconocimiento mundial – rodee los ojos, los políticos son tan básicos y predecibles – todos los casos que usted llevo a cabo fueron exitosos, la situación es crítica, la necesitamos a usted

¡Ay no! Esa sería mi reacción si me importara

<<-Con todo respeto... – empecé, pero fui interrumpida por unos golpeteos suaves en la puerta de mi oficina, fruncí las cejas observando el reloj, no esperaba a nadie – un segundo, por favor – solicite alejando el teléfono sin importarme lo que responda – adelante – indique viendo que abrían, bufando al reconocerla

Lo que me faltaba

-Min... -alce la mano llevando el índice a mis labios, haciendo una señal de silencio, frunció las cejas antes de asentir, correspondí el gesto indicándole con la mano que tomé asiento

<<- ¿Señorita Arias? – oí su llamado

<<-Disculpe, una inoportuna decidido molestar pero ya está solucionado – sonreí con burla en su dirección, provocando que me mire mal – como le decía, con todo respeto, no necesito ni me interesa el dinero, tampoco le encuentro ningún atractivo al reconocimiento mundial, motivo por el cual mi perfil se mantiene oculto, comprenderá que en caso de aceptar su petición eso dejaría de ser así, algo que no quiero, por lo tanto debo rechazarlo

<<-Señorita Arias, debe comprender que es su deber con la patria – rodee los ojos nuevamente, tomando una hoja mientras escuchaba por vez numero 50 todos los motivos y amenazas disimuladas por las cuales debía aceptar, agarre un bolígrafo escribiendo "Hola, estúpida infeliz" y se lo tendí a Alexandra, quien lo tomo con las cejas fruncidas antes de rodear los ojos, bufando, haciéndome reprimir la risa - ¿me está oyendo, doctora?

<<-Si señor, lo oigo fuerte y claro, permanezco en silencio para comprender bien sus palabras, prosiga – lo hizo, remarcando una y otra vez que era mi deber con la patria, estaba por mandarlo a la mierda cuando Alexandra capto mi atención devolviéndome el papel, lo tome, volteándolo

"Buenas tardes, minion diabólico"

Imbécil gesticule conteniéndome de reír, alzo los hombros apartando la vista, observando hacia la derecha donde estaba mi bodega, me acerque más al escritorio para llegar a patearla con fuerza bajo la mesa, me miro al instante con rostro molesto. Fue imposible contener la risa en esa oportunidad mientras le indicaba que se sirva, lo cual, por supuesto, rechazo apartando la vista nuevamente

<<- ¿Le hace gracia la situación, señorita Arias? – cierto que aun hablo con este imbécil

<<-Nada de eso, simplemente me ahogue – es tan idiota que puede ser capaz de creerlo – señor gobernador – dije generando que Alexandra me observe al instante, fruncí las cejas preguntándole en silencio que sucedía pero simplemente negó, alce los hombros – para no seguir haciéndonos perder tiempo a ambos, permítame aclararle que no aceptar el caso no representa una traición a la patria, defender a un senador acusado de lavado de dinero y robo a las arcas del estado, como es el caso de Towers, es lo más alejado a faltarle a mi nación, por lo tanto le repito que rechazo su propuesta, no defiendo corruptos

ChoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora