CAPÍTULO XI

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11: "Más que nada, hermano”

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11: "Más que nada, hermano”

Había crecido creyendo todo aquello que mamá decía, no hubo ni un solo instante en el que cuestionara sus palabras o las de su padre, después de todo, ellos sabían lo que sucedía y porque sucedía, como un adolescente no tenía demasiadas opciones a...

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Había crecido creyendo todo aquello que mamá decía, no hubo ni un solo instante en el que cuestionara sus palabras o las de su padre, después de todo, ellos sabían lo que sucedía y porque sucedía, como un adolescente no tenía demasiadas opciones al momento de cuestionar a sus mayores. Tenía dieciseis años en ese entonces y recordaba con claridad el dolor que había inundado su corazón aquella vez cuando escuchó los gritos y los disparos en el departamento de al lado, lo recordaba como si hubiera sido ayer, los gritos de su mejor amigo, el miedo de Todou y su madre, antes de que el silencio lo inundase todo.

Se recordaba jugando con él en la consola de videojuegos, y también aquellas veces en que salían de paseo junto con Sukuna. Le gustaba pensar en los buenos momentos con su mejor amigo y por eso muchas veces se había cuestionado en secreto lo que su madre le había dicho: ¿Por qué un Delta debe morir?, ¿Por qué los gammas eran un problema? No lo entendió jamás al cien por ciento, porque Todou y su familia nunca le habían hecho daño a los demás, ellos siempre vivieron de una forma pacífica y alegre, llenos de vida, con la frente en alto, eran geniales, igual que la vecina del otro lado: Nobara, ella siempre había sido increíble, pero cuando se dio la orden de acabar con Deltas y Gammas, ella sólo fue sacada de su hogar en una bolsa negra, porque era Gamma y aquella raza ni siquiera merecía estar con vida.

Mamá no le dio nunca una razón real. Ellos sólo merecían morir, porque así debía ser, porque eran malos, hacían daño a la sociedad y las personas que vivían en Hela, ensuciaban la ciudad, rompían las reglas, hacían daño a los demás... Todou jamás hirió a alguien, él era demasiado amistoso.

Entonces ¿Por qué había estado disparando a todo aquel delta en su lista de recompensas?, ¿eran todos ellos así de malos? No estaba seguro, en el caso de que fueran así de terribles como mamá y papá decían ¿Por qué estaba ahí, presenciando la situación más linda que había visto aquella noche? Desde su posición, seguía viendo como Fushiguro Toji, reía y jugaba a las luchas con ese adolescente que se veía igual a él. Antes de eso, Yuji no tenía idea de que Toji tenía un hijo, nadie se lo había dicho y si no hubiera salido aquella noche nunca lo habría descubierto. Si tan malos eran ¿por qué ellos irradiaban toda esa paz? Desde la cornisa del edificio de enfrente los observaba con sus binoculares y lo único que podía pensar era en lo idiota que había sido todo este tiempo. Ese chico más o menos tenía la misma edad que Sukuna, si perdía a su padre, quedaría a la deriva, perdido en más que el vacío de su corazón. Sabía lo que era perder a un padre, y no se lo deseaba a nadie, sin duda ya no podía acabar con Toji. No sólo por las emociones que estaba sintiendo al verlo y olerlo; Toji tenía alguien a quien cuidar, asi como él.

Hunter Oddisey | TojiIta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora