CAPÍTULO VIII

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08: “Miedo”

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08: “Miedo”

Era confuso para él

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Era confuso para él. Hace unos días había aceptado el trabajo con la mente centrada en lo que tenía que lograr: matar a un Delta, otro como muchos de los que había asesinado ya, un simple… don nadie. Una víctima más de las decisiones de Kenjaku. Se suponía que obtendría una buena cantidad por ello y así, podría darle a su hermano una mejor oportunidad durante un mes más, con ese dinero sobrevivirían una vez más. Entonces, si estaba bien matar a su presa, ¿por qué se sentía tan mal al ver a Toji inmóvil en el suelo?, ¿por qué únicamente podía pensar en la forma en que su pecho de pronto comenzaba a arder?, ¿por qué diablos no se sentía a gusto al verlo acabado?

—Oye… —musitó. De algún modo su cerebro se negaba a creer la información que sus ojos estaban recibiendo—. ¡Oye, despierta de una vez!

Subía rápidamente la velocidad en que latía su corazón, pero no era capaz de mover un músculo porque en ese instante, Yuji no entendía que sucedía, no comprendía la razón por la cual aquel hombre había dicho ser su pareja, no podía ni elegir alguna de las muchas posibles respuestas que surgían en su mente repleta de preguntas. Simplemente estaba allí, viendo como el moreno permanecía inconsciente, como la sangre se deslizaba poco a poco por el suelo. No sabía que hacer; una parte de sí le demandaba pedir ayuda y la otra, sólo… sabía que estaba a un paso mínimo de cumplir con su trabajo, era eso lo que más quería, obtener el dinero e ir a casa con una deliciosa comida y ese… regalo para Suna, y en algún otro momento hubiera dudado un poco más, pero no aquella noche, no cuando su hermano seguramente lo estaría esperando con ilusión y gran expectativa. No quería fallarle, porque nunca le fallaba en aquellas ocasiones, eran pocas las veces en que recibía un trabajo como aquel, no dejaría que el monto escapara entre sus dedos, no dejaría que la sonrisa de Sukuna bajara, quería que subiera, y se sintiera orgulloso. Quería ser admirado por él, quería cuidar de la única familia que le quedaba. Aunque tuviera que matar para hacerlo, incluso si sus manos se llenaban de culpa.

Entonces, si era capaz de todo eso para cuidar a Sukuna, realmente la piedad que se asomaba al ver al Delta boca abajo en el suelo, el dolor y confusión que lo llenaban, no significaban absolutamente nada. Su instinto gritaba que lo ayudara, pero su corazón elegía a su hermanito sobre todo lo demás.

Hunter Oddisey | TojiIta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora