CAPÍTULO XXV

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25: “Sombras qué se arrastran”——Alibi — Sevdaliza, Pablo V ft Iseult——

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25: “Sombras qué se arrastran”
——Alibi — Sevdaliza, Pablo V ft Iseult——

La melodía no era alta en el bar, había otros clientes esparcidos por el local pero ambos hombres se encontraban totalmente hundidos en su burbuja de inmunidad

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La melodía no era alta en el bar, había otros clientes esparcidos por el local pero ambos hombres se encontraban totalmente hundidos en su burbuja de inmunidad. Nadie allí les miraba, ni un solo estúpido les prestaba atención, porque aunque Geto Suguro fuera un Alfa, ningún Delta allí iba a siquiera tratar de tocarle un pelo porque su cercano acompañante era uno también, así que Suguru no tenía la necesidad de disimular la razón por la cual no emanaba aroma alguno. Se había inyectado un supresor hace unas horas y de andar solo, algún tonto cercano se sentiría curioso al no hallar fragancia en él, pero estaba con su compañero Delta, podía pasar como uno más de ellos. De ese modo lo hacía a donde sea que fuera.

Hace bastante tiempo ya había creado buenas migas con un Delta, le servía cuando debía buscar algún objetivo para enviar la información a sus cazadores de más confianza, de hecho, había confiado a Itadori matar a alguien importante porque era su hombre con más talento, pero ahora se había convertido en un sonso más. No es que Itadori fuera malo ¡Simplemente era Toji el maldito monstruo! Quería deshacerse de cada uno de los Deltas en Hela y el mundo de ser posible, necesitaba saber que ya nunca más un maldito iba a aparecerse para apestar el espacio. Pero Fushiguro era uno de sus objetivos solo porque sí, ni siquiera porque tenía algo que ver con Satoru en el pasado, simplemente lo quería ver muertos tanto a ese imbecil como su a cachorro de mierda.

—Gracias por venir —Suguru miraba al contrario con una sonrisa que relucia haciéndole sobresalir, su mentón siempre se hallaba elevado de forma engreída—, necesitaba negociar.

¿Qué demonios harás con él? —cuestionó el rubio mientras se mantenía sentado en su sitio, su mirada estaba sobre el contrario—. Hacia meses se suponía que ibas a matarlo.

—Realmente no lo sé —meditó Suguru mientras fruncia el ceño tratando de hallar una respuesta mientras cerraba los ojos en un intento de imaginar algo—. Creí que Itadori no fallaría, era mi mejor cazador. Los demás son todos unos... idiotas.

—La mayoría de tus hombres son de baja raza, Geto.

Ambos miraron en la misma dirección cuando oyeron la voz qué Suguru reconoció rápidamente, no se hizo esperar y apartó la mirada con desgana. No tenía ganas de ver a Satoru, era realmente horrible que apareciese en su campo de visión.

—¿Qué diablos quieres, Gojo? —reclamó Nanami mientras sus líneas de expresión se endurecian al momento de tensarse.

—Tranquilo —Geto subió la mano provocando que el rubio se pensara un poco las cosas—. Habla —pidió esta vez al contrario.

No es que entre los dos hubiera algo de mala actitud real. Al final entre los dos habían engañado a Toji, y después cada uno tomó su propio camino pues Gojo dependía mucho de Fushiguro, insistiendo todavía.

—Déjame a tu cazador —Satoru formuló mientras se sentaba junto a Nanami, el cual permaneció en su sitio como si fuera de piedra—. Dame el permiso de matar a tu cazador y te traeré la cabeza del lobo.

—¿Qué? —Suguru se sintió sumamente confundido ante la propuesta.

—Itadori se metió en mi camino —los ojos de Satoru se hallaban inundados de enojo—, déjame matarlo y te traeré a Toji.

—No te conviene matar a Toji ¿Por qué creería en ti?

Satoru deslizó una de sus manos por encima del pantalón de Nanami, el cual se mantuvo ajeno a las emociones que aquello pudo provocar en cualquier otro y observó como la mano curiosa llegaba hasta Geto. De pronto se hallaba en una escena curiosa, justo en medio de un Beta y un Alfa, viendo de cerca como Satoru acababa de aferrar su mano a la corbata de Geto, sus frentes habían chocado en el instante en que el albino haló y sus ojos estaban a poco espacio de distancia.

—Si no es mío menos lo será de ese imbecil —aclaró Gojo—, él no me ama, así que no vale la pena dejar que siga adelante sin mí. No debe seguir adelante sin mí...

—Hecho —poco le importaba si el albino estaba loco como una cabra. Desde el inicio había sido así, pero nunca había tenido razones para enseñarlo, no había nada que le generara escrúpulos o dudas, sabía lo que hacía. Excepto cuando se trataba de Toji, el idiota había perdido la cabeza.

Ninguno estaba interesado en lo que pudiera suceder, porque ambos únicamente tenían interés en sus objetivos propios. Eran unos malditos hijos de puta, pero eso nunca les importó cuando durmieron en la misma cama y compartieron los mismos besos y mucho menos iba a importarles ahora, si se habían separado hace tiempo ya.

—Ve por él.

Estaban decididos cada uno a lo suyo, porque Gojo estaba tan drogado y tan ebrio que solamente iba a actuar por impulsos. Cegado por emociones que como una avalancha lo inundaban y Geto sólo anhelaba qué su raza regresara al mando de Hela y no importaba nada, haría cualquier cosa con tal de obtener la calma qué deseaba, pero ninguno de los dos era consciente allí de que el duelo del local oía de forma disimulada todo ese plan descabellado. Desde el otro lado de la barra, limpiando vasos y sirviendo tragos, estaba la enorme sombra que esperaba para obtener esa oportunidad que tanto deseaba.

Choso se hacía el tonto. Escondido entre botellas, sirviendo bebidas y coqueteando con extraños. Era el infierno que amenazaba con levantarse sobre Satoru. Era su oportunidad de redención.

No quería parecer un egoísta, pero por algo estaba allí, ese día y a esa hora, cuando pudo haber evitado ir al bar para descansar en casa. Era cosa de suerte y no iba a desperdiciar el comodin que acababa de brindarle la vida. Tenía la oportunidad de salvar a su hermano y que le salvara no iba a asegurarle un lugar en el corazón de Itadori, pero lo salvaría, no había podido hacer nada para evitar ser separado de su hermano durante la infancia pero... podía hacer algo ahora.

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Hunter Oddisey | TojiIta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora