Adrián, aún sorprendido por lo que acaba de ocurrir, se encontraba sin palabras y a la vez con muchas dudas que necesitaba resolver.
"¿Qué tipo de relación hay entre Morena y el Ministro del Interior?"
Esa pregunta rondaba por su cabeza desde el momento en el que el señor Sánchez se alegró tanto de verla.
— Morena...—
— Te debo una cena. — Interrumpió Morena a Adrián antes de que pudiera decir una palabra.
— ¿Qué se te antoja? — Preguntó.
Adrián, perplejo por la situación, respondió. — La verdad, no tengo cuerpo para comer ahora.
Morena insistió. — Vamos Adrián, sé que tienes muchas preguntas que hacerme. Dime dónde quieres ir y aclararé todas tus dudas. — Dijo Morena, sacando su casco del baúl de la moto.
Adrián, a pesar de llevar tantos años trabajando con Morena, parecía que había muchas cosas que aún no sabía de su compañera.
— Esta es una buena oportunidad de poder conocer un poco más a Morena. — Pensó Adrián, mientras pensaba que responder.
— De acuerdo. Que te parece si vamos al restaurante de burritos que hay a dos calles de la editorial. — Respondió Adrián sacando las llaves de su auto del bolsillo.
— Es un buen sitio. Nos vemos allí. — Morena encendió su motocicleta. Adrián se subió a su coche y ambos se marcharon de la calle Aurora Boreal.
Media hora después llegaron a Queen Méx, si querías comerte un exquisito y generoso burrito, este era el sitio perfecto. En el momento que ponías un pie dentro, una fiesta de aromas inundaba tus fosas nasales. Una invitación directa a querer probar toda su carta.
—¿Cómo vamos a continuar ahora? — Preguntó Adrián, mientras ojeaba la carta pensando que comer.
— El burrito de arroz, frijoles y carnitas puede ser una buena opción. — Pensó Adrián.
— ¿A qué te refieres? — Preguntó Morena.
— El señor Sánchez no nos ha querido ayudar con la información que necesitamos, no tenemos nada que nos ayude para seguir con la investigación.
Morena se quedó callada unos segundos, como intentando procesar la mejor respuesta para su compañero.
— Creo que el burrito de pollo con guacamole y arroz será la mejor opción para mi.
Adrián la miró sin saber qué decir.
— ¿No me vas a preguntar nada? — Preguntó Morena sin hacer contacto visual.
— ¿Quieres que lo haga? — Contestó fijándose en como Morena evitaba su mirada.
— Yo en tu lugar tendría muchas preguntas. — Respondió.
— ¿Estás dispuesta a aclarar mis dudas? — Adrián tenía muchas incógnitas en su cabeza, pero dada su gran prudencia no había hecho ni una sola pregunta hasta el momento.
— Dispara. — Dijo Morena mirándolo a los ojos por primera vez durante la conversación.
— ¿Qué relación hay entre el señor Sánchez y tú? Quedó bastante claro que hoy no era la primera vez que os veíais. —
— El señor Sánchez es el tío de Martín... — Contestó Morena.
— Venga ya Morena, déjate de bromas.
— ¿Tengo cara de estar bromeando? — Respondió Morena con un tono seco y cortante.
Adrián sabía lo mucho que le costaba a Morena hablar sobre cualquier tema que involucrara a su marido.
— Discúlpame. No me esperaba esa respuesta.
— Mario y Martín tenían una relación muy estrecha. Él nunca se casó, ni tuvo hijos y Martín fue lo más parecido a uno que tuvo en su vida. — Los ojos de Morena poco a poco empezaron a ponerse brillantes.
— Me ha quedado claro, no hace falta que continúes hablando. — Contestó Adrián mientras le pasaba un pañuelo.
— Mario fue el responsable de la crianza de Martín. Hizo de figura paterna y estuvo para él en los momentos difíciles y en los más alegres también. Era como su padre, es decir, mi suegro. Esa era la relación que teníamos Mario y yo hasta hace dos años... —
Morena no pudo evitar llorar al recordar que su marido ya no estaba junto a ella.
— Lo siento Morena, no era mi intención ponerte en este aprieto. — Dijo Adrián avergonzado.
— No te disculpes, tú no tienes la culpa. Respondió Morena secándose las lágrimas. — Eres mi compañero y necesitabas una aclaración sobre lo que pasó esta tarde. No todos los días visita uno al Ministro del Interior. — Bromeó mostrando una tímida sonrisa.
— Pero bueno ahora debemos pensar en que podemos hacer. Sin la ayuda de Mario se nos complican bastante las cosas, y según nuestra poco fundamentada teoría, solo tenemos 3 semanas hasta que nuestro culpable vuelva a actuar.
— ¿Se te ocurre algo? —Preguntó a Adrián, que actualmente su concentración se limitaba en comer su enorme burrito intentando mancharse lo menos posible.
—"Ujum" — Tosió mientras se limpiaba la boca con una servilleta. — Pues... pienso que podríamos ir a los dos lugares donde se hallaron los cuerpos de los chicas. Investiguemos el lugar, las zonas aledañas, todo aquello que nos pueda dar alguna pista sobre lo ocurrido.
— Si la policía no ha encontrado nada aún, ¿qué te hace pensar que nosotros si lo haremos?
— Nada perdemos con intentarlo, Morena. — Dijo Adrián sorprendido ante el pesimismo poco común que estaba reflejando su compañera. — Tenemos que seguir buscando patrones. Conexiones que la policía pudo haber pasado por alto. — Adrián habló con tanta determinación que no tardó en convencer a Morena.
— Está bien. Entonces, ¿cuál será nuestro primer destino?
— El vertedero de la ciudad. Fue el lugar donde se encontró el primer cuerpo, ahí tenemos que buscar algo que nos de algún indicio de por qué el segundo sitio fueron los bosques del norte. Si los cuerpos parecen indicar un orden, la marca "I" y la "II", es probable que los lugares donde fueron hallados también tengan un posible orden.
— Puede que tengas razón. — Comentó Morena. — Nos vemos allí mañana, a las 8:00 am.
— A las 8:30 estaré ahí. — Pensó Adrián conociendo la gran impuntualidad de Morena. — Está bien, 8:00 de la mañana, ahí estaré.
Ambos se dirigieron a la barra. — Lo prometido es deuda. — Dijo Morena mientras pagaba la cuenta.
— Muchas gracias. — Respondió su compañero. — Si cada vez que no llegues a la hora me vas a invitar a cenar, va a dejar de importarme que llegues tarde cada dos por tres. — Bromeó Adrián.
— Solo por la bromita, la siguiente vez te toca pagar a ti. — Dijo Morena dándole dos palmadas en el brazo.
— Bueno Adrián, gracias por acompañarme hoy. Te veo mañana para seguir con nuestra investigación. —
— Con mucho gusto. — Respondió Adrián. — Nos vemos mañana.
Morena y Adrián se despidieron y se marcharon a casa tras un día duro de trabajo.
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Reflejos del apocalipsis: un diario en ruinas
AdventureEn las páginas de "Reflejos del apocalipsis: un diario en ruinas ", los destellos de una narrativa extraordinaria centellean. En el tranquilo día de descanso de Saúl Borth, las trompetas celestiales irrumpen con un estruendo apocalíptico, desencade...