MUGGLES Y TRAIDORES

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Los días siguientes fueron muy amenos para Harry, pues pudo comprobar que varias cosas que Ron y Hermione le habían dicho eran falsas, además Ryan le había estado enseñando varias cosas que el desconocía, entre ellas las leyes mágicas, los derechos de los magos menores de edad, el funcionamiento de Gringotts, como podía invertir su dinero para aumentar el dinero de su bóveda.
En una de las visitas al callejón Diagon logró separarse del Grindelwald, pues desde otras visitas al lugar había tratado de buscar algún regalo para el chico de ojos azules; gracias a que lo estuvo observando pudo descubrir alguno de los gustos y pasatiempos de éste.

Debía aprovechar este momento pues ya había comprado todas sus cosas para Hogwarts, estaba de camino a una de las tiendas cuando pasó por la tienda de quidditch; estaban exhibiendo una nueva escoba de carreras.
La saeta de fuego era una escoba especialmente diseñada para las carreras, pues podía acelerar de 0 a 240 km/h en 10 segundos; Harry se quedo un rato embobado con la escoba hasta que recordó que debía ir en busca del obsequio para el Grindelwald.

Terminó entrando a una tienda antigua que parecía guardar reliquias de otras épocas, durante un rato estuvo buscando por todo el lugar; pero no encontró algo que le llamará la atención.

-¿Buscas algo en especial? -murmura alguien detrás del chico-

El pelinegro pego un brinco ante la repentina presencia de un brujo bastante mayor.

-Busco un regalo para un amigo, le gustan mucho las cosas antiguas -responde cohibido-

-Ya veo, creo que tengo algo que te puede interesar -comienza a caminar hacia el mostrador-

El chico siguió al anciano que comenzó a buscar algo en el escritorio, luego de un momento sacó una llave con la que abrió lo que parecía ser una puerta en el piso; el viejo estuvo moviendo algunas cosas en el suelo hasta que saco lo que parecía una cajita bastante empolvada.
La sacudió un poco para abrirla y que Harry observará el contenido, adentro había un anillo con unas incrusaciones de estrellas y piedras.

La sacudió un poco para abrirla y que Harry observará el contenido, adentro había un anillo con unas incrusaciones de estrellas y piedras

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-Es una baratija que lleva años en mi tienda, nadie se lo ha querido llevar; si te interesa puedo dejartelo en 8 sickles.

El niño que vivió no se lo pensó mucho y terminó comprobando el anillo, de verdad quería mostrar su sincero agradecimiento al sangre pura.
El anillo fue bastante del agrado de Ryan, cosa que alegro al Potter pues al ver el rostro estoico al principio pensó que se había equivocado al escoger el regalo.

Un día antes de tomar el tren a Hogwarts el ojiverde había ido al callejón Diagon para poder reunirse con sus amigos, quienes se encontraban ansiosos por ver el estado del chico.
Mientras tanto el Grindelwald se decidió a pasar el día de ocio, quería disfrutar de su mansión antes de tener que pasar la mayor parte del año encerrado en la escuela; había decidido ir a relajarse al río que estaba en sus terrenos, estarían disfrutando del magnífico clima hasta que llegará la hora de ir a recoger a su invitado.

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