ALMA

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Nuevamente el tiempo paso muy rápido, en el Profeta se anunció al ganador del gran premio anual Galleon que entrega el diario el Profeta, siendo Arthur Weasley el ganador del dinero.
Quien declaró que se iría de vacaciones con su familia a Egipto (donde se encontraba su hijo mayor Bill) durante un mes; para luego alistarse para el nuevo curso de Hogwarts.

Una semana después al pequeño Grindelwald se le había autorizado ir a visitar a su padre, Dumbledore sería el encargado de acompañar al menor, luego de muchos protocolos para asegurar que Ryan no portaba nada que pudiera ayudar a escapar a Gellert, lo dejaron ir a visitarlo.
El chico se encontró con su padre, quien parecía mucho más rejuvenecido que la última vez que se vieron, luego de un abrazo fraternal (donde Albus desvío la mirada) se comenzaron a poner al corriente con los hechos recientes.

-Claro que firmaré para que vayas a Hogsmeade, solo ocupo una pluma y tinta.

El menor le extendió ambas cosas a su padre, quien tomó la pluma para remojarla en el tintero que su hijo sostenía, firmó el permiso para luego regresarle las cosas a su hijo.

-Por cierto, ¿era necesario que hicieras ese movimiento? -pregunta curioso Gellert-

-No es amabilidad si es lo que piensas -responde-

-Eso lo sé, después de todo eres mi hijo.

-Solo es para ganar fichas útiles a futuro. -responde fríamente-

-Haces que me sienta orgulloso, mocoso.

Ambos rubios continuaron hablando de otros temas, Gellert estaba interesado en las materias optativas que había elegido su mocoso; al escucharlas asintió satisfecho con la elección de su hijo.
La platica entre padre e hijo se extendió hasta las 8:30 pm., hora en la que el menor tuvo que retirarse pues el tiempo había acabado.

Mientras Ryan regresaba a su casa, en otro lado Harry Potter se encontraba conviviendo con sus parientes muggles, el pelinegro se veía obligado a hacer sus deberes durante la noche; ya que a sus familiares no les gustaba verlo con sus instrumentos mágicos.
Debido a que estaba concentrado en acabar su tarea no se dio cuenta de que ya había pasado la media noche, oficialmente ya había cumplido 13 años.

Poco a poco los ojos del chico comenzaron a pesar, por lo que tuvo que guardar y esconder todos sus materiales debajo de la cama, mientras se frotaba los ojos notó que el reloj marcaba la una de la mañana.
Pensaba dormir inmediatamente pero un pequeño golpe llamó su atención, el sonido no era tan ruidoso como para llamar la atención de las personas dormidas, pero si lo suficientemente audible para que el ojiverde lo escuchará.

Se acercó a la ventana para poder correr las cortinas, en el vidrio se podía ver un ave bastante grande; pero debido a lo opaco del vidrio no podía notar a quien pertenecía. Con mucho cuidado y siendo lo menos ruidoso posible abrió la ventana dejando entrar al ave.
Inmediatamente el animal entró con delicadeza antes de posarse en la cama del chico, Harry reconoció por fin a la águila.

-¿Nix? -murmura-

El ave asintió haciendo que el menor se asombre al notar que el ave parecía ser muy inteligente, aunque se preguntaba la razón para que el águila de Ryan se encontrará en su casa.
No tuvo que esperar mucho para saber la respuesta, al ver debajo de las patas del animal se encontró con un paquete; Nix se movió dejando ver por completo la caja.

-¿Te perdiste? -murmura confundido-

Harry pensó en esa posibilidad, pero al ver como la águila picoteaba suavemente la caja mientras lo volteaba ver, supo que el paquete si era para él.
Con algo de duda se acercó para abrir la caja, lo primero que encontró fue una carta que venía sellada con cera y un símbolo desconocido para él; pero inmediatamente notó la letra de Ryan en una de las esquinas de la carta.

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