DESTINO

DEMENTOR

El Potter se puso analizar toda la información recién brindada por el ojiazul, quien iba caminando rumbo al comedor pues quería merendar algo decente antes de verse privado de cierto lujitos.
Mientras ambos chicos tomaban esa pequeña merienda nocturna Ming apareció con una carta que extendió a Ryan; bajo la atenta mirada de Harry el imperturbable rostro del rubio mostró por un momento una mueca de molestia.

-¿Ocurre algo malo? -pregunta curioso el pelinegro-

-Es el Ministro, quiere enviar un medio de transporte para que vayamos a la plataforma 9¾.

-¿Y eso es malo?

-Seré directo contigo Harry, -expresa Ryan- Lord Malfoy me informó desde un principio que Black busca venganza contra quien derrotó a su maestro, y esa persona eres tú. Cuando te escapaste de la casa de tus parientes Muggles hiciste que todos se alarmarán, porque saben de que sería capaz Black cuando te encuentre; originalmente me dijiste que Fudge quería que te quedarás en el Caldero chorreante, ¿tienes alguna idea de la razón?

El Gryffindor se puso a pensar detenidamente en los acontecimientos de esa noche, el como Fudge parecía aliviado de verlo todavía en este plano, la razón por la que quería que se quedará en el Caldero chorreante de una forma tan desesperada.

-¿Querían vigilarme? -concluye-

-Correcto, querían mantenerte en un lugar donde pudieras estar a la vista y donde habría varios magos listos para el combate; cuando Fudge me vio ir por ti no estaba seguro de dejarte a mi cargo pues mi padre no es un santo, pero supongo que no insistió porque se dio cuenta de algo importante.

-¿De qué?

-La mansión Grindelwald es un lugar completamente escondido, solo un pequeño grupo de magos saben de su existencia; y los magos que saben su ubicación en el mundo muggle son aún más contados, entre ellos se encuentran mis padres, Dumbledore y yo. Mi padre esta encerrado y mi madre muerta, dudo que Dumbledore exponga esta ubicación y yo no sería tan tonto como para decirlo, y tú no cuentas porque aparecimos directamente en la puerta.

-¿Solo por eso?

-También esta el hecho de que está mansión esta sumamente equipada para tratar con los intrusos, hay barreras que evitan el paso de apariciones tanto de elfos como magos, trasladores, chimeneas y cualquier otro medio por el cual quieras entrar; si no tienes el permiso del dueño de la casa serás mandado a volar en el mejor de los casos, y en el peor serás partido a la mitad por la barrera. Cuenta con barreras que se activan inmediatamente en caso de que alguien intente entrar a pie, ya sea un muggle, mago, criatura mágica o animal; también se les impide el paso a menos que tengan permiso. Bloquea todo tipo de ataques muggles y mágicos, cuenta con otras cosas equipadas por lo que prácticamente es uno de los lugares más seguros del mundo.

-¿No es algo exagerado? -responde mientras se acomoda los lentes-

-Mi padre no escatimó en gastos cuando pensó en mi seguridad, seguramente este lugar cuenta con otros secretos que ni yo sé -responde desinteresado-

-Entonces el Ministerio quiere enviar un trasporte para asegurarse de que Black no me matará de camino a tomar el tren.

-Correcto, dejaré a tu criterio la decisión; podemos ir con una molesta escolta rodeandonos. . . O podemos viajar tranquilos por aparición.

Los ojos verdes brillaron con algo de travesura, Ryan inmediatamente supo que decisión tomó el chico y no pudo evitar curvar sus labios hacia arriba al ver que lentamente comenzaban a influir en el Gryffindor.
Al día siguiente los chicos se encontraban desayunando tranquilamente algo, Ming los había despertado temprano para llevarlos a la plataforma ya desayunados; las cosas de ambos ya se encontraban ordenadas cerca de la puerta principal, mientras que las aves se encontraban en sus respectivas jaulas.