ESPECIAL 1/2

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Les dejo unas pequeñas instrucciones, cada capítulo tendrá 2,000 palabras aproximadamente, iré escribiendo en un mismo apartado, así que iré separando por títulos cada capítulo.
Algunos no estarán relacionados con la trama original, otros si; yo indicaré cuando sean parte de la trama original, sin más; disfruten de este especial.

1.- Gellert siendo padre.

Un mago tan temido y respetado por todos, que siempre encontraba soluciones a todo y nunca se rendía, se encontraba batallando con su hijo pequeño.
El pequeño monstruo había resultado ser muy listo, y cuando aprendió a caminar; se volvió la perdición de su padre y los elfos de la mansión.

Gellert se encontraba buscando al pequeño Ryan de 3 años, pues ya era hora de comer; y ni siquiera los elfos lo habían encontrado, el mayor estaba seriamente pensado en colocarle un hechizo de localización para no volver a perderlo. Si, no era la primera vez, el niño parecía tener una maestría en escape.
Al no encontrarlo en la casa, fue a buscarlo al jardín, pensando que estaría jugando, con alguna de las criaturas pequeñas e inofensivas que habían sido ubicadas ahí; pero tampoco se encontraba en los jardines, algo que empezó a preocuparle.

Lo que si encontró, fue la cerca del jardín abierta, y eso lo hizo alarmarse, pues fuera de la valla (la cuál, fue colocada cuando el niño empezó a caminar) había muchas criaturas peligrosas que podrían comerse a un bebé.
Asustado, el padre primerizo salió en busca del menor, sin preguntarse como había abierto la valla, estuvo rodeando el perímetro, hasta que llegó al río; reviso la orilla y no encontró rastros del menor.

Tremendo susto se llevó cuando lo encontró, jugando muy felizmente entre un grupo de serpientes, el niño se encontraba dentro de la boca de una, mientras las demás se empujaban o pegaban, haciendo reír al infante.
Para el mago fue difícil recuperar a su hijo, pues las gigantescas criaturas se encariñaron con el bebé; y no querían regresarlo, lo regresaron luego de conocer parte de la ira del mago.

Ryan bebé hizo un puchero al verse alejado de las serpientes, más no lloró sabiendo que sería regañado mas tarde. Cuando regresaron a la mansión, el Grindelwald tuvo que ir a cambiar y bañar a su hijo, quien tenía la ropa mojada y sucia debido a su aventura en el agua.
El adulto esperaba que el bebé no se fuera a enfermar, luego de cambiarlo fueron a comer; mientras Gellert disfrutaba de un sabroso filete con algo de vino. Su hijo comía pedazos de verduras hervidas y picadas; pues ya contaba con toda su dentadura de bebé.

Muchos pensarían que Ryan haría un berrinche, pues muchos niños odian las verduras, pero el pequeño platinado comía muy a gusto los vegetales, y lo mejor, sin ayuda de nadie; el bebé tomaba el tenedor para picar las verduras.
Cuando acabaron de comer, los ojos azules del mayor pararon en los del menor, haciéndolo saber, que se venia el regaño por haberse escapado y darle el susto de su vida al hechicero.

-Ryan Gellert Grindelwald Ivanova. . .-lo interrumpe-.

-¡Papá! -responde mientras estira sus brazos en su dirección-.

El regaño del adulto se detuvo ante el llamado, Ryan nunca había balbuceado palabras; y tampoco había hablado, algo que hizo pensar al adulto, que posiblemente no quería hacerlo; porque no estaba cómodo.
Sabia que era normal que los bebés empezarán a intentarlo cuando tenían 15 meses o 18 meses; y a los 2 años ya formularán pequeñas frases. Pero su hijo jamás hizo el intento, algo que en su momento le preocupó; preocupación que desapareció luego de encontralo en su oficina, sentado en el piso con un libro de su tamaño.

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