Londres, 1818
Kim Taehyung levantó la cuchara colocando el mango hacia delante. Puso en esta uno de los trozos de rábano que tenía en el plato, y golpeando secamente hacia abajo el extremo del mango disparó la hortaliza a través de la habitación. No llegó a dar a la enorme cucaracha como había sido su intención, pero se aproximó bastante. El rábano se estrelló contra la pared a pocos centímetros de su blanco, logrando que el desagradable insecto se precipitara por el interior de la grieta más próxima. Misión cumplida. Mientras esos bichos no estuvieran a la vista, podía fingir que no compartía el alojamiento con ellos.
Se volvió hacia su cena y, después de contemplar por un momento la comida hervida, apartó el plato con una mueca de disgusto. ¡Lo que daría por uno de esos magníficos menús de siete platos que solía preparar Nana! Nana, cocinera de los Kim desde hacía doce años, sabía exactamente cómo complacer a cada miembro de la familia. Taehyung llevaba semanas enteras soñando con sus deliciosos platos, cosa nada sorprendente tras soportar un mes la insulsa comida del barco. Solo había disfrutado de una buena comida desde que llegara a Inglaterra hacía cinco días. La noche misma en que desembarcaron, Sung lo llevó a un buen restaurante después de que ambos se inscribieran en el hotel Albany. Sin embargo, al día siguiente tuvieron que abandonarlo y buscar un alojamiento mucho más barato. No les quedaba otro remedio, pues al regresar al hotel habían descubierto que había desaparecido todo el dinero de los baúles.
Tae, como la llamaban afectuosamente amigos y parientes, no podía siquiera culpar al personal del hotel, pues a él y a Sung les habían robado en diferentes cuartos y hasta en diferentes pisos. Lo más probable era que el dinero hubiera desaparecido mientras los baúles viajaban juntos desde los muelles; iban atados con correas al techo del carruaje alquilado y sirvieron de asiento al cochero y su ayudante, mientras él y Sung devoraban entusiasmados el paisaje de Londres por primera vez.
¡Condenada suerte! Y la mala racha no había empezado allí, no: se había iniciado una semana antes, cuando, al llegar a Inglaterra, resultó que el barco no podía atracar; pasarían quizá unos tres meses antes de que hubiera en los muelles espacio para descargar. Los pasajeros tuvieron más suerte, pues los conducirían a tierra en botes de remo; pero aun así tuvieron que esperar varios días.
De cualquier modo, no cabía sorprenderse. Él ya había oído hablar del problema de los atascos en el Támesis: un problema muy serio, pues los barcos llegaban por temporadas, al estar todos sujetos a los mismos e imprevisibles vientos y cambios de clima. El buque en el que habían viajado era uno de los doce que llegaban al mismo tiempo de Corea. Había cien más, provenientes de todo el mundo. Ese tremendo problema de aglomeración era uno de los motivos por los que la compañía naviera de su familia había eliminado Londres de sus rutas comerciales, ya antes de la guerra. En realidad, ningún barco de la compañía Skylark había llegado a Londres desde 1807.
Con mucha frecuencia era preciso dejar cargamentos de fácil deterioro en el muelle, a la intemperie y a merced de los ladrones, que robaban medio millón de libras en mercancías al año. Y si la carga no se estropeaba a causa del mal tiempo, se perdía por el polvo de carbón que envolvía todo el puerto.
Simplemente, no valía la pena hacerse mala sangre y perder beneficios, cuando había otras rutas comerciales igualmente lucrativas. Por eso Taehyung no había viajado a Londres en un barco de la Skylark, y por eso tampoco obtendría gratis el pasaje de vuelta; y esto iba a ser un problema tarde o temprano, pues entre Sung y él solo tenían un total de veinticinco libras, justo la cantidad que llevaban encima en el momento del robo, y no sabían cuánto les podría durar. Por ese motivo Taehyung se hallaba instalada en ese instante en un cuarto de alquiler en el barrio de Southwark, encima de una taberna.
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Amable y tirano - KookTae
FanfictionCon el corazón destrozado, Kim Taehyung está desesperado por regresar a su hogar en Corea. Deja sus penas en las costas de Inglaterra y, en un alarde de audacia, aborda un barco disfrazado de camarero para servir al capitán Jeon. Jeon Jungkook, un a...