Las náuseas de Taehyung iban aplacándose, pero pasaron al menos cinco minutos más antes de ser capaz de aquietar sus tumultuosos pensamientos lo suficiente para ver que por fin estaba sola en el camarote. Cuando cayó en la cuenta, su bufido de disgusto fue tan potente que cualquiera que estuviera al otro lado de la puerta lo habría oído. Pero no había nadie, según comprobó abriéndola bruscamente un momento después.
Refunfuñando para sus adentros contra los muros de ladrillo y la arrogancia de los aristócratas ingleses, marchó hacia la escalera. Ya había subido la mitad cuando recordó que se le había ordenado dormir una siesta. Se detuvo, mordisqueándose el labio inferior con sus «blancos como perlas». ¿Qué hacer, entonces? No pensaba volver a la cama de ninguna manera, pese a esa tonta orden. Sus prioridades eran sencillas: buscar a Sung y abandonar como fuera el Maiden Anne antes de que resultara demasiado tarde.
Sin embargo, desobedecer la orden de un capitán era un imperdonable atrevimiento. Por lo tanto... debía asegurarse de que el capitán no se enterara. Era sencillo.
Pero ¿y si estaba cerca? Dada la suerte que tenía en los últimos tiempos... No, había que ser optimista si él estaba en las cercanías, esperaría uno o dos minutos a que se alejara o se distrajera, pero no mucho más. Estaba decidido a salir a cubierta, tanto si estaba como si no. En todo caso, aduciría que deseaba echar un último vistazo a Inglaterra, aunque la mentira se le atascara en la garganta.
Pero sus temores se desvanecieron en seguida, pues al asomar cautelosamente la cabeza por la escotilla abierta, no halló rastros del capitán. Por desgracia, tampoco había señales de Sung, ni siquiera arriba, donde podría haber estado revisando el cordaje.
Subió el resto de la escalera y se dirigió aprisa hacia la proa, sin atreverse a mirar hacia el alcázar, pues desde allí arriba podría ser vista con toda claridad. Poco le faltaba para correr, con la esperanza de no tener que buscar a Sung de un extremo a otro. Pero se detuvo en seco en medio del barco. A estribor no se veía otra cosa que el océano. Giró bruscamente la cabeza hacia la popa; allá estaba la tierra que ella esperaba ver. Pero las riberas, que tan desesperadamente necesitaba tener a su alcance, ya apenas se divisaban; la gran mole de Inglaterra se empequeñecía cada vez más tras la estela del barco.
Taehyung se quedó mirando con frustración su única posibilidad de abandonar el barco, contemplando ese país que retrocedía con rapidez, perdiéndose en la distancia.
¿Cómo era posible? Levantó la vista a un cielo demasiado cubierto como para calcular la hora. ¿Tan tarde había llevado la comida al capitán?
Le bastó una ojeada a las velas henchidas para comprender que el barco navegaba a una velocidad extraordinaria, empujado hacia el mar por vientos de tormenta. Pero, ¿era posible que Inglaterra ya hubiera quedado atrás, si aún navegaban por el río en el momento en que él bajó al camarote del capitán?
De nuevo montó en cólera. De no haberse entretenido ese maldito hombre en fastidiarlo con sus provocaciones y sus innecesarios cuidados, él habría podido liberarse para siempre. Ahora... ¡diantre!, estaba atrapado en su barco, sujeto a sus detestables caprichos, y cabía esperar un trato mucho peor que el sufrido esa tarde. ¿Acaso no reconocía él mismo que disfrutaba irritando a la gente hasta sacarla de quicio? Por muy paciente que fuera, y Taehyung estaba seguro de serlo, ni siquiera ella sería capaz de resistir mucho tiempo impertinencias tan deliberadas. Tarde o temprano acabaría dándole una bofetada o utilizando cualquier otro tipo de defensa que evidentemente lo delataría. ¿Y entonces, qué? Dado el cruel sentido del humor del capitán, no podía adivinar su reacción si lo descubría.
Ciertamente, la fortuna la había abandonado ese día por completo. Incluso había olvidado que debía andar por cubierta con precaución. Sus oscuros pensamientos se interrumpieron ante un rudo golpe en el hombro. Giró en redondo, exclamando con voz cargada de altiva exasperación:
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Amable y tirano - KookTae
FanfictionCon el corazón destrozado, Kim Taehyung está desesperado por regresar a su hogar en Corea. Deja sus penas en las costas de Inglaterra y, en un alarde de audacia, aborda un barco disfrazado de camarero para servir al capitán Jeon. Jeon Jungkook, un a...