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Kwon Sung-hwan era coreano de segunda generación, pero proclamaba a viva voz su ascendencia escocesa, de la que podía alardear gracias a su pelo color zanahoria y al suave zumbido de sus erres. Lo que no poseía era el fuerte temperamento típico de los escoceses. El suyo podía considerarse bastante apacible y así había sido durante sus cuarenta y siete años. Sin embargo, el escaso mal carácter que pudiera tener, se había visto sometido a prueba hasta el límite durante la noche anterior y la mitad del día siguiente por parte del menor de los Kim.

Sung, al ser vecino de la familia, los conocía desde siempre. Durante muchos años había navegado en sus barcos, comenzando como grumete del viejo Jeon hasta terminar como primer oficial en el Neptune de Hyungsik. Se negó diez o doce veces a asumir la capitanía. Al igual que Yeonjun, el otro hermano de Taehyung, no quería que recayera sobre él tanta autoridad, aunque el joven Yeonjun acabaría por aceptarla con el paso del tiempo. Pero aun cinco años después de haber abandonado el mar, Sung no había sido capaz de alejarse del mundo de la navegación. Ahora se ocupaba de verificar el buen estado de conservación de los buques de la Skylark cuando regresaban a puerto.

Tras la muerte del viejo, hacía quince años, seguida poco después por la de su esposa, Sung en cierto modo había adoptado a los hijos, aunque era solo diez años mayor que Hyungsik. Al fin y al cabo, siempre había sido muy amigo de la familia. Los había visto crecer, había estado a su lado para darles un consejo cuando el viejo no estaba y había enseñado a los muchachos —y también a Taehyung— casi todo lo que sabían sobre barcos. A diferencia del padre, que solo pasaba en casa uno o dos meses entre un viaje y otro, Sung podía dejar transcurrir entre seis meses y un año antes de que el mar volviera a reclamarlo.

Como suele ocurrir cuando un hombre es más devoto del mar que de su familia, podía calcularse la duración de los viajes paternos por el nacimiento de los niños. Hyungsik era el primogénito y tenía ya treinta y siete años, pero una ausencia de cuatro años en el Lejano Oriente separaba su nacimiento del de Seojoon, cinco años menor. Namjoon nació otros dos años después, y transcurrieron otros tres años antes de que llegara Wooshik. El nacimiento de este era el único que el viejo había presenciado, pues una tormenta y los graves daños sufridos por su barco le obligaron a permanecer en puerto durante todo aquel año. Después, un contratiempo tras otro lo mantuvieron en casa un año más, lo suficiente para llegar a ver el nacimiento de Wooshik e incluso para encargar a Yeonjun, que nacería once meses después.

Luego venía él menor de la familia, él único omega, con otros cuatro años de intervalo entre él y Yeonjun. A diferencia de los alfas, que se entregaron a la mar en cuanto tuvieron la edad suficiente, Taehyung estaba siempre en casa para recibir a todos los barcos. Por eso no era raro que Sung le tuviera cariño, después de haber pasado más tiempo con él que con ninguno de sus hermanos. La había visto crecer y lo conocía bien. Se sabía todas sus triquiñuelas para salirse con la suya, por lo que debería de haber procurado mantenerse firme ante su última extravagancia. Sin embargo, allí estaba, a su lado ante la barra de una de las tabernas de peor reputación del puerto. Eso habría sido suficiente para hacer que un hombre volviese al mar.

Si algo cabía agradecer, era que él muchacho hubiera comprendido en seguida que, en aquella ocasión, sus locas ideas la habían llevado demasiado lejos. Estaba nervioso como un cachorrito spaniel, pese al puñal que llevaba en la manga y el otro que había escondido en la bota. De cualquier forma, su condenada tozudez no le permitía salir de allí hasta que el señor Choi hiciera su aparición. Al menos se las habían ingeniado bastante bien para ocultar su olor omega.

Amable y tirano - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora