Sir Jeon Mingyu indicó por señas al camarero que trajera otra botella de oporto; luego se reclinó en la silla para conversar con su hermano.
—¿Sabes, Jungkook? Creo que voy a echarte de menos. Deberías haber arreglado tus asuntos en el Japón antes de venir, así no tendrías que marcharte ahora, justo cuando ya me había vuelto a acostumbrar a que estuvieras por aquí.
—¿Cómo iba yo a saber que se iba a arreglar tan rápidamente lo del fallecimiento de ese infame de "Ian"? —replicó Jungkook—. Olvidas que, si he vuelto a Londres, solo ha sido para ajustar cuentas con ese Jin. No tenía idea de que estaba a punto de casarse con alguien de la familia. Tampoco me imaginaba que la familia decidiría aceptarme otra vez, ahora que mis días de pirata han quedado atrás.
—A mi modo de ver lo que ha facilitado las cosas ha sido que presentaras a los mayores a un nuevo sobrino como Anton. Los condenados son muy sentimentales cuando se trata de la familia.
—¿Y tú no?
Mingyu rio entre dientes.
—Yo también. Pero te apresurarás a volver, ¿no? Esto de tenerte aquí ha sido como volver a los viejos tiempos.
—Sí que lo pasamos bien en aquellos años locos, ¿verdad?
—¡Siempre persiguiendo a los mismos omegas! —sonrió Mingyu.
—Y oyendo los mismos sermones de nuestros hermanos.
—Lo hacían por nuestro bien. Lo que ocurre es que asumieron responsabilidades cuando aún eran demasiado jóvenes. No tuvieron la oportunidad de hacer locuras; estaban demasiado ocupados manteniéndonos a raya a los más pequeños.
—No hace falta que los defiendas, muchacho —respondió Jungkook—. ¿O crees que les guardo rencor? A decir verdad, en su lugar también habría renegado de mí con la misma rapidez con que lo ustedes lo hicieron.
—Yo no renegué de ti —protestó Mingyu.
—Bebe, querido muchacho —replicó Jungkook con sequedad—. Tal vez te refresque la memoria.
—Mi memoria funciona perfectamente, te lo aseguro. Tal vez me pusiera furioso contra ti ese verano en que huiste con Gigi. ¡Tres meses en un condenado barco pirata, cuando el pequeño que solo tenía doce años! Pero descargué mi furia con la paliza que te propinamos cuando la devolviste. Bien que la merecías. Y la aceptaste. Jamás comprendí por qué. ¿Te molestaría explicármelo?
Jungkook arqueó una ceja.
—¿Y cómo iba a impedirlo, si eran tres contra uno? Me crees más fuerte de lo que soy, querido muchacho.
—Anda, hermano. Ese día no te resististe. Ni siquiera lo intentaste. Puede que Hoseok y Hyuk no se percataran, pero yo sí. ¿Acaso crees que no te conozco, después de haber boxeado tantas veces contra ti?
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Amable y tirano - KookTae
FanfictionCon el corazón destrozado, Kim Taehyung está desesperado por regresar a su hogar en Corea. Deja sus penas en las costas de Inglaterra y, en un alarde de audacia, aborda un barco disfrazado de camarero para servir al capitán Jeon. Jeon Jungkook, un a...