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Toda la familia había salido para despedir a Jungkook.

La marea puso fin a las despedidas. De cualquier modo, la resaca de Jungkook, atribuible a Mingyu, no soportaba más palmadas en la espalda. Casi estuvo a punto de olvidarse de la nota que tenía preparada para la pequeña escocesa; en ella le explicaba el asunto de la camarera que la muchacha creía amante de su esposo. Llamó a Anton, su hijo a la pasarela y se la entregó.

—Encárgate de que tu tía Jieun reciba esto, pero cuando Gyu no esté presente. Anton guardó la nota en el bolsillo.

—No me digas que es una carta de amor.

—¿Una carta de amor? —resopló Jungkook—. Sal de aquí, bribón. Y cuidado con...

—Ya sé, ya sé. —Anton alzó las manos, riendo—. No haría nada que tú no hubieras hecho.

Y descendió a la carrera por la pasarela, antes de que Jungkook pudiera ajustarle las cuentas por ese atrevimiento. Pero su padre sonreía cuando, al volverle la espalda, se encontró cara a cara con Eunwoo, su primer oficial y mejor amigo.

—¿Qué era ese papel?

Jungkook se encogió de hombros.

—He decidido echar una mano, después de todo. A este paso, Gyu se pasará la vida metiendo la pata.

—Habías dicho que no te ibas a entrometer —le recordó Woo.

—Mira..., al fin y al cabo es mi hermano. Aunque no sé por qué me tomo molestias, después de la que me jugó anoche. —Consiguió esbozar una sonrisa ante la ceja enarcada de Woo, pese al terrible dolor de cabeza—. Procuró que hoy me sintiera fatal a la hora de zarpar, el condenado.

—Y tú le seguiste la corriente, claro.

—Desde luego. No iba a permitir que bebiera más que yo, ¿no? Pero tendrás que ser tú quien nos ponga en alta mar, Woo. Me temo que estoy destrozado. Cuando hayamos zarpado, preséntate en mi camarote.

Una hora después, Woo se servía una medida del whisky guardado en el bien provisto armario del capitán y se reunía con él ante el escritorio.

—No irás a preocuparte por el muchacho, ¿verdad?

—¿Por ese tunante? —Jungkook sacudió la cabeza, pero la jaqueca le continuaba, viéndose obligado a tomar otro sorbo del tónico que su primer oficial había hecho traer de la cocina—. Gyu se encargará de que Anton no se meta en líos. Eres tú el que se preocupará, Woo. Deberías haber tenido hijos.

—Quizá ya los tenga. Falta que los encuentre como te ocurrió a ti con el tuyo.

Seguro que aún tienes algunos más que desconoces.

—¡Por Dios, basta con uno! —replicó Jungkook, fingiéndose horrorizado y provocando una risa sofocada en su amigo—. Bueno, ¿qué sabes de la antigua tripulación? ¿Cuántos de aquellos hombres has podido reunir?

Amable y tirano - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora