— Así que sabes de leyes, ¿eh? — Me giré a ver a Wonka quién parecía lo bastante concentrado en mirar una mancha de quién sabe qué cosa en una sábana blanca. Quiera Dios que esa mancha de sabe que cosa se quede en qué cosa.
— ¿Leyes? No. Ni siquiera sé en qué leyes se encuentran mis derechos. Con eso te digo todo. — mire las fundas de las almohadas que había dejando colgando hace apenas unos cinco segundos.
— ¿Y qué me dices de la ley 561?
Mi ceja se levantó y mi boca se frunció en una expresión divertida.
— Willy te contó, ¿no?
— Tienes mucha imaginación.
— Y tú eres muy curioso. ¿Qué fue lo que te dijo?
— ¿Ahora quién es la curiosa? — pude ver una media sonrisa en su rostro cuando me miró de reojo. Maldita sea, ese peinado de media coleta y ese ángulo de cabeza le hacían ver tan malditamente bien que sentí mis mejillas encenderse por un instante.
— Por cierto, — cambió de tema ante situaciones que podrían poner en peligro mis facultades mentales, físicas y emocionales en este punto — ¿no volverás a hacerte tu corte de chica superpoderosa?
— ¿Chica que?
— De honguito pues. — y seguí colgando fundas de almohada.
— Dejaré que crezca. — le miré justo cuando dejó de lado aquella sábana y tomó otra para darle la misma inspección.
— ¿Te dieron ganas de convertirte en rapunzel?
— No balbucees más y trabaja.
— Uy... que enojon. — hice un puchero con los labios.
Esa misma tarde, Noodle fue quien acompañó a Willy a vender chocolates. En Fregosso teníamos una conversación más importante, estábamos a la espera de poder rentar aquel local con el que Willy soñaba. Claro que aún faltaba algo de dinero pero pues eso podría resolverse en poco tiempo. Wonka parecía satisfecho con aquel sueño de Willy, se notaba orgulloso y eso era bueno. Algo estaba cambiando y no lograba descubrir bien que era.
Varios días después pudimos poner en marcha la gran sorpresa. Debo admitir que en vivo el lugar parecía más... horrible y con ganas de hacerle unos arreglos de inmediato. La mueca de Wonka era arte cuando vio el lugar en tan mal estado. No me aguanté la risa en ese instante, es que debieron de haberlo visto con esa mueca de horror y de no querer que ni siquiera el polvo te toque.
— Es horroroso.
— Si. Pero se puede arreglar. — le dije mientras mirábamos a los demás inspeccionar el lugar. — Al menos le va a dar gusto saber que es suyo.
— Si... por lo menos. — miró el techo y arrugó su nariz dando media vuelta para salir de allí. Wonka el perfecto no soporto tanto desastre.
— ¿Qué? ¿Tanto desastre te estresa? ¿A Wonka no le agrada ver tanto desorden? — le pique la cresta en burla. A veces me gustaba ver sus expresiones de niño fresa.
— Contigo ya tengo suficiente desastre en mi vida como para querer más.
— ¿Yo un desastre?
— Si. Eres un desastre. — me miró y en mi honesta respuesta a eso fue levantar las manos en inocencia y bajar la mirada elevando las cejas.
— Perdóneme gran señor del orden y la perfección, no era mi intención ser como un desastre en su vida tan pulcra. — y me alejé de él unos cuantos pasos para volver al local.
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Una vida de chocolate (CANCELADA)
FantasySi no habías tenido suficiente con historias de transmigración, aquí te traigo una que sin duda será muy diferente a lo que habías leído. Todo en una vida llena de chocolates de los mejores chocolateros. Veras cosas dulces y otras no tan dulces. *...