Capitulo 19

23 4 0
                                    

Al salir fuera de aquella iglesia era de noche, pude ver el gran piso de nieve en donde mis tobillos quedaban enterrados y también pude ver a un Wonka con el cabello atado en una coleta baja y un bastón que pude reconocer de inmediato. Era el que le habían quitado en Fregosso y que había jurado volver a tenerlo.

No tuve ni tiempo de emocionarme por verle de nuevo cuando vi lo apresurados que se veían por llegar a un muelle. ¿Por qué? ¿Por qué estaba ocurriendo esto? ¿Por qué nada estaba marchando como en la original? ¿POR QUÉ?

— No iré. — me detuve en seco sintiendo las lágrimas inundarme los ojos.

— No podemos quedarnos aquí. Si lo hacemos cabe la posibilidad de que... — interrumpí a Wonka molesta por las circunstancias que ahora estaban pasando.

— ¡Lo sé! Todo eso ya me lo dijo Willy. ¿No quieren que me vuelvan a secuestrar? ¿Quien les asegura que no sucederá en otro lado? O — me encogí de hombros intentando encontrar las palabras correctas ante los miles de sentimientos contrariados en mi interior — no sé, tal vez si me explicaran el por qué se supone que no debería de estar viva. No se. — y las lágrimas comenzaron a derramarse.

Sentí las manos de Wonka en mis mejillas elevándolas para que pudiera verle directamente a los ojos. No creo poder olvidar esa mirada jamás, era una mirada llena de tristeza, alivio, molestia, gratitud e impotencia. Brillaban aún ante tal oscuridad y pude ver duda en ellos.

— Si, se supone que deberías estar muerta.

— Wonka. — le reclamó Willy ante tal frío comentario.

— Deberías estar bajo nieve mientras tu alma suplicaba que te encontraran. Eso se suponía que había pasado. Eso se supone que nos contaron. — y en un momento su mano se puso detrás de mi nuca para acercarme a su hombro en un abrazo. — ¿Tienes idea acaso de lo horrible que fue saber que debí haber ido tras de ti esa noche?

— ¿Quién... quién les dijo eso? — mis manos subieron hasta sus hombros en un abrazo.

— La policía dio el anuncio. — dijo Willy acercándose lentamente. — Pero aquí estás, estás viva y con nosotros.

— ¿Qué hay de los demás? — me separé de Wonka quien se giró a ver a Willy en complicidad.

— Son libres. Y eso es lo único que importa. Ahora — sentí de nuevo como mi mano era aprisionada — vámonos.

— No.

— Dije, vámonos. — dijo Wonka con seriedad.

— No.

— No pongas a prueba mi paciencia.

— ¿O qué? ¿Vas a obligarme? Dije que no. — le mire molesta.

— Si. Eso haré. — y sus manos me alejaron del suelo y me cargaron con facilidad.

— ¿De verdad? ¿Así es como van a actuar los dos? ¿Acaso no te importa el sueño de Willy? — exclamé imponente. Pero fui totalmente ignorada.

Siguieron el camino hasta que una tormenta de nieve se hizo presente impidiéndonos avanzar más allá de lo que tenían ellos previsto. Para gracia del asunto tuvimos que hospedarnos en una posada que no era Fregosso. Ja. Podría parecer infantil el hecho de que me haya rehusado a dirigirles la palabra durante esa noche pero no me sentía con el humor ni las ganas de tener que romper en llanto por el hecho de que no comprendieran lo que trataba de hacer. ¿Era egoísta de mi parte? ¿Era inmaduro? Probablemente si. ¿Era pecado? No. Quería que todo terminara como sabía que debería terminar.

Mi cabeza estaba hecha un caos. No podía pensar claramente. Me sentía como una niña.

— ¿Tienes frío? — me preguntó Willy tras sentarse a un lado mío en la cama. Yo negué con la cabeza — Oye... mírame, por favor. — y pude sentir su mano contra la mía pidiéndome que me girara a verlo — Por favor.

Una vida de chocolate (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora