Capitulo 20

36 5 0
                                    

No logramos salir de aquella habitación hasta después de tres días cuando la tormenta parecía haberse apaciguado. No podía negar el hecho de que posiblemente, y solo quizás, ambos mundos se estuviesen viendo entrecruzados por haber roto ambas líneas de tiempo.

¿Me sentía responsable? No.

¿Qué? ¿Esperaban que dijera que si? No. Yo no me había traído aquí. No había pedido venir aquí. Así que no era mi culpa.

.
...
......

Bueno, puede que tuviera cierta culpa al interactuar con los personajes principales desde un comienzo. Pero culpo a la curiosidad. Por eso bien dice el dicho de que la curiosidad mató al gato.

Mire el cielo nublado, parecía un poco más claro que hace dos días cuando en definitiva parecía que era de noche a pesar de ser medio día. Los guantes no parecían funcionar con el horrible frío que hacía ahora. Ni siquiera Wonka parecía estar acostumbrado a este clima puesto que en su mundo parecía hacer mucho mas frío que cuando llegamos aquí por primera vez. Willy lo sobrellevaba un poco mejor con su bufanda.

Dato curioso, no podíamos viajar ahora porque nos habíamos gastado los últimos ahorros en pagar el alojamiento y en ropa y comida. Por un momento extrañé mi viejo apartamento provisional en el mundo de Willy.

Espera.

Si en ese mundo había sido una extra y tenía un lugar, ¿qué me aseguraba que en este mundo no? Era una completa extraña y además una extra que posiblemente tuviera por lo menos un lugar donde dormir. Aunque sea debajo del puente.

— ¡Ey! ¿A dónde vas? — exclamó Wonka viéndome alejar.

— ¡Tengo una idea increíblemente loca! — confesé continuando mi caminata entre la nieve que ahora llegaba cinco centímetros más arriba del tobillo.

— ¡Oh! Eso suena a una muy buena idea. — agregó Willy siguiéndome por detrás al igual que Wonka.

Podríamos preocuparnos por el cruce de mundos después. Ahora necesitaba saber si mi teoría era real.

Camine sin rumbo un par de calles hasta que mi instinto parecía reaccionar a ciertas memorias que no eran mías. Doble en una esquina y mire la fuente, aquella fuente donde Willy había sido ahogado por aquel policía. Mire hacia arriba y mis ojos se posaron en una ventana en particular, como si la conociera, como si fuese natural verla. Reí, aunque no de alegría, sino de ironía. Siempre hubo un lugar donde dormir, pero nunca lo supe. Al menos la experiencia ahora me quedaba.

— ¿Aquí es? — me preguntó Willy al llegar a mi lado. No parecía curioso por saber más, ni siquiera por preguntar cómo sabía.

— Si. Eso creo.

— Así que otro departamento pequeño. Al parecer te siguen las cosas simples. — mire a Wonka con una sonrisa.

— Pues ustedes no son tan sencillos que digamos. Y me siguieron todo el camino. — Wonka me miró con gracia seguido de sarcasmo. De esas miradas en las que sabes que se la has devuelto bien devuelta.

— Estas aprendiendo. — lo tome como un elogio de su parte. Y cabe decir que me hizo sentir enérgica su comentario.

El departamento era sencillo, tal como había dicho Wonka, pero con ese aire de época victoriana, así con colores pastel y muebles como los que salen en esas películas de época en la que hacen las jóvenes sus debuts sociales e inician la vida adulta. Era lindo. Y para gracia tenía solo una cama. Maldito universo que gusta de verme nerviosa e incómoda.

— Pensé que era un armario pero es otra habitación. — dijo Wonka.

¡Bendito universo que sabe lo que necesito!

Una vida de chocolate (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora