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Jimin había llegado de su trabajo muy cansado, había sido un día de locura, papeleo por aquí, trámites por allá, ser dueño de un bufete de abogados no era nada fácil de sobrellevar.

El castaño solo quería llegar a su casa para poder descansar, por ello es que no sabía en qué momento se encontraba caminando por el sendero del parque a esas horas.

La noche era fría, realmente muy fría, la nieve que caía se hacía cada vez más intensa, los copos le llegaban a su rostro y en ese momento se arrepentía de no haberse quedado en su cálido hogar. ¿Qué había sido esa fuerza que le impulsó a salir y dar ese paseo nocturno que nunca en su vida había hecho?

Se detuvo un momento y miró al oscuro cielo, la luna se veia hermosa, era la primera vez que completaba a la luna en pleno invierno, los copos de nieve caer desde el cielo le daba cierto toque que no sabía como explicar.

Se quedó ahí observando a la luna hasta que a lo lejos escuchó cierto ruido, al principio pensó que serían los animales que habitan el parque, pero cuando comenzó a caminar, esos ruido se combirtieron en sollozos.

Se acercó más a aquel árbol donde para su sorpresa encontró a un jovencito apoyado en el tronco del árbol llorando mientras abrazaba sus rodillas.

Pudo notar que aquel muchacho, tiritaba y temblaba, seguramente de frío, ¿que otra cosa si no? La noche era muy gélida, el viento soplaba aire helado, la nieve cubria parte de su cuerpo y con esa ropa que traía se congelaría de frío.

— hey, muchacho — llamó, pero no recibió respuesta — oye tú

— t-t-tengo frío

Fue lo único que escuchó decir, no supo que fue sintió cuando le llegó a sus oídos esa voz. Se escuchaba débil y cansada.

Ya en cunclillas frente al muchacho, se quitó uno de sus abrigos de se lo colocó para poder al menos cubrirlo y protegerlo del frío.

— ¿estás loco acaso? ¿No te das cuenta que puedes congelarte?

Yoongi se sentía mareado y atarantado, su vista era un poco nublosa. Cuando aquella persona le ayudó a ponerse de pie, a las justas y podía mantenerse ergido, su cuerpo le dolia mucho, el frío calaba hasta lo más profundo de él. Sentía que en cualquier momento caería desmayado.

— a-ayúdeme

Cuando Jimin por fin pudo ver el rostro del muchacho, no pudo decifrar lo que sintió en ese momento, a pesar de lo rojo de tenía el rostro (seguramente por las horas que pasó debajo de la nieve) ese joven era realmente hermoso. Pero notó que esos lindos ojos marrones, transmitía, miedo, angustia y soledad.

Rápidamente se quitó la chalina que tenía puesto y con cuido lo enrolló al rededor del cuello del más bajo.

— sube — se había dado media vuelta y agachado le indicó que se subiera a su espalda.

Yoongi un poco aturdido y desconfiado lo pensó un poco, pero ahora ya nada le importaba el frío no lo dejaba pensar bien, así con un poco de duda subió a la espalda de aquel desconocido. De agarró lo más fuerte de sus débiles brazos pudieron.

Cuando ya se acomodó mejor sintió como aquel hombre caminaba de manera lenta, ¿a donde se lo llevaba? No lo sabía, pero sentía que nada podía ser peor que regresar con sus tíos.

Giró un poco su rostro y mirando al cielo observó a la luna, cada paso que daban, aquel astro seguía con ellos, era su acompañante.

Mientras seguía observando, recordó los días en donde se sentaba en el jardín de su casa junto a Jungkook, él le decía que la luna siempre lo seguiría porque es alguien especial y a donde vaya, la luna iría con él.

LUNA DE INVIERNO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora