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Desperté temprano, me bañé y fui a sentarme a la sala para esperar, Maverick me envió un mensaje diciendo que llegaba en unos minutos. Escuché movimiento cuando Bradley se levantó y maldije en mi mente, había planeado irme sin decirle nada.

– Cass – me llamó con voz ronca y casi me derrito en ese momento y tal vez lo hubiera hecho de no haber estado pensando en mi padre.

– Estoy en la sala Roos – escuché sus pasos acercarse desde atrás.

– Buenos días – dejó un beso en mi mejilla – ¿Por qué estás despierta tan temprano?

– Pues...– dudé un poco – Voy a ir a ver a papá

– Que bien – sonrió – ¿Por qué no me dijiste, quieres que vaya contigo?

– No, gracias. Pero voy a ir con Maverick – asintió lento.

– Está bien, si necesitas que vaya por ti o cualquier cosa me llamas

– Claro – le sonreí. No pasó mucho tiempo cuando llegó Pete, salí y me entregó un casco pues iríamos en la moto; me despedí de Bradley que estaba de pie en la puerta y el mayor se puso en marcha.

Todo el camino me sumí en mis pensamientos y ni siquiera noté cuando llegamos, bajamos y yo me detuve unos segundos mientras Maverick tocaba la puerta, Sarah abrió y nos abrazó a ambos con una sonrisa.

– Pasen – nos invitó – Cassie cariño, me da mucho gusto verte

– Igual me da gusto mamá – a pesar de que no era mi madre biológica siempre la llamé así – Perdón por no haber venido antes

– No te preocupes cielo, él lo entenderá – volvió a abrazarme pero en cuanto nos separamos noté como su semblante se volvió triste y miraba a Pete – Maverick...

– ¿El cáncer?

– Nadie sabe – nos miró – No hay nada más que podamos hacer. Hasta hablar es doloroso para él

– Sarah, lo siento mucho – la abrazó y para evitar derrumbarme ahí mismo decidí salir al patio trasero donde estaban mis hermanos menores.

Estuve afuera unos minutos, mirándolos jugar beisbol y traté de no llorar frente a ellos; a los minutos Pete me llamó desde la puerta.

– Tengo que ir niños, los veo en un rato – besé la frente de cada uno y me dirigí a la casa.

– Quiere verte – me dijo en cuanto estuve cerca.

Asentí y caminé decidida hacia el despacho de mi padre, pero una vez frente a esa puerta no pude dar un paso más o hacer algún movimiento, solo me quedé mirándola, hasta que escuché una pequeña voz al final del pasillo.

– Entra – era mi hermana más pequeña – Papá te extraña, no está molesto si es lo que te preocupa

– Gracias linda – le sonreí.

Tomé la manija. Al abrir la puerta me recibió el característico perfume que papá había usado toda la vida, se giró en cuanto me escuchó entrar y se me cayó el alma a los pies cuando vi su rostro demacrado a comparación de como era antes; se puso de pie de inmediato, aunque con un poco de dificultad y yo rápidamente lo abracé.

– Hola papá – susurré en su oído y besó mi mejilla varias veces, lo ayudé a regresar a su silla y yo tomé asiento en la que estaba frente a él. 

Casi me suelto a llorar cuando vi que llevaba sus manos al teclado en su escritorio.

¿Cómo está mi niña? –me miró.

Lover Of Mine | Bradley BradshawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora