extra 1

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Si alguien me hubiera dicho que el embarazo sería tan agotador, en todos los aspectos, tal vez me habría negado a vivirlo pero había algo que eclipsaba todo lo negativo y era la cantidad de atención que recibía de mi novio, y claro que siempre había tenido esas atenciones conmigo pero ahora que estaba embarazada se habían multiplicado.

Estaba en mi quinto mes y me había dado de baja del servicio hace tres, pues quería volcar todo mi tiempo en mi pequeña familia, Bradley seguía activo pero afortunadamente no había tenido misiones arriesgadas así que estábamos viviendo esta etapa relativamente tranquilos, dejando de lado los malestares y mis cambios de humor.

Hoy iríamos a nuestra cita mensual para verificar que todo vaya bien con el bebé, que aún no nos había dejado ver que era así que la ropa que comprábamos o llegábamos a recibir era en su mayoría de colores neutros.

– ¿Tú que crees que sea? – me preguntó en un alto mientras posaba su mano en mi vientre.

– Pues – dudé un poco – Pienso que es niño, pero en realidad no me importa mucho – me encogí de hombros – ¿Y tú? – lo miré.

– También creo que será niño – volvió su vista al frente – Pero igual me encantaría que fuera niña ¿Te imaginas una mini tú?

– O un mini torbellino cómo tú

Llegamos no mucho después a la clínica y nos sentamos a esperar que fuera nuestro turno, había varias parejas en la sala, algunas con niños pequeños, pero la mayoría al igual que nosotros a penas iba por su primer bebé. Estaba pensando en que podríamos ir a comer al salir mientras Bradley iba por algo que olvidó en el auto, pero una vocecita me sacó de mis pensamientos

– Hola

– Hola – le devolví el saludo al pequeño – ¿Cómo te llamas?

– Thomas, pero puedes decirme Tom – me extendió su manita así que la estreché.

– Mi padre se llamaba igual que tú, mucho gusto Tom – sonreí – Soy Cassie

– Tienes un nombre bonito – dijo mientras se sentaba a un lado de mi – ¿Tienes un bebé ahí? – preguntó señalando mi vientre abultado.

– Así es – asentí y me hizo señas de que me acercara.

– ¿Sabes que es? – susurró como si fuera un secreto, o al menos lo intentó.

– Aún no ¿Tú crees que es niño o niña? – lo miré con una ceja alzada.

– Es un niño, no había querido que lo supieras todavía. Pero me pidió que te lo dijera yo

– Claro – le di la razón aunque por dentro me estaba riendo mucho, era un niño muy tierno.

– Hablo en serio – dijo muy seguro de si mismo, iba a seguir refutando pero una voz al final del pasillo lo interrumpió.

– ¡Thomas, hora de irnos cariño! 

– ¡Ya voy mamá! – respondió mientras se bajaba de la silla – Adiós Cassie

– Adiós Tom – me despedí de él y de la mujer que lo esperaba a un lado de la puerta.

Que niño más curioso, pensé. Instantes más tarde regresó Bradley al mismo tiempo que nos llamaban. Después de algunas preguntas de rutina y comprobar que no tuviera síntomas fuera de lo usual fue tiempo de subir a la camilla.

– ¿Nerviosos? – nos preguntó la doctora.

– Algo – respondí por ambos.

– Esperemos que hoy sea el día – me sonrió.

Primero escuchamos su corazón como en todas las consultas, verificó que sus medidas fueran adecuadas y empezó a buscar un ángulo en el cual pudiéramos ver su sexo.

– Lo tengo – esas dos palabras hicieron que mi corazón empezara a latir más rápido – ¿Quieren saberlo ahora?

– Si – respondimos al mismo tiempo.

– Por favor

– Muy bien – volvió a buscar el ángulo perfecto ya que el bebé se había movido – Es un niño

Sonreí y dejé que Bradley me besara pero mi mente estaba divagando, tal vez Tom no estaba mintiendo después de todo. Una vez salimos yo seguía pensando en lo que el pequeño rubio me había dicho.

– ¿En qué tanto piensas?

– Oh, nada es que – dudé – Hace un rato en la clínica se me acercó un niño y me dijo que el bebé era niño, fue curioso. Se llamaba Tom, igual que papá

– Es bien sabido que los niños pequeños ven y saben cosas – se encogió de hombros – Tómalo como una señal linda

– Tal vez – me quedé pensando hasta que mi atención se desvió – ¿Tenemos fresas? Quiero fresas amor

– Es tarde nena, no creo que queden fresas en alguna tienda

– Pero quiero fresas – sentí ganas de llorar, malditas hormonas – Por favor

– Bien – suspiró y se puso de pie – Iré a buscarlas, pero no prometo nada

– Está bien, te amo – besé sus labios – Eres el mejor

– Yo también te amo – me abrazó.

– Vete, vete o se hará más tarde – lo apuré riendo.

 Amaba a mi novio y amaba que fuera el papá de mi bebé.





















representación gráfica de mi, cuando terminé de ver las películas

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representación gráfica de mi, cuando terminé de ver las películas.

oficialmente el primer extra, corto pero lindo, quise incluir lo del niño como una señal o conexión con Iceman espero que les haya gustado.

y por último pero no menos importante quisiera agradecerle a las personas que le han dado una oportunidad a esta historia, a las que comentan y votan, y por supuesto también a los lectores silenciosos, les quiero mucho.

– nana 

Lover Of Mine | Bradley BradshawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora