Travis
Capítulo 8
Todavía no sé qué diablos hago ayudando en esta búsqueda. La familia Thopsom no tuvo reparos en llamarme asesino en mi propia cara y delante de todos. No puedo hacer la vista gorda ante una situación como esta. He visto muchas veces a ese pequeño y pensar que pueda estar en manos de ese psicópata, me revuelve el estómago. Además, esta vez he intentado mantenerme en el anonimato. En mi búsqueda me he adentrado en el bosque y también en los recuerdos que guardo de este lugar. Dudo que este niño haya llegado tan lejos, eso si es que de verdad se ha perdido.
Entro en el bosque, solo por descartarlo. La nieve cubre la mayor parte de la hierba y de los árboles se desploma parte de ella. Miro en varias direcciones y nada. Me doy la vuelta para seguir con la búsqueda en otra parte, entonces unas pequeñas huellas en la nieve atraen mi atención. Las sigo hasta que mi mirada se pierde y tengo que andar sobre ellas. Es una distancia bastante larga para un niño de tres años o no. Al llegar al final de las huellas, lo veo saltar sobre la nieve. Un peso que no sabía que cargaba sobre mis hombros, me abandona. Sin dejar de observarlo, saco mi teléfono y llamo a Coop.
—Si, está en el bosque. Me parece extraño que haya llegado hasta aquí, la tienda de Harold está bastante lejos.
Tomo al niño de la mano y salimos a la carretera.
—El hombre chocodatina —dice y entonces veo que tiene la boca sucia.
—¿Qué hombre?
—Chocodatina.
Ante esas breves palabras, solo puedo pensar que este niño estuvo con el asesino. ¿Qué habrá sucedido para que lo dejara libre? ¿Se le habrá escapado? Después de dieciséis años y siendo un adulto, todavía me aterra pensar que alguien anda por ahí asesinando niños ¿Con qué propósito? No imagino a nadie de este pueblo haciendo daño a un niño tan pequeño, tan inocente. Solo un psicópata podría hacer tal cosa. El ruido de un coche me regresa al presente, es Coop.
—¿Está bien?
Es lo primero que pregunta al bajarse de la patrulla.
—Aparentemente, pero ha mencionado al hombre de las chocolatinas y tiene la boca sucia.
—¿Crees que ese maldito lo atrajo con caramelos?
Me encojo de hombros.
—No lo sé, Coop. Lo que me queda claro es que este niño no estuvo solo y además, ¿cómo llegó hasta aquí?
—Sí, cuando me llamaste pensé lo mismo. A este niño alguien lo trajo hasta aquí. El problema es que será una odisea interrogarlo, creo que acaba de cumplir tres años, por desgracia es nuestra única víctima.
—Vamos, acompáñame a llevarlo a casa.
—No, Coop. Será mejor que nadie se entere.
—Tonterías. Ya es hora de que esta gente te vea con otros ojos, amigo.
Me rasco la cabeza pensativo.
¿Qué gano con esto? ¿De verdad quiero que la gente me acepte?
—Vale.
Durante todo el camino me acompaña la tensión. La última vez me llamaron asesino y sí, a pesar que con orgullo intenté quitarle importancia, en el fondo me dolió. Cuando Coop detiene el coche, suelto el escaso aire que llevo en los pulmones. Dejo que sea Coop quien vaya delante, igual en el último minuto tengo oportunidad de escabullirme. La puerta se abre y la madre ni siquiera mira a su hijo, sino que sus ojos se dirigen directamente hacia mí.
—Hola, Jane —dice Coop.
Yo permanezco en el mismo lugar.
—¿Qué hace él aquí? No me digas que...
—No, ha sido Travis quien lo ha encontrado y creemos que el pequeño tuvo contacto con el asesino.
—Oh dios mío, que horror.
Se inclina y abraza a su hijo.
—Lo siento, Travis. No fue mi intención...
—No te preocupes.
Esta mujer también es una mis antiguas compañeras de colegio
—De momento lo dejaré contigo, pero regresaré más tarde. Es el único que puede darnos una pista de quien es el asesino.
—Entiendo. Muchas gracias, Travis.
Jamás pensé que necesitara tanto que me aceptaran, hasta el momento en que Jane me dio las gracias. No hubo insultos, aunque si sospechas. Claro, que eso tampoco quiere decir que el resto de los ciudadanos me acepten, que dejen de ver en mi a un delincuente, porque lo cierto es que lo soy. ¿Cómo se le podría llamar a una persona que ha estado en la cárcel? Presidiario. Da igual. Desde el primer día que puse un pie en esa celda, me convertí en una basura, en una rata para la sociedad.
—Travis —me grita Coop parado frente a la patrulla —. Ya te he dicho que sería buena idea. Si al menos te tomaras un momento para hablar con la gente, explicarles tu verdad
—¿Cuál verdad, Coop? Estuve preso y con respecto a eso ya no hay vuelta atrás.
Me subo al coche.
—Sí, pero tu solo fuiste una víctima.
Pone el coche en marcha.
—Una muy estúpida. Prefiero que la gente piense que soy un asesino, a decir la verdad. Después de cuatro años todavía no entiendo cómo pude ser tan ciego.
—Solo estabas enamorado, Travis. Es normal que hayas confiado en la persona que amabas.
—Eso ya no volverá a suceder.
—Simplemente ahora debes ser más precavido.
—No, no pienso arriesgarme. Haber estado en la cárcel ha sido una gran lección y también un maldito infierno.
—No soy la mejor persona para darte un consejo, siempre he estado del otro lado de los barrotes. Aun así, pienso que no debes cerrarte a la oportunidad de rehacer tu vida.
—Me cuesta confiar en cualquier mujer.
—Aly me ha dicho que le dijiste que se mantuviera alejada de ti. ¿Es por qué no quieres que la señalen o hay algo más?
—¿Algo más? ¿Qué más puede haber?
—No lo sé. Igual la repudias solo por ser mujer. No es porque sea mi hermana, pero Aly es una mujer maravillosa y además, mi madre me ha dicho que está soltera.
—Pero, ¿qué dices, tío? Es Aly. Ella es como una hermana para mí. Jamás podría verla de otra forma.
—Joder, Travis. Que tampoco te estoy diciendo que te cases con ella. Pero la verdad es que no pensaría en un hombre mejor para mi hermana. Recuerdo como la cuidabas y defendías de pequeña.
—Sí, en ese entonces éramos unos críos.
—Y ahora somo adultos. No veo la necesidad de distanciarte de ella. A Aly nunca le ha importado lo que piensen de ella y además, solo estará aquí dos semanas.
Dos semanas ¿Y qué pasará después? Coop no tiene ni idea de la fuerte atracción que siento por su hermana y lamentablemente, esa cercanía no ayudará a que disminuya mi atracción. No, esa descabellada idea queda descartada y es que no conozco a esta Aly de ahora, solo recuerdo a la pequeña de corazón bondadoso. No a la mujer de melena larga, ojos enigmáticos y boca provocativa.
—No sé. Lo mejor es que sigamos como hasta ahora.
—Vale.
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Siempre fuiste tú
RomanceCon la vuelta a su pueblo, vuelve un amor del pasado y también un asesino que tenían olvidado. ¿Habrá superado Aly su amor de juventud o todavía existen sentimientos hacia él? ¿Será este el mismo asesino de hace dieciséis años?