Capítulo 23
Alyssa
Después de permanecer casi un minuto de pie delante de mi casa, observando como la camioneta de Travis se alejaba y sintiendo como el corazón se me estrujaba, decido entrar en la casa. No tengo dudas de que Travis se siente atraído por mí. Pero, ¿de qué me sirve? Lo ha dejado bastante claro, por las estúpidas razones que sea o las descabelladas ideas que rondan por su cabeza, no quiere tener nada conmigo. Que no quiere hacerme daño. ¿Y qué piensa que acaba de hacer al rechazarme? Por segunda vez he sido rechazada por Travis Hoffman. Solo que en esta ocasión he comprobado que Travis no es en absoluto indiferente. Ahora tengo una carta con la que no contaba en el pasado y pienso jugar hasta ganar la partida.
De momento lo dejaré pensar que ha ganado, que con su rechazado ha conseguido alejarme y cuando menos lo espere, me presentaré en su casa. Existe la posibilidad de que vuelva a rechazarme. Como también podría suceder todo lo contrario, que Travis confiese que le gusto, que ha disfrutado de esos dos besos tanto como yo y entonces por fin, ese sueño de la Aly de catorce años se vuelva realidad. La vida me está dando una segunda oportunidad y no pienso desperdiciarla. Siempre supe que Travis y yo estábamos hechos el uno para el otro y esa idea se acaba de reforzar esta noche.
Una hora más tarde, Alice está ansiosa por abrir sus regalos.
—Cariño, esperemos que llegue papá —dice Charlotte.
Unos minutos después Coop entra por la puerta. No hace falta que preguntemos cómo ha ido la búsqueda. La angustia de su rostro lo delata.
—¿Qué ha pasado? —pregunta mi padre.
Coop se desploma en el sofá.
—Papá —grita Alice y se arroja a los brazos de mi hermano—. Ahora podemos abrir los regalos.
—Claro que sí, cielo. Ese grande que está cerca de la esquina es el mío.
Alice corre y arrastra el regalo.
Todos, al igual que Coop, procuramos mantener la calma y mostrar una sonrisa delante de la niña. A pesar que ya nos tememos lo peor y es que esta ocasión el niño de Jane no corrió con la misma suerte de la última vez.
Alice rompe el papel con energía y desata el regalo que es casi de su altura, hasta descubrir la caja de una bicicleta. El tiempo transcurría despacio mientras Alice continuaba abriendo regalos y todos deseábamos escabullirnos a la cocina y escuchar de boca de Coop lo sucedido. Nunca en mi vida he visto a una persona muerta y Coop ha tenido que enfrentarse ello en muy poco tiempo y niños. No quisiera estar en su pellejo. Nuestras miradas se cruzan durante un segundo, en el que sus ojos miran hacia la cocina. En el bullicio que ha armado Alice, me levanto del sofá y me dirijo a la cocina. Lentamente mis padres y Charlotte hacen lo mismo, hasta que dejamos a Alice con los regalos, está tan entretenida que ni siquiera nota nuestra ausencia.
—Hemos encontrado al hijo de Jane —dice Coop.
Se pasa la mamo por el pelo.
—¿Y cómo está? —pregunta mi padre.
—Está muerto. Ha sido una escena horrible. Aparte de sacarle los ojos, también llevaba unas marcas alrededor del cuello, supongo que lo habrá ahorcado. No sé qué diablos pasa por la mente de ese maníaco. Estoy realmente agotado de todo este asunto. Mañana a primera hora avisaré a las autoridades de la ciudad. Tengo que admitir que esto me supera.
—¿Has hablado con Jane? —le pregunto.
Asiente con la cabeza.
—Si encontrar a su hijo muerto en condiciones horribles me ha dejado abatido, darle la noticia no fue mucho mejor. Estoy fallando en mi trabajo, cuando me hice Sheriff prometí proteger este pueblo.
—Cariño, no puedes culparte —le dice Charlotte—. Tu has hecho todo lo que ha estado en tus manos.
—Charlotte tiene razón. Culpándote no se solucionará este problema. Ahora más que nunca tienes que estar al pie del cañón cuando vengan de la ciudad —le digo.
—Gracias, hermanita —me da un beso en la mejilla —. Amor, creo que será mejor que nos vayamos a casa. Necesito dormir y prepararme para lo que venga mañana. Siento mucho haberte arruinado las navidades, Aly.
Niego con la cabeza.
—No digas disparates. Ahora lo más importante es que descanses, despejes la mente y puedas dar con ese asesino. No puedes permitir que mate a un solo niño más.
—Supongo que este año no tendremos fiesta de noche vieja. En cuanto se corra la voz de la muerte de ese niño, todos se encerrarán en sus casas.
—Tal vez lo metéis entre rejas antes de noche vieja —dice mi madre.
—Eso espero, mamá. Que descanséis.
Anda cabizbajo hasta donde se encuentra Alice y de repente veo una radiante sonrisa aparecer en sus labios al levantar a su hija en brazos. En medio de todo el caos que estamos viviendo, al ver el amor que Coop siente por Alice, se me estruja el corazón. Nunca me pasó por la cabeza el tener hijos con Andrew, apenas llevábamos dos años juntos y justo cuando yo pensaba que daríamos el primer paso, terminó conmigo. Pero de solo pensar que tengo que regresar a la ciudad, a la soledad de mi apartamento, me embarga la tristeza.
Todavía no sé si vaya a quedarme en el pueblo. Si mi plan de conquistar a Travis falla, quizás me marche antes de lo previsto. No soportaría la vergüenza. Hace tantos años fue diferente. No llegué a entregarle la carta, no tuve la oportunidad de probar sus labios, no fui tan lejos. Es increíble, pero ahora me siento mucho más enamorada y el dolor será mucho más fuerte.
Días después...
En cuanto Coop informó a la policía, el pueblo se convirtió en un cementerio. Los niños que jugaban con la nieve desaparecieron dentro de sus casas, el miedo se sentía en el aire y la navidad se fue al traste.
Me subo al coche y lo pongo en marcha. Las escasas personas que encuentro en el camino, van con prisa, como si temieran estar fuera mucho más tiempo del debido, como si el único lugar seguro fueran sus hogares. Apenas tengo que detenerme en los cruces de peatones, porque simplemente no hay peatones. Al llegar al pueblo hace una semana atrás, jamás habría imaginado que el asesino de los ojos había vuelto. Todo parecía tan normal, tan navideño, tan blanca con su inmensa nieve cubriendo las calles y aceras.
Ahora, después de dos muertes, una tan seguida de la otra, la gente ha tomado precauciones y no solo porque la policía de la ciudad haya puesto toque de queda, lo hacían por miedo a que sus hijos terminaran como los demás niños.
Doblo hacia la izquierda, bajo la velocidad del coche hasta encontrar un lugar donde estacionarme. Charlotte ha abierto su cafetería, a pesar que la clientela es muy escasa. Mientras estaciono, veo a Travis bajar de su camioneta. Lleva ese gorro de lana encasquetado hasta las orejas y esa barba rasposa. El corazón me da un vuelco al verlo, demonios. ¿Cómo fui a caer otra vez en las redes de Travis? Si un mes atrás me lo hubieran mencionado, habría tenido que buscar entre los escondrijos de mi mente hasta dar con él. Sin embargo, aquí estoy, enamorada de él igual que 13 años atrás.
Apago el motor del coche, respiro hondo y salgo. Necesito mostrarme serena e indiferente. Si ahora corro a su encuentro —que es lo que más deseo— Mi plan se irá a la mierda. Quiero que piense que ese beso que nos dimos hace varias noches no me importó en absoluto. Que piense que ya lo olvidé, cuando la realidad es que de solo recordarlo me estremezco. Se dirige a la ferretería, está justo al lado de la cafetería de Charlotte. Me ajusto el abrigo al cuello y cruzo la calle.
—Hola, Travis —digo.
Apenas me detengo a mirarlo, si lo hago, flaquearé.
Continuo hacia la cafetería, aun así, siento su mirada a mi espalda, como también me percato, al entrar en la cafetería, de que sigue en el mismo lugar.
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Siempre fuiste tú
RomanceCon la vuelta a su pueblo, vuelve un amor del pasado y también un asesino que tenían olvidado. ¿Habrá superado Aly su amor de juventud o todavía existen sentimientos hacia él? ¿Será este el mismo asesino de hace dieciséis años?