Alyssa
Capítulo 15
Esta visita es muy diferente a las anteriores. Me he puesto perdida de harina como siempre, el pastel estará tan delicioso como de costumbre. El problema es que mi mente no puede ignorar que a una escasa distancia está Travis. Lo que estoy empezando a sentir por Travis en este momento, es mucho peor que hace trece años. Cabe la posibilidad de que si me dejo llevar, esta vez no logre unir las piezas de mi corazón. Solo de recordar a la adolescente de catorce años, me duele el pecho.
Pero. ¿Por qué me cuesta tanto alejarme? Al final tendré que hacerlo, ya no vivo en este pueblo. ¿Qué sucederá entonces? Volveré a mi rutina, a la vida que elegí hace cuatro años. Es solo que ahora estaré mucho más sola, ya no estará Andrew y a pesar que apenas he pensado en él en este día y medio, todavía me duele su decisión.
—Estás muy callada, muchacha. ¿Te has enfadado por no decirte mi ingrediente secreto?
Suelto una carcajada.
—No, solo estaba pensando. Estuve esperando durante meses a que el señor William se jubilará y justo ahora que tengo mi vida en la ciudad, decide abandonar el puesto.
James tuerce el labio.
—No lo sé, Aly. A veces simplemente no es el momento. ¿Tu quieres regresar a vivir aquí?
—Quizás. Echo de menos mucho a mi familia y a veces ni siquiera puedo venir por navidad. Alice está cada día más grande. Siento que me estoy perdiendo tiempo de estar con ellos.
—El puesto de William continua libre. Estarás aquí dos semanas, porque no te lo piensas.
Le pongo la última tira a la tarta.
—Lo consultaré con la almohada.
Una hora más tarde estoy sentada a la mesa, disfrutando de esa deliciosa tarta.
—He visto que Travis ha bajado la guardia contigo.
Levanto la mirada.
—Bueno, no lo sé. Mas bien diría que no le he dejado opción. Sobre todo después de arrastrarlo hacia la pista.
Ambos sonreímos.
—Travis es un buen hombre. Simplemente ha sido muy confiado y por eso...
Sus palabras se quedan en el aire.
—Sí, James, ya llevo aquí un día y medio. Me he enterado de los cotilleos. Dicen que estuvo preso cuatro años porque mató a un hombre, otros dicen que llevaba negocios ilícitos. El hombre con el que bailé anoche, no encaja con esas descripciones.
Me como otro bocado de tarta.
—Me alegro mucho que pienses así y que no te hayas distanciado de él. A pesar de todo, yo sé que ahora más que nunca necesita de una buena amiga.
¿Una amiga? No sé si sea eso lo que de verdad quiero ofrecer a Travis. Nuestra amistad de antaño ya no existe, lo que por lo visto sigue aún vivo, es lo que sentía por él.
—James, esta tarta cada día te queda mejor. Deberías dejarle el trabajo del rancho a Travis y abrir tu propia pastelería.
—Ay muchacha, tan aduladora como siempre.
—Es cierto, es un milagro que no me coma el plato .—Con el tenedor recojo los últimos restos —. ¿Crees que Travis está en las caballerizas?
—Seguro ya ha terminado todo el trabajo. Búscalo en su habitación.
Me pongo de pie y llevo el plato al fregadero.
—Vale, he traído la botella que ganamos ayer en el concurso. No sé, quizás le apetezca acompañarme aunque solo sea con una copa. En un momento vuelvo para ayudarte a limpiar.
—No te preocupes. Yo termino de recoger, tu ve con Travis.
Saco la botella del bolso y me dirijo a su habitación.
En mi infancia y parte de mi adolescencia pasé tanto tiempo en esta casa, que llegué a sentirlo mi hogar. En el pasillo siguen las fotografías de la familia. La foto de Travis con unos cinco años, está con un abrigo azul al lado de un muñeco de nieve, en ese entonces su pelo era todavía más rubio. Luego está la de su madre, en primavera, al lado del columpio. La que sigue es de James, Andy y Stephanie, junto al árbol de navidad.
Cuando llego a la habitación de Travis, mi mano va directa al pomo. Supongo que hay costumbres que no se borran ni con el pasar de los años. No acostumbraba a tocar, simplemente entraba y ya dentro, si encontraba a Travis en una situación incómoda—lo cual nunca sucedió—, pedía perdón. Me detengo y con los nudillos, llamo a la puerta. No obtengo respuesta, entonces decido girar el pomo.
Está durmiendo, con una parte del cuerpo en la cama y las piernas casi colgando. Dejo la botella encima de la mesita de noche y me acero. Contengo las ganas que tengo de tocarlo, de recorrer sus labios con mis dedos o puede que con mi boca. Trago saliva y agito la cabeza para borrar esos pensamientos, que nunca se harán realidad.
—Travis.
No se mueve.
Le toco el brazo y no sé cómo, pero en menos de un segundo estoy debajo de su cuerpo. Su respiración agitada me da de lleno en la cara, siento su cálido aliento y nuestros labios están a escasos centímetros. Me está mirando, sin embargo, su mirada parece perdida, no son sus ojos. Me tomo el atrevimiento de pegarme más a su cuerpo y con ese ligero movimiento, nuestros labios se encuentran. Cierro los ojos, pensando que de un momento a otro me apartará, no sucede. Su lengua entra en mi boca, en una experta danza e invade cada rincón. Intento liberar las manos, cuando lo hago, me aferro a su pelo y el beso se hace más intenso.
Siempre había pensado que un beso de Travis sería algo increíble, me equivoqué, es mucho más que eso. Siento que podría morir en este preciso instante, porque ya no habría nada más por lo que vivir. El calor que inunda mi cuerpo, no es ni la mitad de lo que sentía con Andrew. Entonces, en lo más profundo de mi mente, una vocecita me grita. Siempre fue él. Ese amor que creía olvidado, simplemente estuvo durmiendo todo este tiempo, hasta esta ocasión en que Travis me besara por primera vez.
Se aparta con brusquedad, cuando abro los ojos, lo veo de pie frente a la cama, me da la espalda. Sus hombros suben y bajan, su respiración, al igual que la mía, está descontrolada.
—Travis.
Bajo de la cama.
—¿Qué diablos haces aquí, Aly?
—He traído la botella de vino.
Me arreglo la ropa.
—Creo que será mejor que te vayas.
—Pero, yo pensé que...
—Aly, por favor, vete.
Paso por su lado, abro la puerta y abandono la habitación.
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Siempre fuiste tú
RomanceCon la vuelta a su pueblo, vuelve un amor del pasado y también un asesino que tenían olvidado. ¿Habrá superado Aly su amor de juventud o todavía existen sentimientos hacia él? ¿Será este el mismo asesino de hace dieciséis años?