Prólogo

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Kiara era la chica perfecta.

Sonrisa con dentadura perfecta, ojos color miel perfectos, cuerpo definido y perfecto, ropa de colores claros que tapaban su preciosa figura. Ella era simplemente perfecta en su familia perfecta y su pueblo perfecto.

Ella estaba en su cuarto, guardando uno de sus grandes secretos en uno de sus cuántos escondites que ella misma había hecho.

El olor a lavanda invadiendo la habitación en forma de un saumerio de dicho olor.

Todo era perfecto.

Hasta ese momento exacto.

Donde tocaron a su timbre.

Ella bajo lentamente las escaleras, su madre viendo por el agujero de la puerta, su hermana a su lado.

Kiara Fleming

-Somos sus nuevos vecinos - Escuche decir a una mujer con un acento realmente marcado en su voz.

Vi como Leigh y madre compartían una mirada de duda.

-Es un poco tarde para visitas- Respondió mi madre.

Me acerque más a ellas.

-Oh, lo siento, vecina. Es que apenas son las 6, no considere su horario. Le trajimos un pastes, lo he horneado yo misma.

Mentía, su tono de voz la delataba. Más sin embargo, Leigh y madre no parecieron notarlo.

-Abran la puerta.- Demande cuando llegue junto a ellas.

-Kiara, ¿que estás..?- La corte al abrir la puerta, poniendo mi mejor sonrisa falsa de amabilidad.

-Buenas noches, señor y señora Stein.- Dije, remarcado su apellido con mi mejor acento alemán.

Había estado practicando alemán desde la visita que tuvimos con papá a Alemania. Solo habíamos ido el y yo. El por motivos de trabajo y yo por ver de cerca aquel trabajo.

La sorpresa de ambos fue evidente por unos segundos, pero luego, ambos volvieron a sonreír.

-Oh, ya nos conoces.-Dijo la señora rubia de ojos azules, prácticamente celestes. Viéndome con una leve curiosidad en sus ojos.

-Kiara, hija, ven detrás de mi.-Dijo madre en tono amable, pero yo sabía lo enserio que lo decía. La obedecí. No por miedo, ni mucho menos, pero era mi papel como la hija perfecta.-Nosotras somos Kiara, Leigh, y Lilia Fleming, mucho gusto.

-Nosotros, aunque ya nos conozcas,-Se dirigió a mi.- somos Valter y Mila Stein. Disculpen la hora. Nos mudamos hace una semana, habíamos querido venir antes, pero estuvimos muy ocupados.

-Bienvenidos al vecindario, me disculpo por no haberlos recibido como se debe, no quería molestarlos con la mudanza.

-No te preocupes, Lilia,-Madre se tensó ante la mención de su nombre y la falta de su honorífico "señora Fleming".-Prepare este pastel con mucho cariño, espero y les guste.

Madre recibió el pastel con una sonrisa muy obviamente forzada, la socialización con personas extranjeras no era lo suyo.

-Estoy segura de que nos encantará.-Hable por ella.

Estaba segura de que la conversación había terminado hasta que escuche voces. Compartí una mirada con Leigh y escuche lo que decían.
Era alemán.

-Und dann nannte mich dieser Junge einen Idioten und ich brach ihm die Nase.- Escuche una voz ronca y profunda decir. Seguido de eso, escuche sus risas.

«Y entonces ese chico me llamo idiota y le rompí la nariz»

¿Que carajos..?

-Oh, no se preocupen, solo son mis hijos.- Dijo Mila Stein.

-¿Hijos?- Escuche murmurar a Leigh.

Tres figuras aparecieron a un lado del porche que rodeaba la casa y dirigiéndose a la puerta. Eran dos chicos y una chica, venían bromeando en alemán.

Valter Stein se volteo y comenzó a decirles algo sobre no decir esas cosas en voz alta, que alguien podría entender. Los tres se callaron y subieron las escaleras para llegar a la casa.

Ahí delante, pude verlos bien, detallando los con extremo cuidado.

Los tres eran altos, de más o menos mi edad y muy, muy, atractivos.

De hecho, la que más me llamo la atención fue la chica, era hermosa, me quedé un rato embobada con ella, examinando la. Cómo dije, era alta y atractiva, como sus padres, también tenía un hermoso color negro en su cabello, junto con sus hermosos ojos azul oscuro, y un corte de cabello que le llegaba a la mandíbula. Ella era simplemente hermosa y tenía una forma de vestir que escandalizaria a todo el pueblo.

-Ella es Kaia- Hablo Mila, y yo solo pude seguir mirandola como una completa acosadora.

Eso fue hasta que otra persona dio un paso adelante.

El primero que note fue un chico que era idéntico a Kaia, igual de hermoso, precioso, ideal.

-Y este es su gemelo, Frey.

Frey asintió en modo de saludo, con un rostro inexpresivamente hermoso.

Definitivamente me estaba volviendo loca.

Pero eso no fue nada. Porque cuando llegó el ultimo, todo el aire que contenía se fue de mi cuerpo.

Era un chico rubio un poco más alto que los gemelos, ese cabello rubio se le escapaba de la capucha que llevaba de forma rebelde, mostrándose al público y haciendo que se me erizará la piel. Tenía unos ojos azules, casi grises que brillaban bajo la luz, unos ojos que, si te miraban, te dejaban sin aliento.

Y ahí fue cuando lo supe, cuando el dejo de mirar a Leigh para concentrar sus hermosos ojos sobre mi. Me sentí fallecer.
Pero no lo demostré. Le devolví la mirada con el doble de intensidad.

-Y este es mi hijo mayor, Heist.

El extendió su mano hacia madre y ella la tomo brevemente.

-Mucho gusto, señora Fleming.- Madre solo asintió, al borde del colapso. Era hora de que yo manejara la situación.

Di un paso al frente.

-Y ¿Ellas son?- Pregunto El, posando sus ojos en mi.

-Ellas son mis hijas, Kiara Fleming, y, Leigh.

-Y ¿Ellas no hablan?- Pregunto, viéndome directamente, sin disimulo alguno.

-No me gusta que hablen con desconocidos - Dijo, dejando salir su molestia.

Heist abrió la boca para decir algo, pero enseguida Mila se apresuró a tirarlo del brazo y decir, -Fue un gusto.

-Buenas noches.- Madre no disimulo ni un poco su tono cortante, lleno de irritación. Cerrando la puerta, pero en esos micro segundos, pude ver cómo una sonrisa torcida se formaba en los labios de Heist.

-Ich bin neugierig auf Dich- Lo oi murmurar.

-Ich auch- Le dije de vuelta.

«Tengo curiosidad por ti.»

«Yo también.»

Algo me dijo en ese momento que algo pasaría en el pueblo tras su llegada, que algo pasaría en mi vida. Y tenía razón.

Todo comenzó con un suicidio.

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¡¡Hola mis preciosos!!

Yo soy su autora, Adelaide, también conocida como Kiara.

Si, ya se, use mi nombre para el fanfic.

Pero bueno, en mi defensa, escribo esto para nadie más que para mí misma, aunque espero que les guste tanto como a mí.

Es una historia que he querido escribir desde que me termine "Frey" de la saga de "Fleur: mi desesperada decisión" "Saga Darks". Necesitaba mostrar cuanto me gusta esta saga y ¿Que mejor forma que hacerle un fanfic?

Por lo que he visto, no hay muchos fanfics de esta saga, y los que hay ni siquiera están terminados, por ello y más es este fanfic; sin más que decir, ¡Disfruten del fanfic!

Secretos hasta tumba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora