4-El chico doncel

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Luego de un largo rato buscando, Shoto y Sero siguieron un rastro de tela rasgada que los llevaría a las rejas de un enorme castillo, ninguno estaba seguro de si Enji estaría ahí o no pero de igual forma no perdían nada por preguntar.

—Que lugar tan lúgubre.—Sero se puso nervioso, quería irse. Me bajé de el y lo tomé de las riendas de nuevo.—Sero, tranquilo, estoy aquí.—El caballo se calmó y ambos se adentraron al castillo, Shoto dejó amarrado al animal en la entrada y se acercó a la puerta abriéndola con cuidado.

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En otra habitación, el reloj de plata le reclamaba a su amigo el candelabro rojo.

—Tenías que hablar, ¿eh? Tenías que invitarlo a quedarse, servirle el té, sentarlo en el sillón del amo, ¡enviarle el banquito!—Le reprochó una y otra vez Iida.

—Trataba de ser hospitalario.—Respondió desanimado Kirishima.

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Shoto seguía hablándole a la nada.

—¿Hola? ¿Hay alguien aquí?—Pregunté sin recibir respuesta.—¿Papá?

Subí unas escaleras sin un rumbo fijo, me tocó investigar por mi cuenta, quería encontrar a alguien para saber si mi padre pasó por aquí.

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—¡Mina, hay un chico en el castillo!—Exclamó alegremente la tacita amarilla.

—¡Ya, Denki! No quiero que inventes tantas fantasías.—Respondió Mina.

—De veras, Mina. Yo lo vi.

—Ni una palabra más, a bañarse.—Mina con la punta de la tetera levantó a Denki y lo dejó caer en un recipiente con agua.

—¡Un doncel! ¡Vi a un doncel en el castillo!—Exclamó ahora un plumero de plumas verdes.

—¿Oíste? Izuku también lo vió, te lo dije.—Volvió a hablar Denki.

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—¡Irresponsable, indisciplinado, insensato, in...—Ambos se callaron al oír una voz desconocida acercarse.

—¿Papá?

—¿Viste eso?—Preguntó Kirishima, apresurado y con cuidado se acercó a la puerta junto a Iida, viendo así al chico.—¡Es un doncel!

—¡Ya sé que es un doncel!

—¿No lo entiendes? ¡El es el chico que hemos estado esperando, ha venido a romper el hechizo!—Celebró el candelabro para luego ir por donde Shoto se fue.

—¡Un momento, un momento!—Lo siguió por detrás.

Shoto siguió caminando, un rechinido detrás de él de una puerta abriéndose llamó su atención, rápidamente se dirigió a aquella habitación y vió como una luz desaparecería a medida que subía las escaleras.

—¡Espera! Busco a mi padre.—Me apresuré a seguir a quien sea que subía las escaleras, pero cuando llegue no había nadie alrededor.—Que extraño, sé que vi algo. ¿Hay alguien aquí?

—¿Shoto?—Reconoció esa voz al instante, era de su padre, lo había encontrado al fin.

—¡Papá!—Me dirigí hacia donde venía la voz y tomé una antorcha para ver mejor. Ahí estaba el, en una habitación oscura, húmeda y demasiado fría. Sostuve sus heladas manos a través de los barrotes de la puerta.

El Doncel y la Bestia [BAKUTODO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora