— 00: ɴᴀᴄɪᴅᴏ ᴅᴇʟ ғᴜᴇɢᴏ
LOS GRITOS RETUMBABAN POR LOS PASILLOS DE LA FORTALEZA ROJA cada sirvienta, cada guardia, cada persona dentro de la imponente fortaleza estaba ansioso a la espera del segundo hijo de la heredera al trono, Rhaenyra Targaryen.
Viserys se paseaba por el pasillo frente a la puerta de la habitación de su hija, esperando y rezando a los dioses que sean piadosos con su hija y le permitan tener un hijo sano, fuerte y digno de ser Targaryen y Velaryon, el pobre anciano poco sabía que sus peglarias no serían escuchadas. Cuando los gritos cesaron y fueron reemplazados el llanto de un bebé, una vez pudo entrar a la habitación el pacífico rey observo a su hija exhausta y cansado por su arduo trabajo de traer a un niño al mundo, una enorme sonrisa apareció en el rostro del padre al ver a su hija viva y sana pero dicha sonrisa se borra al ver a su nieto recién nacido, mejor dicho, nieta. La princesa dio a luz a una niña, la primera hija de la princesa debía de celebrarse y anunciarce hasta las costas de Dorne pero eso jamás sucederá, Viserys al ver a la bebé se horrorizó la pequeña criatura tenía una deformidad en la espalda, era obvio que al crecer sería jorobada y ni hablar de su rostro con su mandíbula dislocada, una nariz algo extraña y torcida pero con los característicos ojos violetas, símbolo de los Targaryen.
Rápidamente los rumores sobre la horrible hija de Rhaenyra se esparcieron como el fuego, no sólo se hablaba de lo horrible que es la niña sino también de como la nueva miembro de la familia de Laenor y Rhaenyra, al igual que su hermano mayor, no tenía ni el más mínimo parecido con Laenor Velaryon ni la piel, ni el cabello plateado, nada más allá de los ojos violetas. Los mismo oscuros rumores que atormentan a Jacaerys Velaryon, atormentan a Naerys Velaryon, ambos bastardos de Rhaenyra y Sir Harwin Strong.
En una habitación privada se hallaba una hermosa y elegante mujer de cabellos rojizos, cenando con el hermano de la espada juramentada de Rhaenyra, Lord Larys Strong.
—¿Escucho lo que se dice, reina mía? —pregunto Larys casual— se dice que la hija de la princesa Rhaenyra es una abominación —contó.
Alicent solo escuchaba pensando en que Rhaenyra dio otra bastarda, otra ofensa a la decencia y el decoro de una dama y más importante una princesa. Rhaenyra Targaryen era una mujer sin vergüenza, ni decoro, sin ser capaz de pensar en las consecuencias de sus acciones, no hacia falta que los rumores de la bastardia de sus hijos se confirme, era más que obvio con solo verlos.
—Los dioses castigan a los pecadores —se limito a decir la reina.
ᘔ
En uno de los pasillos un pequeño niño de tres años con los característicos cabellos plateados largos y lacio caminaba tranquilamente, guiándose con los llantos de un bebé, entró a la habitación cuya seguridad no tenía, se acercó lentamente a la cuna de donde provenía el llanto del bebé y al ver al pequeño bulto no se asustó ni horrorizó.
—¡Baba! —dijo el niño de cabellos plateados, mientras acercaba su pequeña mano al bulto que aún lloraba.
El llanto cesó cuando el pulgar del niño entró en la boca de la bebé quien chupaba y hacía reír al niño ya que le hacía cosquillas, cuando la deforme bebé alzó la vista y la conecto con el niño, sus destinos se sellaron.
Una extraña sensación de paz y comodidad se instalo en el pecho del niño, aunque él no sabía que sentía ya que era muy pequeño para entender, en ese momento se escucha una voz.
—¡Príncipe Aemond! —exclamó la niñera del niño— aléjese de esa aberración, no se contagie —dijo con asco mientras alejaba a Aemond de la bebé Naerys quien empezó a llorar otra vez al ver que la dejaban sola, otra vez.
Pobres niños, sellaron sus destinos, ahora dependía de ellos y sus acciones dictar el futuro de su casa, dictar si son dignos, si son merecedores de lo que los dioses prepararon para ellos, pobre niños.
Ambos crecerán, se convertirán en lo que jamás se vio antes y talvez, solo talvez, podrán cambiar lo que les espera a estas pobres almas solitarias.
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𝘋eath in the family 𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛
Fanfic"𝑬𝒔𝒂 𝒆𝒔 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒏𝒊𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂, 𝒍𝒂 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒂𝒎𝒐𝒓, 𝒅𝒊𝒇𝒊𝒄𝒊𝒍 𝒐𝒍𝒗𝒊𝒅𝒂𝒓, 𝒅𝒊𝒇𝒊𝒄𝒊𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐𝒏𝒂𝒓, 𝒂𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒆𝒂𝒍𝒕𝒂𝒅, 𝒍𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒔𝒄𝒂𝒓𝒂𝒔 𝒔𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒕𝒂𝒓𝒂𝒏, 𝒂...