-05:ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏ
UN NUEVO DIA, UNA NUEVA HABITACIÓN, UNA NUEVA VIDA, todo se sentía tan raro, tan confuso, tan irreal para Naerys quien sólo observaba aquella torre con hermosas y lujosas decoraciones se sorprendía de ver que no había sirvientes o guardias, solo era ella en aquellos pasillos con retratos hermosos de diversas personas, todas similares solo cambiaban las personas en el retrato: Un hombre mayor sentado en el centro, una mujer mayor detrás del asiento del hombre y 12 mujeres jóvenes y hermosas con vestidos de diferentes colores al rededor de ambos, como si fuera un retrato familiar.
—Este retrato fue después de la muerte de las primeras 12 hermanas —dijo Kasia detrás de Naerys.
—¿Todas son 12 hermanas? —pregunto hablando del resto de los retratos.
—Si, las primeras, las segundas, las terceras, las cuartas y así hasta llegar aquí —le explico.
—¿Y que generación somos? —pregunto curiosa.
—Las 12 hermanas no es algo que se hereda, algunas eran plebeyas, otras eran prostitutas, otras eran nobles —le explico— tu caso es un caso especial, tu eres descendiente de una de las 12 hermanas originales, por lo que una mujer Targaryen siempre tiene un lugar en nuestra mesa —le explico— pero respondiendo, somos la generación decimoquinta —respondió con elegancia.
Naerys solo asintió pensando en todo esto de las 12 hermanas, en como es posible que ella tenga magia, parece imposible, irreal, algo improbable dado que es una asquerosa deforme. Se sentía tan sola, tan asustada, tan desorientada.
Naerys decidió salir de la torre y caminar por los alrededores, caminando por la playa, sintiendo la arena en sus pies, el viento en su rostro, el olor a sal proveniente del mar. En su caminata la pelinegra encontró a una niña de su edad de cabellos rojizos, piel olivácea con pecas en sus mejillas y un vestido hermoso de color verde claro. Cuando la niña noto a Naerys le sonrió alegre y se acercó a ella.
—Hola, soy Freya —se presentó risueña— tu debes ser Naerys, la nueva —dijo feliz extendiendo su mano hacia la contraria.
—Hola —correspondió el saludo estrechando la mano de la pelirroja.
Naerys no sabía que hacer jamás convivió con otra persona así que no tenía ni idea de como hablar o comportarse con otra persona, pero lo que si notó es que Freya tenia un aura a su alrededor, era como humo verde.
—Es un hechizo de protección —explico Freya muy feliz— es lo primero que mamá Kasia te enseña —explicó.
—¿Mamá? —pregunto confundida.
—Si, así llamamos a Lady Kasia ya que ella es como nuestra mamá —explicó tranquila.
Dando por terminada la conversación ambas niñas decidieron caminar juntas por la playa, por momentos hablando trivialidades por momentos en silencio. Freya le hablaba un poco de cómo era la vida en la torre, sus reglas, los horarios, le contaba un poco de las clases de Kasia, todo estaba bien hasta que oyeron un rugido, un rugido que Naerys reconocería donde fuese, era el rugido de un dragón.
La pelinegra corrió hacia el sonido, cayendo en la arena por su molesto vestido llegó hasta el otro lado de la playa y ahí lo vio, un enorme dragón de escamas negras que hacían la ilusión de un arcoiris cuando está en contacto con el sol, se notaba que era macho, tenía cuernos tan grandes que Naerys juraría rasgaban el cielo, alas enormes y hermosas, una cola larga y espinosa, era un dragón enorme y sin dudas un salvaje pues no veía nisiquiera una montura en su lomo, ojos tan amarillos que podían perforar tu alma y dientes tan afilados que podrían desgararte con un roce. Naerys estaba maravillada con la enorme criatura que tranquilamente podría ser igual o más grande de Vhagar.
Freya llegó a su lado jadeante y asustada pues una de las reglas era no acercarse al dragón.
—Ese es furia negra —dijo jadeando Freya.
—¿Furia Negra? —Ese nombre no se parecía en nada al dragón frente a ellas.
Naerys volvió a clavar su mirada en el dragón quien despertó de su sueño y conecto su mirada con la de la niña, se sintió como en un trance, como en un abismo oscuro pero cálido y reconfortante. Podía oírse un eco en dicha oscuridad pero ella no temía de hecho corría hacia el eco hasta que se hacía más claro encontrándose con un espejo.
La pequeña se acercó curiosa viendo un reflejo, una mujer hermosa de cabello azabache negro, ojos morados, mandíbula definida y pómulos suaves, con labios fonos pero carnosos, vistiendo un hermoso y un poco tabú vestido morado.
—¿Quien eres? —pregunto la pequeña.
La mujer en el espejo solo sonrió con sorna y diversión.
—Soy yo, soy tú... —dijo con una hermosa y aterciopelada voz— soy todo lo que quieres ser
Naerys estuvo a punto de tocar el espejo sintiéndose atraída a ese espejo tan hermoso pero claramente oscuro cuando sus dedos estuvieron a centímetros del espejo el eco anteriormente escuchaba se hizo tan alto que aturdio a la niña.
Freya estaba sacudiendo a Naerys que estaba con la mirada tan perdida y nublada, cuando Naerys volvió en sí observo a Freya.
—Nyxal —murmuró la deforme niña.
—¿Que? —dijo confundida Freya.
—Su nombre es Nyxal —explicó y luego volvió a entrar a la torre pensando en lo que vio, es esa mujer, es ese espejo.
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𝘋eath in the family 𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛
Fiksi Penggemar"𝑬𝒔𝒂 𝒆𝒔 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒏𝒊𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂, 𝒍𝒂 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒂𝒎𝒐𝒓, 𝒅𝒊𝒇𝒊𝒄𝒊𝒍 𝒐𝒍𝒗𝒊𝒅𝒂𝒓, 𝒅𝒊𝒇𝒊𝒄𝒊𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐𝒏𝒂𝒓, 𝒂𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒆𝒂𝒍𝒕𝒂𝒅, 𝒍𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒔𝒄𝒂𝒓𝒂𝒔 𝒔𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒕𝒂𝒓𝒂𝒏, 𝒂...