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- 02: ʜɪᴊᴀ ᴅᴇʟ ᴀɢᴜᴀ

- 02: ʜɪᴊᴀ ᴅᴇʟ ᴀɢᴜᴀ

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LAS OLAS GOLPEABAN LAS COSTAS DE DRIFMARK mientras la familia Velaryon y las familias vasallas se despedían de Laena Velaryon, hija segunda de Corlys y Rhaenys Velaryon. La pobre mujer murió por el fuego de su dragón llevando a su hijo no nato consigo.

Mientras tanto la pequeña Naerys se encontraba sola en el barco ya que no se le permitió asistir por su deformidad, pero ella no hizo berrinche o lloro, ya estaba acostumbrada a ese tipo de tratos, así que decidió dormir un poco solo para tener la pesadilla recurrente.

Un dragón negro volaba a toda prisa mientras escupía su fuego, gritos desgarradores, niños ardiendo, sangre corriendo, un cabello plateado con una corona negra, una extraña marca de nacimiento, fuego, dolor, pena y luego ese grito ensordecedor.

"ENCUENTRAME"

Naerys despertó exaltada, solo para ver que ya casi oscurecía, Naerys salió en silencio del barco y fue hasta el interior del castillo donde se encontró a su "abuelo" Corlys.

—Lo siento, ya me voy —dijo timida y asustada y cuando estaba por irse, Corlys la detuvo.

—Espera ahí mi niña —dejo su copa de vino en la mesa cercana y se arrodillo para estar a las alturas de la niña— ¿donde estabas? ¿Por que no asististe al funeral de tu tía Laena? —pregunto suavemente.

—No se me permitió, por mi... —apunto a su joroba— así que me quedé en el barco —respondió inocente— ¿Estas enojado, abuelo Corlys? —pregunto la niña timida y Corlys sonrió por ser llamado "abuelo".

Para nadie era secreto que a Corlys Velaryon le importaba una mierda que su nieta sea una jorobada o que tuviera una deformidad, la adoraba, la quería con toda su alma y corazón, para Clrlys la niña era un ser puro, tierno e inocente, como todo niño, pero ante los ojos del mayor la niña tienen más pureza que cualquier niño del mundo. Si bien ella es deforme, Corlys tenía la impresión de que Naerys sería capaz de cosas grandiosas cuando sea adulta y se aferraba a ello con uñas y dientes, incluso su esposa Rhaenys concordaba con él, ya que también veía mucho potencial en Naerys.

—Dime una cosa, Naerys —dijo con delicadeza el mayor— ¿que te parece ser dueña de Drifmark? Ser mi heredera —pregunto Corlys a la niña.

—¿Pero y papá Laenor? —pregunto inocente la niña.

—Laenor al ser esposo de tu madre ya no puede heredarlo, ya que cuando tu madre sea reina él será rey consorte —le explico— Laena era mi heredera, pero la perdí, así que necesito un nuevo heredero y quiero que seas tú —dijo suavemente— ¿que dices?

Naerys pensó unos segundos y luego asintió feliz, estaba feliz de ser tomada en cuenta por su abuelo, estaba feliz de al fin ser reconocida y no odiada.

—Abuelo Corlys, ¿puedes poner eso en papel? —pregunto tranquila.

Pese a su edad, Naerys era muy inteligente pero nadie lo sabía ya que nadie la tomaba en cuenta, excepto Corlys y Rhaenys que se tomaron la molestia de conocerla un poco más.

—Ya me adelante —susurro divertido y le entrego a la niña un pergamino con la letra y puño de Corlys Velaryon donde asegura que las tierras de Drifmark y sus alrededores son herencia de Corlys a Naerys, incluso con sello y firma para hacerlo más oficial.

Nieta y abuelo se quedaron hablando un poco más, sin darse cuenta que Rhaenyra escucho todo en secreto y no podía permitir que su deforme hija le robe a su adorado Lucerys su herencia. Minutos después se escucho un alboroto en el salón, Rhaenys, Corlys y Naerys acudieron al salón solo para ver a los invitados del funeral, la corte real, el rey, la guardia real y los hijos e hijas de Viserys así también como sus nietos, enfrascados en una discusión acalorada. Naerys busco a Aemond con la mirada y lo encontró, pero se horrorizó al ver que le cocian un ojo.

—¡Aemond! —dijo asustada, se acercó a él lo más rápido que pudo y tomó su mano.

Aemond agradeció el apoyo que empezó a sentir cuando Naerys llegó, pese a todo, en la corte se rumoreaba que los dos miembros marginados de la familia real tenían una estrecha relación y está muestra de apoyo y afecto lo confirmó, sorprendiendo a Viserys y Alicent, asqueando a Daemon, Otto, Rhaenyra y sus hijos, dándole igual a Aegon y a Helaena, Corlys y Rhaenys tranquilos de verlos juntos ya que cada uno estaba feliz de que los niños no estuvieran tan solos.

Una horrible discusión empezó, Naerys atenta pero asustada, Aemond tomando su mano para asegurarle que todo estaba bien. Pero cuando Viserys sentenció que nadie le quitaría el ojo a Lucerys todo se descontrolo, Alicent hirió a Rhaenyra, mientras Naerys se armo de valor para decirle a Viserys la verdad que él mismo no quiere aceptar.

—¡No es justo! —alzó la voz Naerys, haciendo que todos callaran— Aemond también fue víctima en este altercado, él merece la misma justicia y misericordia que le has demostrado a mi madre durante años —dijo firme sorprendiendo a más de uno en la habitación— ¿Acaso no lo ves, abuelo? —pregunto— deseas que esta familia esté unida, que sean una enorme familia feliz y amorosa, pero tu fuiste el causante de esta división —dijo firme Viserys solo permanecía en silencio dándole la espalda a su nieta— te casaste con Alicent, la mejor amiga de tu hija, luego en vez de ayudar a reparar la relación entre ambas solo provocaste más daño, después te hiciste a un lado creyendo que dos personas que se odian mutuamente puedan reparar su relación ya dañada por las mentiras y verdades a medias —dijo molesta— dejaste entrar ratas a tu corte, te niegas a aceptar la verdad de tu hija primogénita, te niegas a darles el mismo trato a tus otros hijos y además no puedes nisiquiera dictar la paz a la fuerza —dijo seria— ¡Somos bastardos! —alzó la voz molesta y todos en la habitación evitaban ver a la niña ya que ella solo decía la verdad que nadie más se atrevía a decir— no eres digno de ser esposo, no eres digno de ser padre y no eres digno de... —la fuerte bofetada que Viserys le dio a Naerys la hizo callar y caer al suelo, pero lejos de intimidarse, Naerys continuó— no eres digno de ser rey —dijo firmemente y se fue de la habitación siendo escoltada por dos guardias.

Ya en el barco, de vuelta para su hogar, Naerys veía el cielo desde la cubierta del barco, se alegraba por su tío Aemond pero una parte de ella sentía envidia ya que él consiguió dragón pero ella aún no, la sombra de su madre capto su atención y antes de voltear a verla sintió como la empujaban y caía al agua.

La niña no sabía, ni podía nadar, se hundía y no podía respirar, sentía el agua entrar en sus pulmones, el dolor en sus ojos y solo un pensamiento en su mente:

Sobrevive.

Cuando creyó que ya no tendría salvación, sintió como la sacaban del agua y luego una brisa en su rostro, quiso ver quien era o que era, pero sus párpados cayeron y todo ya se volvió negro.






























𝘋eath in the family 𝐴𝑒𝑚𝑜𝑛𝑑 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora