Dos Paraguas, Dos Vidas.

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Narrador omnisciente

Era un día aburrido en el pueblo de Jericó, a excepción que el cielo había estado nublado y la lluvia no había parado desdé esa mañana.

Gracias a esta llovizna muchas personas no salían y los que estaban afuera estaban bien abrigados y con grandes paraguas.

Las calles estaban algo inundadas, los locales callejeros cerrados y los locales fijos llenos de gente que se refugiaba de la lluvia.

Entre las calles caminaba una chica de aspecto alegre pese al ambiente, una ligera sonrisa adoraba su rostro y tarareaba una dulce canción pop que escuchaba en sus audífonos.

Toda su ropa era brillante, rosa, azul, amarillo y tonos verdes, aunque siempre eran más de los dos primeros. El paraguas de esta chica era un rosa chillón, que se podría ver hasta en el edificio más lejano.

Al contrario de una chica que caminaba en dirección contraria a la chica de rosa. Esta vestía ropas negras y blancas, parecía que llegaba de un velorio, pues hasta su expresión era amargada, fría y desolada.

Ambas parecían lo contrario, el yin y el yan en humanos. Hasta sus cabellos y ojos eran muy diferentes. La chica de rosa era de tez clara, rubia y ojos azules mientras la chica de negro era de tez morena, cabello negro y ojos oscuros.

Cada persona que las veía, creía estar viendo a una chica de pelicula, unos de terror por la expresión de la morena, otros de una vida de cuentos por la ligera sonrisa de la rubia.

En un punto, ambas caminaron por el mismo destino, aunque para lados contrarios. Estaban frente a frente, un metro de distancia, ninguna prestaba atención a la otra, pues estaban ocupadas viendo el semaforo, esperando cruzar.

La gente que estaba del otro lado, se sorprendía por la diferencia de ambas chicas, la cuales aun ni se miraban.

La lluvia empeoró, haciendo que gran parte del montón de gente se escondiera en tiendas y negocios ceranos.

Cuando el semaforo se poso en verde, mucha gente corrió para porfin llegar a su destino, pero como si la coincidencia las siguiera, ninguna corrió, caminaron a paso lento.

Ambas pararon a un lado de la otra, captando rápidamente su atención. Se detuvieron entre toda la gente que estaba corriendo o caminando.

Ambos pares de ojos se miraron, algo las conectó. Recordaron una vida anterior, inconveniente se acercaron un poco, estando lejos para un abrazo pero cerca para decir un te amo o un lo siento.

Las piernas de la rubia temblaron, estaba frente a la mujer que amo con todas sus ganas, su alma y cuerpo, a la mujer que pensó hasta su último momento, a quien llamo en su último aliento.

La pelinegra estaba sufriendo tal vez un paro cardíaco, pues su corazón estaba tan acelerado que le era imposible respirar o tal vez era porque tenía un nudo en la garganta.. Ahí estaba la mujer que amo con todo su ser y por ello la dejo ir..

La mujer que nombró cuando su hijo le preguntó por el amor de su vida, pero oculto por el bien de su amada.. La mujer por la cual se sacrifico.

- Su-su majestad.. -susurró la rubia- en verdad eres tú..?

Pregunto quitándose un audífono, queriendo pensar que tal vez solo ella recordaba y aquella chica que se parecía a su amada amante no sabía nada.

- no me digas así.. Ya no tenemos puestos diferentes. -comenta con neutralidad, que de inmediato la ojiazul reconoció como tono de culpa- enid, enserio me recuerdas?

La nombrada asintió, sorprendida de que hasta su voz sea igual que en la otra vida. Se acercaron un paso más ahora sintiéndose más cercanas..

Ambas sentían las miradas de la gente en los locales o en los carros que pintaban para que ellas se quitaran..

- perdón.. Se que no merezco tu perdón, ni tu mirada... -murmura la pelinegra con lágrimas ligeras en los ojos, pero con expresión aun sería-

La rubia aun temblando tomo la mano libre de su amante, estaba fría y ella no sabía si era por la lluvia o por ser así.

La morena apretó la mano de su amada, mientras sollozaba de forma silenciosa.. Ni ella sabía que podía llorar, nunca lo hizo, pero ver aquí a esta mujer, que seguro era muy diferente a la que conoció en su otra vida, la hacía llorar como una niña pequeña que perdía a alguien importante.

- Fui una idiota por lo que hice antes - admite con profundo pesar- pero ahora no hay nada que nos separe.. Se que no lo merezco pero quiera preguntar.
» - ¿me perdonas?, perdonas a esta simple mujer, por escoger una tonta corona en vez de el amor de su vida.. -pide, ruega con toda su alma que la rubia dijera que sí- Perdonas a esta chica que aunque no te recordaba del todo, diario extrañaba tu piel y tu sonrisa.?

El paraguas de la pelinegra cayó, comenzando a mojarse, pero a ella no le importaba estaba frente a la persona que amaba, porque si, aunque sabía que esta persona era diferente a la que conoció, ella quería conocerla nuevamente porque simplemente sentía que la amaba y la amaría todas sus vidas.

La rubia no sabía que decir, sentía lo mismo, pero no sabia si era buena idea si quiera seguir con aquel amor de antaño, un amor inexistente a esa época y personas. Aunque.. ¿Cómo negarse al corazón?

-mira, se que no somos iguales a ese momento. Por contexto cultural, temporal y hasta geográfico. -comenta de forma entrecortada- pero.. Yo quiero conocerte, enamorarme de cada faceta tuya, porque estoy segura que no importa que tan diferente seamos, tu y yo nos juramos amor eterno, y eso significa enamorarme de cada personalidad tuya, en cada vida.

La rubia se ruborizo, en verdad ella no cambió mucho en esta vida, soltó el paraguas y la abrazo, llorando tanto como no lo pudo hacer en la otra vida, en los brazos de su amante.

Ambos paraguas estaban tirados, rosa y negro al par. Las chicas bajo la lluvia estaban llorando, escuchando las bocinas de los demás, la lluvia, sintiendo esta misma.

En el agua de el suelo se reflejaban ambas, pero nadie notaba como este reflejo mostraba su otra vida, donde ambas se daban la espalda.

- si, quiero conocerte en esta vida. -murmura porfin la rubia- quiero.. Vivir nuestro amor de antaño. Esta vez no te dejaré escapar, su majestad.
- ni yo me escapare, me haré cargo de tu corazón, lady enid. -dijo bromeando la igual que la rubia-

Ambas rieron y se separaron del abrazo para verse, sentían el impulso de besarse, pero era demaciado apresurado por lo que solo juntaron sus frentes y se dieron un lindo beso esquimal.

Con esto ambas sellaron una vida juntas, tal como no pudieron en su anterior vida, en esta pelearían contra todos y todo por ese amor eterno que las atrajo al mismo pueblo y a la misma calle donde ahora se encontraban.

Bajo la lluvia, con el ruido de los gritos de los demás, de las bocinas de los autos, las miradas, ambas empapadas en lluvia y aquellos dos paraguas diferentes juntos...

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¡

Holi!, ¿cómo están?.

Se que me e olvidado de escribir historias acá, pero es que la prepa me consume demaciado.

Así que aproveche que estaba enferma para ponerme a escribir.

Espero les guste esta segunda parte de "reina y dama".

Como siempre, los quiero y los adoro mucho.

Recuerden tomar agua y dormir bien.

Bye~<3 ʕ•ᴥ•ʔ

oneshot weinclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora