Quisiera ser alcohol !? TNTDUO

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Los jueves eran divertido, la clase que más esperada de la semana era la de historia, no por que les interesara estudiar sobre sus ancestros o eventos catastróficos, si no que era la única clase que compartían.

La alarma alertó el final de su clase y el final del día, era una pena que Quackity no había terminado el café que estaba tomando, lo había comprado desde la mañana y ya se había vuelto amargo.

No tendría otra opción que tirarlo.

Todos se levantaron de sus pupitres, el menor paso justo enfrente del castaño, Quackity había fingido haber tropezado, todo su café se había derramado en el suéter amarillo del castaño.

— ¡Perdón! no vi que estabas estorbando. — Dijo tratando de sonar lo más inocente posible, iba a empezar a caminar lejos de él cuando Wilbur lo tomo el hombro y lo acercó a un abrazo.

El cuerpo de Quackity se tensó — No te preocupes, los errores pasan — Wilbur lo soltó por fin, volteó a ver la chaqueta del menor, gracias al abrazo esta también se había manchado por el café de su suéter.— Te ves lindo con tu chaqueta.

— Pudrete.

Parecía que Wilbur siempre estaba un paso enfrente de el cuando se trataba de hacerlo llegar a su límite, la naturaleza molesta del castaño era digna de admirar, no podía existir alguien más irritante en este mundo que el.

Wilbur caminaba por los pasillos en su suéter manchado, poco le importaba ya que llegando a su casa podía solo meterlo a la lavadora y asunto resuelto, lo que se mantuvo en su mente fue el rostro enojado del azabache cuando no obtuvo la satisfacción de verlo enojar.

Siento una palmada en su espalda, al voltear vio a uno de sus mejores amigos, Charlie — Dude ¿Qué te pasó? ¿Quien te cago en el pecho?.

— Quackity, nos sentíamos románticos.

— fucking gross, ya dime qué pasó.

— Se "tropezó" y me tiro su café encima.

Caminaron hasta la parada de autobús, este venía lleno así que les tocó estar parados.

Volvió a hablar Charlie — Últimamente estas dejando que te haga lo que quiera ¿Cuando se la vas a devolver?.

Wilbur pensó un poco — Lo dejo hacer lo que quiera pero no le doy la reacción que quiere, pobrecito, el solo quiere que me enoje como el lo hace.

— ¡Boring! qué tal si le quitas algo que ame, that will be fun.

— ¿Cómo que?.

— ¿Tiene mascotas?.

— Dos gatos.

— Róbale el más bonito. — Personas que estaban cercas de ellos en el autobús voltearon a ver a los dos jovenes.

— No le voy a robar un puto gato, Slime.

— ¿Se te ocurre algo más?.

Se quedó callado por unos minutos ¿Algo que Quackity ame? haciendo memoria recordó la primera vez que salieron y la chaqueta que siempre usa este.

"Ah, era de mi hermano cuando iba en la universidad, jugaba en el equipo de fútbol americano. Karmaland, es el nombre de la uni, y atrás está el nombre de mi hermano." 

Bingo.

— Eres un genio, Slime.

— De nada, son cincuenta pesos.

[...]

Eran al rededor de las 2:40, haber estudiado la rutina de Quackity lo había ayudado mucho.

Sabia que su hermano salía temprano los jueves así que entraría por la ventana de Quackity sin hacer ruido, también sabía que el azabache no cerraba su ventana con cerrojo, y también que tenía el sueño profundo igual que su hermano.

Subió las escaleras que se encontraban afuera del edificio hasta llegar a la ventana del menor, como lo suponía su ventana no estaba cerrada, la abrió con cuidado, hecho un vistazo hacia la habitación y pudo ver al azabache durmiendo en paz.

Se veía tan tranquilo, como los primeros días de su relación; totalmente diferente al Quackity que ha visto enojado que ve ahora todos los días

Entro como si fuera su casa, empezando a analizar la habitación, revisó su closet pero la chaqueta no estaba ahí.

Tonto, la chaqueta estaba sucia, probablemente estaba en el baño, las pocas veces que entro al baño de ese departamento recordaba que había un cesto con roba sucia.

Abrió la puerta lentamente intentando hacer el mínimo ruido, así mismo cuando dio unos pasos hacia el baño, ahí la vio encima del resto de ropa, manchada de café.

La tomó y rápidamente se dirigió al cuarto del azabache para salir por la ventana, cerrándola atrás de el.

Camino hacia su casa felizmente.