Sesión fotográfica

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Violeta bajó por el ascensor con la cabeza en las nubes. Lo que menos se habría esperado hacer ese día era tener que acompañar a su jefa a una sesión fotográfica, y menos aún tener que actuar como su estilista.

Esperaba dar la talla, pues la sesión de ese día era muy importante para el futuro de la empresa y para la imagen pública que la señorita Oliver quería dar de su empresa.
Según le había comentado, lo que esperaba era darle un tono más joven y fresco a la recien heredada productora, demostrando que la imagen de empresa clásica que sus padres habían dejado ahora cambiaría a manos de ella misma.

Cuando llegó a la plaza de parking vio al tan conocido Audi A6 negro de Chiara. Se acercó a la puerta del copiloto, la abrió, y se metió dentro.

El interior del coche era impresionante. Negro como el exterior pero con detalles rojos, hacía recordar a entrar a una especie de infierno... ardiente. No había otra manera mejor de describirlo, pensó Violeta.

- Está usted nerviosa, señorita Hódar? 

- La verdad es que no. ¿ Por qué lo pregunta? - Mintió Violeta

- Pues porque desde que ha entrado, no para de mover la pierna arriba y abajo y a morderse las uñas. Espero que no piense usted que conduzco descuidadamente.

- No, no, no se me ocurriría pensar algo así de la mismísima señorita Oliver - Dijo Violeta con denotado sarcasmo, dándose cuenta una vez que había pronunciado toda la frase que no era el momento ni la persona para usarlo.

- Veo que alguien está hoy sensible

- Alomejor me he quedado un poco trasbalsada luego del golpe que alguien me ha dado esta mañana... la verdad es que caer al suelo prácticamente de cabeza puede afectarle a algunos, sabe usted... Espero serle de ayuda igualmente 

Una vez pronunció la frase se dio cuenta que se estaba olvidando de actuar. El odio que sentía hacia su jefa no podía hablar por ella, pues mantener el puesto era la parte más importante para proseguir con la investigación. No sabía el porqué del poco autocontrol que mostraba delante de Chiara, pues había hecho teatro y muchas más incursiones como para poder fallar ahora en un pequeño dialogo de un minuto.

Chiara, por su parte, se sentía molesta por el comportamiento de la pelirroja. No estaba acostumbrada a que le llevaran la contraria, y mucho menos una secretaria. Para ella, las secretarias eran pequeñas herramientas que podía usar para cumplir sus espectativas laborales. No es que no las considerara personas, Chiara no era así, simplemente tenía muy claro que posición ocupaba cada persona en la jerarquía de la empresa.


La señorita Oliver también se consideraba a si misma como una pieza del tablero, como la reina, pero una pieza igual. Todas las piezas del ajedrez son fundamentales para conseguir la victoria, pero bien es cierto que un peón debe presentarle un mínimo de respeto a su reina pues, cuando éste avanza y llega al final del tablero, se suele convertir en una.

Igualmente, aunque le molestara el hecho, sabía que no podría echarla de la empresa tan fácilmente si se daba el caso de planteárselo.

Debido a la cantidad de despidos ( muchos de ellos improcedentes ) de los últimos meses, Chiara estaba atada legalmente a mantener a Violeta almenos un año con ese puesto.
No era mucho tiempo, pero si las cosas seguían así, acabaría perdiendo la cabeza. 

No entendía mucho tampoco de dónde salía el comportamiento de la pelirroja, puesto que la misma había pasado las decenas de entrevistas y filtros requeridos para trabajar con ella. 
Su abogado, sus agentes y multitud de trabajadores habían hablado fantásticamente de Violeta, y es por ello que al final la había contratado.

Cherry Bullet ( Kivi )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora