Miradas

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En el bar

Chiara y Ruslana se sentaron en la mesa, levantando el brazo inmediatamente para pedir otro cubata de la casa-

- ¿Alguno de vosotros le ha hablado a mi secretaría sobre el bar? - Preguntó Chiara echando fuego por los ojos.

- Claro que no Kiki, que vergüenza que tu secretaria me vea borracho - Dijo Martin

- Pues bendita mi fortuna entonces. Hoy que me quería distraer de ella y , siguiendo la ley de Murphy, veo a la pelirroja. Suerte que os tengo a vosotros.

- Y al alcohol, Chiara, al alcohol también.

Los tres amigos bebieron unas cuantas copas, más de las que deberían, y pasada una hora desde que Chiara había visto a Violeta, decidieron ir a la discoteca de siempre, la del lado del bar.

Cuando estaban a punto de salir, fueron interrumpidos por la voz del barista nuevo de ese día, con quien habían charlado un rato y les había caído estupendamente.

- Perdonad que os interrumpa pero... ¿acaso vais a la discoteca de al lado? He quedado con unas amigas dentro pero como nunca he ido la verdad es que estoy un poco perdido.

Chiara se acercó a él y, de puntillas, colocó su brazo por encima de sus hombros y le respondió:

- Sí que vamos. Vente con nosotros y dentro te llevamos con tus amigas y si quieres nos las presentas. ¡Cuanta más gente mejor!

- Venga vale. ¡Vamos!

El grupo de cuatro se acercó a las puertas de la discoteca, donde Ruslana se adelantó al grupo para hablar con el portero y que los dejara pasar a todos sin tener que hacer la cola. Esa era la ventaja de ser la hija del dueño.

Una vez dentro los cuatro estuvieron bailando unos minutos para entrar en calor y empezaron a buscar a las amigas de Álex.

Chiara tenía curiosidad por ver quienes eran. Si había alguna chica suficientemente atractiva alomejor intentaría algo con ella, pero la verdad es que esa noche Violeta no era la única pelirroja en la que se estaba fijando.

Ruslana y ella llevaban siendo amigas desde que eran niñas, pero con el paso de los años habían desarollado además una especie de dinámica en la que flirteaban entre ellas, bromeando o no.

No eran solo una las ocasiones en las que habían estado a punto de enrollarse, pero al final nunca se había dado el caso.

Éste era un tema que ya habían hablado y habían concluido que: las amigas que se besan son la mejor compañía. Ruslana, Martin y Chiara solo se tenían entre ellos, y cualquier drama amoroso dentro del grupo podría romperlo.

Por tanto, Chiara sabía que Ruslana no estaba enamorada de ella, y Ruslana sabía que Chiara no lo estaba y tampoco lo estaría nunca. Simplemente tenían una amistad homo-erótica, que en el caso de llegar al terreno físico, no cambiaría para nada la relación entre ellas.

Chiara, envalentonada por el alcohol, cogió por la cintura a su mejor amiga para seguir andando hasta encontrar el grupo, apretándola levemente.

Mientras seguían el camino, Ruslana entrelazó sus dedos con los de la mano de la morena acariciándole los nudillos.

Martin veía la situación con una sonrisa en la cara que no podía ocultar. Llevaba años aguantando la tensión entre sus amigas y esperaba que esa fuera la noche que acabara. Estaba deseoso de que se besaran de una vez y pararan de flirtear como dos adolescentes cada vez que bebian alcohol. Además, sabía que no había ningún sentimiento de por medio, simplemente eran dos mujeres atractivas que estaban en la veintena y con las hormonas por las nubes.

Cherry Bullet ( Kivi )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora