Amistades rotas

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Agosto pasó volando. Después de lo que pasó en mi cumpleaños, no me animé a encarar a mis "amigas", tenía la dignidad y el amor propio por el piso, además tenía terror a quedarme sola.

Mis supuestas amigas fingieron demencia. Me angustiaba pensar que podían hablar mal de mi cuando yo no estaba con ellas.

La "dieta" que en un principio era hasta mi cumpleaños, se extendió demasiado, y no solo para mi, para todas las del grupo.

Yo había cambiado mucho, cada vez me sentía más agotada, tanto física como mentalmente.

Lamentablemente, yo no era ala única que había cambiado. Maria estaba cada vez más malhumorada, como yo. La bulimia (Ahora se que eso de comer y vomitar se llama así, aunque entre bulimicas le dicen  Mia, como si fuese una persona o un espíritu o algo similar) la ponía insoportable.

Unos días después de todo eso, llegue a mi casa agotada, me tire en mi cama y me puse a pensar.

Yo creía mucho en la "amistad verdadera" pero todo lo que había pasado me llevo a cuestionarme varias cosas; ¿Existía o era un mito? ¿Había gente que Posta era leal con otra gente o el mundo estaba lleno de gente falsa y maliciosa? Uf, se me estaba por salir una lágrima, pero la retuve con más coraje del que creía tener.

Si bien estaba muy dolida con María por lo que había dicho de mi, por haber apoyado a las otras con lo que dijeron,  tampoco  la podía culpar del todo porque yo misma no las había encarado. Tendría que haberles dicho que no valían nada como personas, y no merecían mi amistad ni la de nadie, pero no me animé.
¿Que iba a hacer yo sin ellas? ¿Quien era yo sin ellas?

Si, fui una cobarde, una hipócrita y siento vergüenza de mi misma.

Mateo no dió señales de vida, no me mandó ni un mensaje ni nada, desde que Valentín se fue. Me sentia horrible, porque me había enamorado como una estúpida cuando el me mostró un poco de afecto. Mi autoestima caía en picada...

Para agravar todo, María ya no quería ir a mi casa. Ni siquiera a entrenar. Estaba débil y Carolina, su madre, un día llamo a la mía para decirle que estaba preocupada por su hija, que la veía demacrada y que el carácter no era el mismo. Mi mamá, que hasta ese entonces le restaba importancia a todo, le contesto que  << eran cosas de la edad>>, que yo también estaba demacrada, que tal vez estuviésemos siendo sobreexigidas y bromeó diciendo  que  necesitabamos  unas vacaciones.

Los meses más fríos del año los sufrí como nunca. Tiritaba, literalmente, bajo las mantas y acolchados. Aunque la casa era abrigada, gracias a la calefacción, mi cuerpo no la percibía. Seguía autoimponiendome un régimen cada vez más estricto que cumplía y las princesas seguían controlando el peso de cada una.

Nos ll vamos tremendo susto cuando, a fines de agosto, tuli no apareció en el liceo. La adscripta nos dijo que se había desmayado en la casa. Los padres de tuli eran divorciados, y al igual que los míos, no le daban mucha bola.

De todas formas, por suerte no fue más que un susto porque a los dos días se reintegro al liceo y la vimos muy bien. Los padres quedaron convencidos de que el estrés de los exámenes l estaban poniendo muy nerviosa y por eso sufrio una baja de presión importante. Nosotras, sin embargo, sabíamos la verdad. Pero nuestro pacto era sagrado. Silencio ante todo y ante todos. La protección era el valor más preciado de nuestro grupo.

Con todo lo que había pasado, definitivamente agosto había sido un mes muy, pero muy triste.

Denisse
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Holasss, por fin una vez q no actualizo de madrugada JAJAJA

Nada q ver la imagen, pero me gustó JAJAJAJ

Gracias por darle amor a esta historia, me pone muy feliz🥹🫶

Los amo, chauuu<3

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