03. Inquieto

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—— no debiste decirle eso...

Seiya ya había despertado, desde hace unas pocas horas, estaba demasiado cansado, tanto física como emocionalmente, su agitación había lastimado su pecho y las palabras de su hijo habían lastimado aún más su corazón. A comparación de otros días, ahora estaba mucho más decaído.

¡A la única que considero mi verdadera madre es la señorita saori! ¡No tú!

Sentía demasiada impotencia, sus lágrimas ya estaban casi secas, ya no quería romperse de nuevo, aun así sentía que en cualquier momento su garganta se desagarraría por su grito retenido.

— según tú ¿qué le dije?

— ikki... Sabes que él también sufrió estos años. — sus ojos estaban rojos y su voz... Su voz ya no tenía ni una pizca de diversión en ella... Ahora era más rasposa y lastimera. — apenas conoció a su hermana, y al igual la perdió en un sólo parpadear...

— aun así, él no tiene derecho de reprocharte nada. — ikki tomaba su mano, de rodilla frente a la cama, su expresión estaba llena de preocupación hacia el castaño. — no quiero que por ese niño te consumas... Me preocupas pegasito...

Con una leve sonrisa, Seiya tomó la mejilla del Fénix, éste tomó igual su mano y le besó.

Su momento se interrumpió por los toques en su puerta, Ikki fue quien abrió, y su expresión volvió a ser el mismo de siempre: serio, pues Koga era quien había irrumpido su tranquilidad.

— llegó ésto, para seiya.

Ikki sólo la tomó sin agradecer, antes de que Koga siquiera formulara una palabra, Ikki ya había azotado la puerta en su cara.

El menor bufó molesto, y es que venía para disculparse y lo trataban así... No, mejor y que mantenga su orgullo. Suspiró cansado y se encerró en su habitación.

Quería hablar con Edén, necesitaba un consejo para enfrentar su relación con sus padres. Esperó por varios momentos... Edén ni siquiera respondió, se dio por vencido, talvez una siesta lo ayude a pensar. Si, talvez... Un pequeño descanso antes del desastre.

Ikki suspiró frustrado al cerrarle la puerta a su hijo, pero ya no le puso más importancia, volteó encontrando la mirada acusadora de su chico por su acto. — ¿qué? ¿O hubieras preferido que lo golpeara?

Seiya negó, sentándose en su cama. — ¿Qué era lo que quería?

— un paquete y una carta para ti. — ambos estaban extrañados. Ikki leyó la información del sobre. — es de parte de Saori.

Seiya tomó la carta y ambos procedieron a leerla, juntos. Sus expresiones fueron tornandose serias al ir avanzando con la información.

Su diosa necesitaba de su ayuda.

— ¿Qué piensas hacer ahora? — ikki veía la daga ser sostenida por su pareja, era obvio que saori sabía su situación, claro que estaba al pendiente, aun así necesitaba de la ayuda del único caballero que confiaba plenamente.

— es una misión importante, es obvio que iré.

— ¡¿Cómo es que a Saori se le ocurre esto?! Sabe de tu situación y aun así se atreve a enviarte!

Seiya suspiró por quinta vez en el día, y se acercó a ikki, besando suavemente su frente. — ve esto como una oportunidad de despejarme, ¿ok? —— volvió a besarle suavemente su mejilla. ——. Puede que unos días fuera logre recomponerme.

Ikki detuvo sus caricias, viéndole con cierto temor en su rostro. —— no sé por qué siento esto pero... Siento como si va ser la última vez que nos veamos.

Problemas Familiares. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora