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JUEVES 30 DE OCTUBRE-. 22:31 hrs.

Razael, el primer príncipe de la dinastía de los demonios y descendiente directo del mismísimo Satanás. A primera vista no parecía nada más que un humano, sin embargo en el plano terrenal escondía su verdadera esencia e imagen.

Su llegada fue seguida de un silencio sepulcral.

<<¿Qué motivos podían traer al futuro rey de los demonios a la tierra?>>, pensó Salem, inquieto, pero ocultó sus emociones manteniendo el rostro sereno.

—No pensé que te veríamos en el mundo de los humanos —murmuró Malik rompiendo el tenso ambiente.

El demonio dejó escapar un suspiro.

—No puedo negarme a las ordenes de mi padre —replicó encogiéndose de hombros.

—¿El rey te envío? ¿A ti? ¿A la tierra?  —exclamó Salem sin poder ocultar su sorpresa.

—Es lo que acabo de señalar —respondió con ironía el principe.

—¿¡Por qué haría...!? —bramó Salem.

—Los asuntos que conciernen a mi reino requieren de mi atención inmediata al ser el futuro rey—le interrumpió Razael con seriedad—. Hemos descubierto que en los terrenos más recónditos del infierno están ocurriendo sucesos extraños y mi padre me ha enviado a investigar.

—¿Y esa investigación te condujo hasta acá? —le cuestionó Malik con desconfianza.

—Aun no lo creas muerte, así fue.

—No creo ninguna de tus palabras, Razael. La presencia de demonios no es bienvenida en la tierra y lo sabes —bramó la vida con desprecio—. ¿O debo recordarte "la noche roja" de hace treinta años?

Un gruñido parecido al de un animal resonó de la garganta del príncipe.

—Aquella guerra ya terminó y los demonios que se alzaron fueron eliminados. No es necesario que me recuerdes el hecho de haber tenido que matar a mi propia gente —replicó indignado—. Además, me creas o no, estoy aquí para resolver lo que está ocurriendo. Y como ambos sabemos, tampoco tienes el poder para sacarme de aquí —concluyó con una oscura sonrisa.

—¿Qué es exactamente lo que estás resolviendo? —le preguntó la muerte.

—Hay demonios que están siendo raptados del infierno hacia la tierra.

Salem y Malik se quedaron mudos.

—No sabemos si alguien está invocando demonios o ha abierto un portal, el asunto es que los están trayendo a la tierra para luego matarlos. Sin embargo, lo más blasfemo de todo es que se están quedando con la sangre de mis súbditos.

—¿Por qué alguien querría quedarse con la sangre de un demonio? —exclamó con desprecio la vida.

—¿En serio no lo sabes? —preguntó Razael y sus facciones se tensaron por la molestia.

—Mi señor —se adelantó Joshua con un tono neutral—. Existe el rumor entre los humanos de que la sangre de demonio permite purificar el color de sus sangres, haciéndolas retornar al color blanco de su nacimiento.

Los labios de Salem formaron una línea tensa mientras observó a su súbdito.

—No es un rumor emisario —le increpó el príncipe —, es la realidad. Si un humano consume sangre de demonio se genera una reacción química en sus cuerpos que les otorga nuevamente un color blanco, igual al momento de nacer... Pero el resultado es momentáneo. Tengo la sospecha de que se está generando un trafico de sangre demoniaca en la tierra y no descansaré hasta detenerlo.

—¡Un tráfico de sangre! Por el amor de Dios no hables blasfemias demonio —exclamó Salem.

—¿Crees que hablo blasfemias? ¡Se supone que estás en la tierra para hacer tu trabajo y mantener el equilibrio!—  Razael bramó, furioso—. ¿En qué demonios gastas tu tiempo, vida? ¿Acaso no vez lo que ocurre a tu alrededor?

Antes de que Salem pudiera responder, el príncipe le hizo un gesto a uno de sus guardias que sacó un periódico de su bolsillo y se lo arrojó al platinado.

—¡Ya es una realidad maldito ignorante! El problema es que humanos y demonios están muriendo por esto y lo peor de todo es que está pasando frente a sus narices. ¿Qué clase de trabajo están haciendo sus emisarios?

Crimen Escarlata {En actualización}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora