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LUNES 3 DE NOVIEMBRE-. 09:00 hrs.

Kiera suspiró con pesar cuando Razael llegó por ella en su lujoso Mercedes-Benz a la entrada del edificio.

Ante la curiosa mirada de algunos presentes supo que sería el tema de conversación en la comisaría más tarde, pero no podía hacer nada al respecto.

El automóvil se detuvo y Razael se bajó para abrirle la puerta.

Cuando ella se aproximó sintió como aquel hombre la miraba detenidamente. La cercanía de sus cuerpos se hizo evidente y la atmósfera se cargó de una tensión palpable.

—Adelante, señorita Hart —murmuró Razael sosteniendo la puerta.

Ella se subió rápidamente intentado marcar un poco la distancia, sin embargo no esperó que Razael ingresara parte de su cuerpo hacia el habitáculo del copiloto. Kiera contuvo el aliento cuando su rostro se acercó al de ella y su corazón golpeó fuertemente en su pecho.

Aquellos particulares ojos la observaron con un poderoso interés y sus respiraciones parecían acercar más sus cuerpos.

—La seguridad esta primero —le susurró él y su cálido aliento rozó sus labios.

Con un movimiento rápido y preciso Razael le ajustó el cinturón de seguridad y retrocedió lentamente, creando una distancia segura entre ambos de manera tortuosa. Sin una palabra más cerró la puerta, caminó hacia el puesto del piloto, se deslizó detrás del volante y giró las llaves.

El sonido del motor lleno el espacio entre ellos, rompiendo el silencio.

Kiera tenía los puños apretados de la molestia y no pudo evitar maldecir su suerte, mientras que Razael contuvo la macabra sonrisa de satisfacción. Aquel iba a ser un largo día.

Crimen Escarlata {En actualización}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora